Daddy Hard [Ravi]

Nuevo Trabajo

Nuevamente me dirijo a la empresa.

Lo que sucedió ayer con Ravi no puedo superarlo. ¿Por qué me contuve? ¿Por qué no reaccioné cuando lo tenía tan cerca? ¡Aish!

Sólo te diré algo Kim Wonsik.... Yo sé jugar y muy bien.

Ayer después de salir de la empresa pasé por la plaza comercial y compré el regalo de Justine...

Y ahora tengo que vestirme como toda una puti secretaria.

La falda era muy corta y hacía notar mi definida cintura, llevaba una blusa que tenía abierto los primeros dos botones, y no faltaban las típicas zapatillas de una secretaria.

Esta mañana mi madre me miraba orgullosa. Aún recuerdo sus palabras de alago. "Esa es mi hija toda una señorita de negocios"

Reí amargamente, subí por el elevador personal y por fortuna habían personas adentro, entre ellos tres hombres y joder para mí suerte me miraban deseosos. Tierra tragame ahora.

Por fin pude llegar a la oficina de Ravi. Claro evitando las miradas lujuriosas de los sin vergüenza esos.

Toqué la puerta y esperé unos segundos para que me respondiera. Pero nada. Volví a tocar y hasta que me permitió pasar. Sólo rodee los ojos.

—Adelante. —Entré y lo vi sentado en su silla revisando unos papeles. No había atraído su atención hasta que me miró.

—Ya ¿ahora que es lo primero que haré? —Le dije, no apartaba su mirada de mí. Se acercó sin dirigir una palabra y sus ojos se tornaban deseosos. —Que... ¿No me responderás?

—Sólo te diré que... —Me tomó de la cintura acercándome a él y sorprendida lo miré. —Te ves muy bien. —Susurró en mi oído con una voz ronca.

Se alejó sonriendo divertido.

—Bien por ahora sólo necesito enviar estos papeles y verificarlos si están correctos y enviarlos a mi padre. Por cierto estoy muy cansado, pero sé que lo harás tú. —Incrédula reaccioné, puse mis manos a mi cintura y me acerqué a su silla donde el estaba ahora sentado.

—No deberías de estar en estrés —Me senté sobre sus piernas, moví la recargadera de la silla y lo hice mirarme. —Si quieres puedo quitar ese cansancio —Pude sentir cuan nervioso estaba, mi juego está por comenzar. Me separé de él y di masajes en sus hombros a lo que el cerró sus ojos y disfrutando soltó un suspiro.

—Sí ahí... —Vi como formaba una sonrisa de satisfacción y me detuve.—¡Hey! ¿Por qué te detienes?

—Aquí yo sólo soy la secretaria, no masajista. —Moví mis caderas pero me tomó bruscamente de mi muñeca hizo que girara y quedáramos de frente.

—Eres mi secretaria y puedo hacer lo que se me pega la gana, aquí yo soy tu jefe. —De la nada me atrajo más a el y me empezó a besar. Yo obviamente le acepté, ya se había tardado tanto en hacerlo, hizo que me sentara en su regazo lo bueno que la silla estaba amplia y abrió mis piernas a sus costados sin despegar sus labios con los míos.