18.- Cambio de roles.

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18.- Cambio de roles. Elige una novela e intercambia los papeles de los personajes principales con los secundarios para crear una nueva ficción

Me siento sumamente oxidada en esto, pero por eso es un reto, para desafiarme y sorprenderme cuando termine (incluso si eso me lleva bastante).

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Aunque el  invierno había helado sus venas, la escarcha había marchitado sus botones y el huracán había partido sus ramas, el rosal seguía resistiendo firme bajo la ventana del estudiante. Un dolor inmenso le recorría día a día, pero él no perdía la esperanza, aguantaba las gélidas noches esperando ser acariciado, aunque fuera por un instante, por los rayos del sol.

En su pena y sufrimiento, escuchaba los cantares de un ruiseñor que todas las mañanas se paraba en el alfeizar de la ventana a comer migas de pan. Tan tierna era su melodía que el rosal terminó enamorándose del ruiseñor; un amor que sabía, jamás sería correspondido.

Una mañana, cuando el sol empezaba a asomarse, el rosal no escuchó el cantar de su amado, sintió miedo de que el ruiseñor se hubiese marchado y de jamás volver a escuchar su melodía.  Estaba el rosal pensando en qué hacer, buscar una manera para subir hasta el nido del ruiseñor, o a el alfeizar de la ventana para buscar al pequeño pajarillo, cuando el aletear de unas alas llamó su atención.

  -Dame una rosa roja -dijo el ruiseñor al rosal-, y te cantaré mis canciones más dulces.

El rosal no lo podía creer, el ruiseñor lo había ido a visitar, a él que en ese tiempo se sentía marchito y sin ningún atractivo. 

-Mis rosas son rojas -respondió el rosal-, pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas y no tendré más rosas este año.


-No necesito más que una rosa roja -dijo el ruiseñor al rosal-, una sola rosa roja. ¿Hay alguna forma de conseguirla?

-Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.

-Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso.

El rosal no quería decirlo, pero en el trinar del ruiseñor había tal desesperación y sus ojos estaban llenos de esperanza, que no pudo hacer nada más que decirle lo que quería.

-Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.

-La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?

*¿Qué es?* El rosal miraba incrédulo al ruiseñor *¿por qué el corazón de un hombre sería más noble y  tendría más significado que el de un pájaro  con el trinar más hermoso  que me ha mantenido con vida?* Era una tontería, una tontería en la que iba a tener que participar.

El rosal rogaba para que el ruiseñor cambiara de parecer, para que apreciara más su vida por sobre la del estudiante, que mirará su potencial y la falta que iba a hacer en el jardín si daba su vida por una simple rosa.

Pero cuando la luna brillaba el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas hasta que nació una rosa roja, la rosa más hermosa de cuantas hayan existido jamás.   

-Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa.

 Pero el ruiseñor no respondió, pues yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas.  El rosal quería llorar amargamente por la muerte de su amor, pero si lo hacía, su muerte no tendría ningún sentido, pues la rosa se marchitaría inmediatamente. Para mantener sus sufrimiento al margen, el rosal cantó con el viento, cantó las melodías que habían hecho que se enamorara del ruiseñor; cantó y cantó hasta que el estudiante llegó y cortó la rosa de su ser, como si fuera tan sencillo; ese hombre le estaba quitando el pedazo de corazón que le quedaba, su último aliento, su vida y la vida de su amor. 

Antes de desvanecerse, el rosal vio la alegría y la esperanza en el rostro del estudiante; entendió entonces el sacrificio del ruiseñor y así el rosal abandonó el mundo, sintiéndose parte de algo más grande que él mismo.

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Tengo un poco roto el corazón así que el relato que escogí fue el ruiseñor y la rosa. Es trágico, pero no hay otra manera en que yo conozca el amor.


52 Retos de escritura 2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora