2 años después
ALESSANDRO P.O.V.
-Vaya, es muy joven, ¿tiene experiencia?- dijo el hombre frente a mí
-Bueno, no me considero tan joven, tengo 24 años, y pues el hecho de haber realizado mis estudios en sistema abierto, fue una ventaja para mí y mi profesiòn; sobre la experiencia, la verdad es sólo teórica, respecto a práctica es la primera vez- dije seguro
-Digame señor...-
-Alessandro Maxwell- completé
-¿Alessandro?- dijo sorprendido
-Oh si, mi madre estaba obsesionada con los italianos- dije soriendo un poco avergonzado
-Bueno, ¿que le parece si le doy un mes de prueba?, la verdad es que los jóvenes han estado demasiado tiempo sin profesor y bueno, los parciales se acercan-
-Me parece perfecto- dije
-En ese caso, empieza hoy- dijo, y estrechó mi mano
-Encantado-
...
Mis primeras clases fueron, en mi opinión muy gratificantes, aunque no sé si las chicas prestaban atención a lo que decía o a mí persona, bueno no soy modesto pero fuera de amar la literatura, amo atraer la atención, y más aún si es la atención de el sexo opuesto, el problema aquí es que son mis alumnas, y no puedo entablar ningún tipo de relación con alguna de ellas, es mi mes de prueba y tampoco quiero quedar mal. Debo mostrarme serio y autoritario.
Era la hora del descanso, todos los jóvenes corrían a la cafetería para alcanzar almuerzo, las mesas estaban repletas, grupos de chicas platicando, igual que chicos bromeando
-Un desastre ¿no crees?- escuché a mis espaldas y giré
-Eso parece- contesté al hombre parado frente a mí, vestido con un pans y una playera tipo polo
-James Quintana- dijo presentándose -me alegro no ser el único joven de los maestros, ¡uff!, es muy aburrido, bueno digamoslo así, porque si te llevo un par de años- dijo soriendo
-Alessandro Maxwell- me presenté, nos sentamos en una mesa a la orilla de la cafetería con vista al patio, ahora vacío
-Italiano ¿eh?-
-No exactamente, una pequeña obsesión-
-Lo sé, si no hubiera sido hombre, mi madre me pone el nombre de su cantante favorita- los dos reímos -dime, ¿qué materia impartirás?-
-Literatura,y tu das, deporte- dije seguro
-Noo que va, soy maestro de matemáticas- dijo bromeando -sabes pareces buena persona- dijo sonriendo
-Bueno, es lo que intento; disculpa, te veo luego, buscaré la próxima clase que me toca- dije parándome de donde estabamos
-Suerte, Maxwell-
Busqué mi aula siguiente, era el últimos salón del segundo piso de uno de los 3 edificios, la puerta estaba cerrada, pero no parecía tener seguro, así que la empujé y ésta se abrió, mostrándome una figura femenina dentro del aula, recostada en la paleta de su pupitre, con una cabellera rubia cubriéndole la cara
-Disculpa, ¿esta es el aula 17?- dije para atraer su atención, levantó su vista aún sin mirarme y pareció limpiarse, ¿lágrimas?
-Hm s-si, es esta- dijo sorbiéndose la nariz, estaba llorando, talvez de alguna decepción amorosa, o no lo sé, y tampoco me iba a entrometer, las jóvenes de ahora son demasiado sentimentales
-¿No deberías de estar afuera?- pregunté
-Bueno si quiere puedo volver cuando termine la hora del descanso- dijo mientras se levantaba y tomaba sus cosas
-¡No!- me apresuré a decir, ella me miró por primera vez, piel pálida, y ojos color miel, los cuales se encontraban rojos por el llanto -sólo, sólo era una pregunta, no sé podrías estar con tus amigas platicando- ella miró un punto fijo en el suelo y se volvió a sentar, mientras murmuró la palabra "amigas" con nostalgia y tristeza
-¡Susan!, al fin te encontré, te estaba buscando- entró un chico, alto, cabello castaño corto, piel clara, y se incó junto a ella
-Buenos días- dije haciendo notar mi presencia
-Lo siento, no lo había visto, disculpe- dijo el muchacho
-Esta bien- dije, ví que le murmuró algo a la chica ella asintió y salieron del aula, no sin antes decir educadamente "con permiso".
Quién era esa chica, porqué lloraba, qué causó que esa nostalgia y tristeza se reflejara en una simple a palabra "amigas"...
