Pasó el tiempo y me acostumbraba cada vez más a tenerlo cerca, de hecho, me sentía extraño, estaba comenzando a depender de su presencia, mi personalidad se estaba rompiendo, me estaba robando la libertad, pero tenía la convicción de que sin él todo sería más aburrido.
Me acomodé en la cama pasando los dedos entre sus cabellos dorados y luego bajando la mano acariciando su espalda hasta su cintura baja, posé con suavidad mi mano sobre su piel caliente y suspiré.
- ¿Ya es época de apareamiento? -dijo riendo mientras me miraba profundamente con sus ojos esmeralda.
- Que gracioso -exclamé mientras le hacía rodar para sacarlo de encima mío, me levanté y me acomodé el pantalón de pijama, tomé un pantalón y una camiseta ancha, ropa interior y calcetines.
- ¿Vas a ducharte? -oí los muelles de la cama chirriar cuando Jonh se levantó, poco después sus brazos rodearon mi cintura y me atrajo a su cuerpo semidesnudo.- Voy contigo.
He ido aprendiendo varias cosas, una de ellas es: cuando él dice que va a hacer algo lo hará, no importa lo mucho que discuta, no cambiará de opinión.
Asentí y quité sus brazos de mí para dirigirme al baño, entré y me quité el pijama que llevaba, me metí en la ducha y abrí el agua, cuando conseguí regularla para que fuera caliente apareció Jonh y se metió conmigo.
Decidí darle la espalda y restregar mi cuerpo con fuerza usando la esponja para eliminar toda suciedad existente en este, sentí una segunda esponja frotando mi espalda en círculos y dejé que lo hiciera.
Masajeó toda mi espalda dando ligeros apretones en mis hombros, y en poco tiempo ya estaba apoyando mi cabeza en su hombro disfrutando de las sensaciones provinentes de su tacto y sus acciones.
Envolví su cuerpo en mis brazos y di suaves besos en su cuello gozando de sus jadeos y de como sus manos tocaban el interior de mis muslos.
Hace un mes atrás hubiera pensado que era repugnante, pero ahora... No se sentía tan mal como imaginaba, creo que incluso podría disfrutar de solo su existencia, le había cogido demasiado aprecio, un aprecio peligroso que solo traería problemas.
Solo unas cuantas caricias y ambos ya estábamos duros y preparados, envolví con mi mano su erección y la jalé para acercarle más a mí a lo que él respondió con una caliente sonrisa.
Juntó nuestras erecciones húmedas y palpitantes y las apretó entre ellas con la mano, la subió y bajó con fuerza e ímpetu en hacer el momento más placentero dando suaves mordiscos en mi cuello y succionando la piel de este, eso dejaría marca.
Solté un suave lloriqueo cuando apartó su mano y le miré a los ojos intensamente, me sostuvo la mirada de la misma manera y apagó el agua de la ducha, me volvió a besar mientras nos dirigimos tropezando y chocando contra cada pared a nuestra cama. Nuestra... Sonaba bien...
Me lanzó a ella y se puso sobre mí llenando mi boca con su resbaladiza lengua, rodé con él mojando las sábanas y separé sus piernas hundiéndome en ellas.
- Kaniro... -jadeó en mi yugular mientras me rodeaba con las piernas atrayéndome más a él.- Entra ya, no importa...
Me mordí el labio después de besar su hombro y tomar mi miembro colocándome en posición, le miré para saber si estaba seguro, no sé si se lo pregunta a él o a mí mismo.
Asintió y eso fue todo, me introducí en él notando como sus paredes me estrechaban según más profundo entraba.
Jonh soltó varios quejidos y gruñidos dolorosos, pero se aferró a mí dándome un claro mensaje: "No te alejes".
Me detuve al estar completamente dentro de él y suspiré varias veces tembloroso, sentía que debía decir algo, pero de mi garganta no salía ninguna palabra, simplemente gemidos roncos en cuanto se acostumbró y comencé a embestirle.
- Kaniro... -volvió a gemir mi nombre al mismo tiempo que rodeaba mi cintura con sus piernas y me atraía hacia su interior.
Posé mis manos en sus caderas y lo acerqué a mi pelvis en cada embestida, poco a poco fui aumentando el ritmo hasta llegar a un punto en que se retorcía debajo de mí y dejaba escapar sin vergüenza alguna esos gritos ahogados y gruñidos que tan duro me ponían.
- Ahora ya no... hablas tanto -susurré entre un gruñido y apresé el lóbulo de su oreja entre mis labios.
- C-Cállate...! -se mordió el labio y arqueó la espalda en un espasmo cuando hallé un punto bastante sensible en su interior.
Sonreí con superioridad, ahora era yo el que lo tenía totalmente a mi merced. Hicieron falta tan solo tres duras estocadas para que clavase las uñas en mi espalda y se corriera manchando nuestros abdómenes al mismo tiempo que contraía su interior, pasó poco tiempo hasta que yo también acabé, dentro suyo, manchando su profundidad con mi semen.
Me tumbé sobre él cerrando los ojos sin salir todavía, se sentía muy bien, demasiado, no solo por el placer, eso no me aterraba, sino porque sentía que estaba bien hacer esto con él, que estaba bien quedarme a su lado.
Él no dijo nada en la siguiente media hora, se limitó a tratar de recuperarse de su orgasmo y acariciar mi espalda con la yema de los dedos dibujando figuritas imaginarias.
Había oído hablar sobre ese tipo de hombres que al acabar el sexo se ponían muy cariñosos, pero jamás pensé que Jonh fuera uno de ellos.
Yo tampoco dije nada, decidí no hacerlo, tampoco le veía la necesidad, preferí cerrar los ojos y disfrutar de sus caricias relajándome tanto que solo conseguí quedarme dormido.
Esto era malo, muy malo.
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Solo Un Juguete Más (Hard Yaoi) FINALIZADO.
RomanceKaniro Ashitomi, 19 años. ¿Fue causa del destino o simplemente tuvo mala suerte? Tomó una horrible decisión al entrar en el lugar que causaría su perdición. Como dicen, él estaba en el lugar y momento equivocado. Fue vendido como un esclavo y ahora...