Capítulo 32

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C A P Í T U L O  3 2

SKYLAR BANNERMAN

Felicidad y paz.

¿Hace cuánto tiempo no me había sentido tan feliz y tranquila como hoy?

Si me lo pongo a pensar bien y a fondo no recuerdo la última vez dónde estuve tan feliz por la mañana, sin embargo, la excepción es hoy, dormí plácidamente toda la noche, entre sus brazos y su calor, sintiéndome una mujer querida, llena en todos los sentidos. Quisiera encerrar el tiempo y olvidarme de todo, pero no puedo, en mi mente todavía hay una inquietud que no me deja disfrutar.

Pensar en Dante me inquieta, porque no sé cómo le diré la verdad, no sé cómo se lo vaya a tomar, porque le mentí, pero no puedo quererlo de la misma forma en la que quiero a Alex.

Alex es especial. Es el único hombre que se ha podido adueñar de mis sentimientos y mi corazón, y nadie más podrá tomar su lugar.

Nadie.

Suspiro pesadamente y estiro mi mano, alcanzando mi celular en la mesita que tiene Alex a lado de su cama, lo tomo y lo enciendo, y lo primero que veo son sus mensajes en la pantalla de bloqueo.

«Mi mamá ya está mucho mejor, solo fue otra crisis de asma. En verdad no te quise dejar sola, Sky»

«Discúlpame mucho, sé que te esforzaste en verte hermosa para que yo solo te dejara a la suerte, pero prometo recompensarte»

«¿Una hamburguesa crees que sirva para hacer las pases? :)»

Claro, él preocupado en el hospital, ¿y yo? Acostándome con Alex.

Me quedo unos segundos mirando sus mensajes y algo dentro de mí se apachurra, me siento llena de culpa, porque Dante es un hombre bueno, pero yo no correspondo sus sentimientos.

La cobardía se apodera de mí y solo soy capaz de volver a dejar el celular en la mesita, no me atrevo a responderle con mentiras. No se lo merece.

Me acomodo en una mejor posición en el colchón y observo con determinación el liso techo de la habitación, la claridad de la luz de afuera ni siquiera atraviesa las cortinas, pareciera que aún es de madrugada, aunque no es así.

Volteo a mirar al hombre a mi lado y una impredecible sonrisa se forma en mi cara, su respiración es tranquila, y su cabello negro está desordenado, se ve tan guapo así dormido, que deseo tomarle una foto, pero por la oscuridad no podré, así que guardo su imagen dentro de mis recuerdos y le doy un beso en su sien.

De pronto el sonido de mi celular inunda la habitación y me sobresalto, asustándome. Reacciono rápido y lo tomo antes de que se pueda despertar Alex, y miro la llamada entrante de mi tía.

—¡¿Dónde estás, Skylar?! —me cuestiona alarmada. Me incorporo en la cama y sin hacer el más mínimo ruido recojo del piso la camisa que Alex traía anoche puesta.

—Con... Alex —respondo, aplanando mis labios y sosteniendo contra mi hombro el celular para ponerme con rapidez la camisa, huele ligeramente al alcohol derramando, pero aún así me la dejo puesta.

—¿¡Y ya miraste la hora que es? —chilla y me siento en la esquina de la cama para no hacer ningún ruido.

—Es que me quedé dormida sin querer y luego el auto de Alex se quedó sin gasolina para llevarme de vuelta —mentí, diciendo las palabras demasiado rápido y atropelladas —. Y apenas acabo de despertarme por tu llamada y...

Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora