El resurgir de la orden

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Narra Astrid

Tal y como Eragon dijo al día siguiente un gran barco se movía en las costas de Berck, Hipo iba con su capa de piel de oso negro con su armadura puesta recién lustrada, yo está a su derecha con una capa blanca y a su izquierda estába Valka con expresión solemne, parece que no ha olvidado como ser jefa, yo por otro lado estoy hecha un mar de nervios.

-Pequeña nadie dijo que ser la futura jefa de Berck sería fácil así que vete acostumbrando- dijo tormenta divertida mientras se ponía tras de nosotros, que impone más que tres lagartos gigantes con alas que escupen fuego.

-Lo se, solo que no se...es raro no se si estoy hecha para esto, digo Hipo y Valka se ven como verdaderos jefes, yo me veo sólo como alguien listo para pelear- dije mientras miraba esas velas las cuales no estaban hinchadas aunque no hubiera viento...eso debe ser magia.

-Mi querida compañera de alma eres una gran futura jefa, e Hipo lo sabe, por eso quiere que estés a su lado, así que deja de llorar y sonríe que ya están por llegar- dijo Tormenta mientras se acomodaba para parecer solemne, yo solo pude tomar la mano de Hipo y dar mi más grande sonrisa.

Al poco tiempo el barco llego con celebración, Saphira rugió callando a todos, para después retomar los gritos con júbilo y alegría.

-Parece que es muy energética y le encanta ser el centro de atención- dijo Valka soltando una risa divertida.

-Bienvenido seas Eragon Asesino de Sombra, esto es Berck sientete como en tu casa- dijo Hipo mientras le daba la mano seguido de un abrazo.

-Me honra con este recibimiento majestad, espero que mis acompañantes no sean una molestia- dijo mientras hacia una reverencia dejando ver a una persona muy baja pero con grandes brazos y una barba muy tupida.

-Soy Hilk majestad hijo de Folk, soy el representante de los enanos en esta travesía, a pesar de estar en diferentes clanes no dudaremos en poner nuestras hachas y mazos para ayudarlos- dijo de manera rápida y concisa ese enano.

Después de eso un hombre apareció alto con rasgos salvajes y afilados de cabello blanco como la nieve, el cual se movía de manera elegante, pero a la vez denotaba un mistisismo demasiado grande.

-Yo soy Slug pertenezco a los elfos enviados por la reina Arya, no duden que entraremos a la lucha si es necesario- dijo de manera muy breve y consisa eso es raro.

Después de eso paso el acompañante más tenebroso de todos, era un ser de dos metros de alto espalda demasiado ancha, musculoso, de frente ancha, pero lo que más sorprendía eran los cuernos a lo largo de sus cienes y sus colmillos que sobresalían de su mandíbula, al acercarce dio un grito el cual hizo que mi piel se helara.

-Soy Skull, acompaño a lengua de fuego en este viaje, mis carneros están listos para probar su honor en combate, por seguridad no estaremos aquí pero si requieren de ayuda acudiremos- dijo con voz grutural y firme mientras sus hombres rugian en señal de aprobación.

-Bienvenidos enanos y elfos, espero que puedan vivir de manera amable y hacer que podamos coexistir, y a ustedes urgalos espero contar con tan fieros guerreros al momento de la lucha  - dijo Hipo sonriendo-Bueno sin mas todos a festejar-

-Antes de eso Rey Hipo queremos que sus habitantes pasen y vean si son los elegidos por los huevos para ser sus compañeros de alma, corazón y mente- dijo Eragon antes de hacer que varios hombres depositaran en el suelo varias cajas con diferentes piedras de colores variados,-Estos son huevos de dragon, todos pasarán y tocarán cada uno para así poder ver si es uno de los elegidos para pertenecer a la orden de los jinetes de dragon- término al fin mientras varias filas de adolecentes y jóvenes se empezaban a formar, desde humanos, enanos, elfos hasta urgalos, algunos huevos se abrían revelando pequeños dragones que a penas si podían mantenerse de pie, son tan tiernos.

-Parece que la aldea crecerá demasiado mi chico dragón- dije mientras ponía mi cabeza en su hombro.

-Si My Lady pero eso nos ayudará, si lo que dijo Eragon es verdad Drago y Drax están en pie de guerra, debemos estar listos para la lucha.

-Perdonen mis señores el señor Eragon quiere verlos- dijo un joven de no más de veinte años de cabello obscuro, delgado y de ojos cafés, ambos asentimos para seguirlo hasta Eragon quien estaba riendo con un elfo, quien al ver al joven hizo una cara de asco para después irse.

-Astrid, Hipo amigos todo va bien ya hay varios candidatos, sólo queda un huevo pero no elige a nadie, será una lastima, Alexander, puedes traerlo por favor- dijo Eragon quien solo sonreía ante el hecho sin precedentes los dragones que su pueblo creían extintos junto con sus jinetes vuelvan,-Cómo decía, debemos dividir el territorio pues los enanos desean las cuevas y montañas, lo elfos los bosques quienes los cuidarán y harán florecer, nosotros nos podemos quedar en su aldea y ayudarla a mejorar, tenemos grandes constructores- finalizó, antes de que pudiéramos seguir hablando un crujido nos alertó,  era el huevo se estaba rompiendo el manos del ayudante quien asombrado veía como una cabeza negra se asomaba.

-Parece que están todos los jinetes- dijo Hipo soltando una risa.

-Bien pues es momento de reunirse con los nuevos reclutas- dije sonriendo ante el bello momento.

Habían un total de cuarenta aspirantes todos con su respectivo dragón, parecía una lluvia de colores.

-Bien ahora son herederos de un legado ancestral, primero deberán conocer a su dragón darle un nombre, yo soy Eragon hijo del jinete Brom, muestren orgullo ante eso, ahora si el jefe y su futura esposa nos harían el honor de pasar con los reclutas así como sus amigos quienes desde este momento son miembros de la orden- dijo mientras nos dejaba pasar, genial ahora seremos aprendices de nuevo.

-¡Caroline controla a tu lagarto!- dijo una de las chicas mientas un dragón color aquamarina mordía a otro color morado.

Genial....va a ser algo nuevo pero todo sea por proteger la aldea.

Narró yo

Lejos, muy lejos de ahí un barco con velas negras con una solitaria llama escarlata pintada llegaba a una costa desolada, su capitán de cabello obscuro cual carbón, mirada fría daba órdenes a sus cansados hombres.

-Parece que ya llegamos mi querido amiga- dijo mirando a esa sombra de pelo escarlata.

-Si mi querido Drax, aquí está, sumido en su locura-dijo la mujer con voz cantarina como si fuera algo divertido.

Tras varios minutos de escalada llegaron a lo que parecía un trono de piedra en la cual había una figura corpulenta sentada con una mirada fría.

-¿Quien osa molestar al señor de los dragones?- dijo mientras se acomodaba.

-Perdone Drago Mano Dura gran amo de dragones, mi nombre es Drax hijo del rey Galbatorix, mi padre me hablo de usted, así que vengo ofreciéndole un trato, ayudeme a vengar su muerte a manos de los traidores y le prometo el control del archipiélago- dijo con voz segura y convincente.

Una risa grutural salió de su boca acompañada de un poco de demencia.

-Ya no quiero el archipiélago...solo deseo la cabeza de Hipo Haddock en el mástil de mi barco- dijo para después sufrir un ataque de tos.

-Mis espías indican que Eragon y sus adeptos están en Berck, así que ayudemonos destruyamos a nuestros enemigos, mi padre me enseñó a quebrar la mente de los dragones libres y hacer que cumplan cualquier orden, usted sabe romper su espíritu, animo y le juro que la cabeza del rey de Berck será suya- concluyo Drax mientras extendía su brazo para cerrar el trato.

-Me agradas eres idéntico a tu padre, acepto...¡Draco....toca el cuerno es momento de que salgamos de caceria otra vez-

Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora