Reencuentros

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Narro yo

Y así todos y cada uno de los ocupantes del barco salieron, algunos altos y bronceados, clavos y con muy poca ropa, otros eran pequeños de largas barbas ataviados con joyas luciendo rostros severos, algunos moviéndose como el viento elegantes, ahí estaban los que lucharon junto a Eragon para traer paz a Alagaesia.

-Hipo, déjame presentarte a Orik, rey de los enanos- dijo Eragon mientras le daba un abrazo a un enano el cual estaba ataviado con una cota de malla de oro y un yelmo el cual tenía varias piedras preciosas.

-Rey Orik es un honor tenerlo aquí y poder luchar a su lado,  si necesita algo sólo debe pedirlo- contestó el castaño mientras hacia una reverencia.

-Rey Hipo, ambos ostentamos el título de líderes así que hablemos como si fueramos amigos de toda la vida, agradezco que permitiera a mis enanos quedarse, la lucha será dura pero por todos los clanes y mi honor que venceremos- dijo así el rey de los enanos mientras su pueblo golpeaba sus armas en sus escudos

-Rey Orik será un honor luchar a su lado sea bienvenido Berck- dijo en respuesta el castaño mientras hacía una reverencia.

Posteriormente llego un dragón sus escamas eran de los colores de las hojas, así como de las esmeraldas, y verde claro cerca de la base de sus patas. Sus ojos no eran del mismo color de sus escamas a diferencia de los otros dragones, su color eran ámbar, con picos blancos aunque eran un tono más oscuro que Saphira.

Arriba de esa majestuosa bestia iba la reina de los elfos la cual era de igual belleza que su compañero de alma, de cabello negro azabache y ojos verdes, rasgos afilados sumamente seductores haciendo que más de uno no dejará de mirarla, entre ellas el jefe de la aldea y de su eterno enamorado, el líder de los
Jinetes quien al verla de nuevo solo pudo caminar hacia ella para extender su mano y ayudarla a bajar y así juntos llegar con Hipo quien seguía perdido en esa belleza.

-si la sigues viendo Astrid te matará- dijo divertido Chimuelo asustando así a su amigo.

El castaño solo volteo a ver a su esposa la cual sostenía su hacha de manera amenazante, el solo pudo tragar en seco.

-Tú y yo hablaremos cuando estemos en la casa Haddock-fue lo que dijo la rubia antes de volver a su posición y sonreír como si nada pasara.

El castaño solo asintió para así empezar con el saludo de los elfos, lo cual tomó por sorpresa a su visitante quien gustosa siguió la tradición.

-Bienvenida reina Arya lamentó el conocernos en estas condiciones tan peculiares pero Bienvenida a Berck, espero que disfrute su estadía usted y su amigo- dijo así Hipo mientras hacía una reverencia al dragón.

-Gracias rey Hipo, mi pueblo y yo honraremos el pacto de ayuda formado por humanos y elfos, juntos derrotaremos la tiranía y recuperaremos la paz perdida- dijo Arya antes de dar la vuelta y caminar hacia Eragon quien parecía ansioso por estar con ella.

-Rey Hipo, juro que con mis garras y mi fuego yo Firnen le ayudaré a usted y a mi jinete a llegar a la victoria- dijo aquel dragón mientras hacía una reverencia, su voz mental era mucho más grave que de la de los demás dragones incluyendo a Gleadr y Umaroth y los demás dragones dentro de sus Eldunarí los cuales habían servido de guía para los jinetes.

-Agradezco tu promesa y espero que puedas ser un gran maestro como lo han sido Saphira y Eragon- dijo así Hipo antes de que Firnen volará perdiéndose en las nubes seguido se Saphira.

-Tal parece que yo soy la última-  dijo una joven de más de veintidós años  de piel morena, ojos almendrados y de color negro, labios gruesos y pómulos redondos con él cabello color negro, la cual lucia ocho cortes en los antebrazos, caminaba con un porte el cual a leguas denotaba que pertenecía a la realeza-Rey Hipo mi nombre es Nasuada reina de los humanos y líder de los Vardenos tal como lo fue mi padre Ajihad, nos unimos a usted para así derrocar al mal que lastimosamente dejamos escapar- dijo así mientras hacía una reverencia.

-Se bienvenida, tú y tu gente son una gran ayuda para esta lucha, agradezco sus palabras de cada uno de los lideres y lamentó que los urgalos estén en pleno viaje para unirse a nosotros, pero sé que juntos podremos vencer así que bienvenidos a Berck- dijo Hipo mientras levantaba su espada y su dragón lanzaba un rugido, todo el
Puerto se lleno de gritos de júbilo y vítores.

Tras un breve intercambio de palabras se decretó que ese día sería de fiesta para honrar a los invitados, y así la celebración comenzó.

Narra Hipo

Tras varias horas de celebración pude distinguir seres peculiares en las comitivas de cada uno, por ejemplo a Roran "Martillazos" a Murtagh "Asesino de reyes" primo y medio hermano de Eragon quienes platicaban y algunas veces reían, los trovadores narraban las anécdotas de cada uno, por ejemplo la vez que Roran mató a casi doscientos hombres solo con su martillo, o la batalla de Farthen Dur, yo solo pude sonreír al escuchar esas historias, pero aún así un hacha en mi cuello hizo que me volteara.

-Parece que el jefe se divierte o está huyendo de su esposa- dijo Astrid mientras su hacha no dejaba de apuntar a mi cuello.

-Astrid...cariño...yo puedo explicarlo- dije mientras trataba de alejar su hacha de mi.

-Cállate Haddock, si quieres le digo a Arya que venga y te consuele ya que ella si es perfecta para ti- dijo mientras las lágrimas caían de su rostro y su hacha dejaba mi cuello -Claro ella si es reina, en cambio yo solo soy una guerrera que trata de comportarse como una jefa- eso me dejó impactado.

-Astrid, My Lady, nadie me interesa más que tú, ella solo es un elfo más, tú eres el amor de mi vida, juro que antes pierdo la otra pierna antes que dejarte ir- dije mientras tomaba su rostro para juntar nuestras frentes.

-Júralo Haddock, no me abandones nunca, siempre seremos tú y yo- decía entre sollozos Astrid, yo solo asentía ante cada petición.

-Te lo juro, ahora venga que esto es una celebración antes de que los días malos llegue, me haría el honor de acompañarme mi dulce esposa- dije mientras le extendía mi brazo para invitarla a bailar.

-Acepto mi chico dragón pero antes...- dijo Astrid antes de lanzar su hacha la cual voló por el gran salón antes de estrellarse en un escudo donde quedó clavada, ante tal acción todo vitorearon y alzaron sus cuernos- No iba a cargarla todo el tiempo- dijo entre risas antes de darme un largo y profundo beso.

No pude más y comencé a reír para así empezar a bailar con mi esposa junto a nuestros amigos los cuales, se movían con sus respectivas parejas, lejos por la mesas pude ver a Bocón hablando con los enanos de herrería y a mi madre con los elfos sobre el cuidado dé dragones, muy cerca a Eragon quien reía con Arya la cual mostraba un pequeño sonrojo o a Nasuada quien sacaba a bailar a Murtagh el cual de mala gana acepto, solo espero poder protegerlos a todos y cumplir así con mi deber de jefe.

Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora