Asedio

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Narro yo

Y así tras una semana de planeacion, de un exhaustivo sondeo de terreno, llego el día que todos temían...el día de la batalla final.

Uno a uno empezaron a salir de sus tiendas aún con la madrugada cubriendo sus movimientos.

-Eragon llegas tarde- dijo el rey de los enanos mientras se ponía al frente de lo a suyos para esta pelea.

-Lo se Orik estaba ocupado dando las últimas instrucciones a los jinetes- dijo el susodicho mientras comprobaba su armadura al igual que su espada.

-Es difícil ser un líder amigo, dímelo a mi tengo a mi mando a todas las casas- dijo el enano con una sonora carcajada haciendo de las placas de su cota sonaran mientras que su casco con forma de corona el cual tenía incrustaciones de piedras preciosas emitía pequeños destellos a la luz de las antorchas.

-Lo se amigo pero tú no tienes que cuidar a un lagarto de cinco metros que escupe fuego- dijo mientras acariciaba el costado de Saphira.

-Este lagarto podría dejarte caer desde la cima de las Vértebras así que yo que tú moderaría mi forma de hablar amigo del alma- respondió la dragona lanzando una fumarola de sus fosas nasales mientras empujaba a su amigo.

-Es una dragona de cuidado Eragon- dijo la reina de los elfos mientras reía un poco, había cambiado su usual conjunto de cuero curtido negro por una armadura negra adornada con plumas de cisnes las cuales contrastaban con su pálida piel y sus ojos dándole un aspecto más fiero pero a la vez hermoso.

-Tienes toda la razón Arya, pero, aún así no me imagino una vida sin ella- dijo así el líder de los Jinetes mientras ayudaba a bajar de Firnen a la reina de los elfos quien simplemente asintió a la observación de su eterno enamorado.

-Eragon promete lo siguiente- dijo Arya cuando sus pies tocaron el suelo-Sobreviviremos a esta batalla y te casaras conmigo, no quiero terminar sola en este mundo- todos se quedaron sorprendidos por la acción de la reina pero tan pronto la sorpresa pasó el campamento estalló en vítores.

-Lo prometo Arya, estaremos juntos- dijo Eragon riendo mientras la tensión aminoraba pues ahora todos querían ganar para ver la boda entre el líder de los Jinetes y la Reina de los Elfos.

Un poco apartado de todo un semielfo luchaba con la cuerda de su cota de malla mientras sonreía de manera melancólica por todos los acontecimientos.

-Pareces afligido hermano de alma, ¿Pasa algo?- eso más que una pregunta parecía una afirmación pues el segundo al mando de los Jinetes no se concentraba en sus labores y las llevaba acabo de manera torpe desde esa pelea con su amada.

-Claro mi amigo...solo que Caroline me ha evitado desde que llegamos, solo habla conmigo para reportar las misiones de exploración- fue la respuesta del mestizo mientras miraba los ojos de su otra mitad, de la única persona que lo conocía tan bien como el mismo, aquellos ojos negros como la obsidiana, con pequeños toques de carbón al momento de reflejar la luz.

-Si no puedes arreglarlo ahora es mejor que lo mandes al rincón más profundo de tu mente o puede costarnos la vida y créeme aún no quiero morir- dijo Galdir mientras unas motas de humo salía de su boca por el clima frío.

-Lo se amigo creo que hablaré con ella...- no pudo seguir hablando pues un intenso dolor llego pues al no estar concentrado se corto la mano al enfundar un pequeño puñal elfico.

-Soy un idiota- dijo aquel Jinete mientras buscaba entre sus cosas algo para parar la hemorragia.

-Sabes que puedes usar magia ¿verdad?- dijo aquella voz que el adoraba la cual lleno el aire y ahí estaba ella...su valkiria mientras ella usaba ropas de cuero curtido la cuales le daban una gran movilidad y esa capa de zorro ártico le daba un toque exótico al igual que su cabello el cual se encontraba trenzado de la parte derecha haciendo que hiciera un contraste con su otra mitad la cual estaba lisa y suelta.

-Lo se perdona yo no estoy concentrado- fue su respuesta mientras se enfocaba en usar su magia pero las palabras no surtían efecto parecía que al final la convicción no estaba.

-Te ayudaré...dame la mano- dijo Caroline mientras tomaba la mano de su superior la cual estaba fría pero él parecía no notarlo, exclamando las palabras en el idioma antiguo el corte por fin se desvaneció.

-Supongo que debo decir gracias- dijo el chico apartando su mano para seguir preparando sus cosas para la batalla.

-Esperaría eso- dijo la chica algo incomoda.

-Bueno pues gracias por ayudarme...será la batalla final...- dijo riendo un poco.

-¿Y qué harás...- preguntaron ambos al mismo tiempo.

-Anda tú pregunta primero...lo mío no es tan importante- dijo el azabache mientras reía nervioso.

-Yo bueno...yo...si claro yo...deberá ser así...bueno pues lo qué pasa...- empezó a rubia cosa que extraño a su compañero-será rápido

Y así unió sus labios con los de su amante, ambos saborearon esa pasión que los atraía...después de ese beso ambos estaban agitados y sonrojados.

-Parece que ambos nos extrañábamos- dijo Alexander riendo mientras depositaba un beso en su frente.

-Eres un idiota pero al menos eres mi idiota- fue la respuesta de la vikinga mientras ayudaba a su amante a vestir la armadura -¿Que no la primera regla para ser un soldado es hacer esto tú solo?-

-Supongo que si pero me gusta que tú me ayudes...me da tranquilidad...Caroline si no vuelvo...-y antes que pudiera seguir un dedo callo su boca.

-No digas eso amado mío...regresa a mi, con la sangre de nuestros enemigos en tu cuerpo, pues los dioses vinieron a mi y dijeron que no moriríamos aquí- fue la respuesta de la chica mientras abrochaba el peto para seguir con las hombreras.

Al poco tiempo ambos estaban listos para la lucha al igual que cada hombre, elfo, enano, urgalo y Dragón en ese campamento, el ambiente se había sumido en un bullicio susurros mientras la líder de los Vardenos caminaba entre ellos.

-¡Bien Vardenos escuchen!- gritó Nasuada mientras subía a un pequeño montículo para dirigirse a sus tropas, las cuales callaron dando paso a un silencio sepulcral y así prestaron atención a su líder.

-Se que en estos tiempos obscuros la duda y el miedo han inundado sus corazones, ese mismo miedo me aqueja a mi, pero hoy amigos míos luchamos no por mi, ni por ustedes, luchamos por defender la libertad de nuestra tierra de la tiranía que nos subyugó por cien años la cual llego a su fin con el sacrificio de muchos de nosotros entre ellos mi padre y el antiguo líder de los Vardenos, si el miedo estruja sus corazones piensen en sus hijos, sus padres, sus hermanos y hermanas, de ahí nacerá la verdadera fuerza pues este es el último bastión del enemigo, ¡hoy la victoria será nuestra!- termino así el discurso entre gritos y golpeteos de armas en los escudos, uno a uno los estandartes eran levantados, las plegarias comenzaban a ser recitadas.

-¡Por la libertad y por la justicia!- gritó Nasuada mientras corría rumbo a la fortaleza, mientras todos y cada uno la seguían, las catapultas disparaban sus proyectiles los cuales impactaban con la muralla y sus miles de torres y así la batalla final contra Drax y sus hombres comenzó.

Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora