Valérie Princesa de Valquirias y Björn Piel de Hierro se encontraban tumbados en la fresca hierba del claro, bañados por el rocío de la catarata y el sudor mútuo. El sonido de agua contra agua inundaba el ambiente, sofocando de esa forma las respiraciones agitadas de la pareja oculta entre las flores y la vegetación, solamente visible a los ojos de los Dioses.
La Princesa, en esos momentos tenía sus esbeltas piernas enroscadas con las de Björn y su delicada y hermosa cabecita recostada en el fuerte pecho desnudo del joven. Él se dedicaba a acariciar la magnífica cabellera rubia de la chica con tremenda delicadeza, como si se tratara del objeto más preciado del mundo y no quisiera romperlo.
—Björn —susurró Valérie levantando la mirada hasta los profundos ojos del chico—, me hace feliz que hayas sido tú el primero.
El joven Piel de Hierro sonrió ante las palabras de la Princesa e hizo que ésta última se acercase a sus labios para poder besarla.
—Y a mí me lo hace que a ti te lo haga —rió él, apartando un mechón de la cara de Valérie, que le devolvió la sonrisa sin poder apartar los ojos de los del joven.
—Sólo por curiosidad... —Valérie se mordió el labio inferior, divertida—, ¿qué era eso de que no ibas a esperar a que una niña malcriada te escogiese por encima de tus hermanos?
Björn rodó los ojos y sonrió ligeramente.
—Cosas que se dicen en el calor del momento, eso es todo —susurró él, con la mirada fija en la joven Princesa.
—¿De verdad crees que soy una niña malcriada?
Björn frunció el ceño y sonrió, divertido.—¿Cómo puedes preguntarme eso? Eres lo más alejado a una niña malcriada que he conocido nunca —respondió, más concentrado en el cuerpo de Valérie que en las palabras que salían de su boca—. Vamos, ven aquí —gruñó, dando un ligero apretón en el muslo izquierdo de la joven para pegarla aún más a él antes de comenzar a besarla.
No obstante, la Princesa se vio distraída por un fugaz sonido provinente de la vegetación que se levantaba a su alrededor. Fue como si una ramita se hubiese quebrado en el umbral del bosque; más bien como si algo la hubiese roto, aunque Björn no pareció percatarse de ello ya que siguió besando su cuello como si nada hubiera sucedido.
—Björn... —murmuró Valérie frunciendo el ceño, intentando concentrarse en el el límite de la arboleda mientras el joven clavaba con deseo sus rudos dedos en las nalgas de la joven, haciendo que se colocara a horcajadas encima de él.
—Mmm... ¿qué te ocurre? —Piel de Hierro dejó una marca en el cuello de la Princesa, provocando que la joven soltara un leve gruñido antes de bajar la mirada hasta los marinos ojos de Björn.
—¿No has escuchado...? —preguntó ella, rozando sus labios con los del chico, que la besó antes de que pudiera seguir hablando.
—¿Escuchar? —sonrió él maliciosamente—. ¿Escuchar el qué? —con un movimiento rápido, Björn llevó su mano derecha hasta la entrepierna de Valérie, haciendo que la respiración de ésta última se agitara repentinamente—. ¿Tus preciosos gemidos? Me gusta escucharlos...
Y tal como había ocurrido minutos antes, los dos jovenes sucumbieron al deseo carnal una vez más; sintiendo cómo sus cuerpos se convertían en uno solo y cómo el más grande de los placeres los invadía a ambos. Tenían la certeza de que los dioses lo habían querido así; no obstante, ambos ignoraban un factor muy importante.
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Entre Vikingos
Historical FictionValérie es una hermosa joven que ha vivido toda su vida en una granja a las orillas del Sena junto a su familia adoptiva. No obstante, nunca ha creído en Jesucristo ni en nada que tuviera que ver con el cristianismo. Ella prefiere las historias sob...