Mente abierta

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ALESSANDRO    P.O.V.

-Vaya, creo que no sirve para desvelarse- dijo mi mamá mientras yo y algunos meseros guardabamos las botellas de vino que habían sobrado en las cajas

-¿De qué hablas?- le dije confundido, señaló con un movimiento de cabeza, miré a esa dirección y me encontré con la imagen de Susan recargada sobre la mesa y dormida, sonreí al verla

-Parece una buena muchacha- dijo mi mamá -no lo eches a perder- dijo señalándome

-Creeme mamá, nunca echaría a perder mi relación con ella- dije sonriendo

-Será mejor que la lleves a casa- dijo frotando cariñosamente mi brazo

-Si eso haré- besé su mejilla y me dirigí a donde estaba Susan

-Oye- susurré moviéndola suavemente

-Hm- exclamó dormida

-Ya nos tenemos que ir- asintió se incorporó, se paró y caminó tipo zombie

-Alessandro- me llamó con voz adormilada, me giré y ví como estiró los brazos hacía a mí

-Cárgame- dijo haciendo puchero, reí, me acerqué, ella pasó sus brazos por detrás de mi cuello y yo la levanté por las piernas, se acurrucó en mi pecho y caminé al auto.

...

Abrí la puerta de la casa a como pude, (llevaba a Susan en brazos), subí las escaleras, entré a su habitación y la deposité suavemente en su cama.

Deposité un beso en su frente a lo que ella se removió un poco, salí de la habitación cerrando la puerta no existente, costumbre; bajé las escaleras, pero antes de poder abrir la puerta principal una voz me sorprendió

-Nunca ha servido para desvelarse- dijo una voz femenina desde la puerta de la cocina, por la oscuridad sólo aprecié una sombra recargada en el marco

-Bueno, creo que también me culpo, tardé un poco- dije tratando de sonar seguro

-¿Gustas un café o llevas prisa?-

-Café, por favor- la luz de la cocina se encendió, mostrándome a la dueña de la voz, tenía un parecido a Susan, sólo que obviamente mayor y ojos azules

-Sientate, no muerdo- dijo sonriendo, obedecí; se acercò con dos tazas, pusó una frente a mí mientras se sentaba

-Te parece que sea directa- dijo después de darle un sorbo a su café

-Es lo que más deseo en este momento- dije sincero

-Tu y mi hija ¿son novios?-

-No, señora; su hija y yo somos amigos desde hace un par de meses- contesté serio

-¿Qué edad tienes?- dijo mirandome

-24 años- contesté

-Mi hija es menor de edad-

-Lo sé señora, por eso no he intentado nada más allá de una amistad-

-Para el poco tiempo que llevamos hablando pareces un chico centrado-

-Bueno, 24 años no son en vano- dije sonriendo

-Una boda- dijo cambiando de tema

-Sí, mi hermana mayor se casó- dije suspirando

-¿Son sólo tu y ella?-

-No, soy el menor de 5 hijos y el único varón-

-Vaya creciste entre mujeres- dijo sonriendo

-Sí, y gracias a ello aprendí a cuidarme, mis hermanas siempre han sido muy abusivas conmigo-

-Ay pobre de tí- dijo riendo bajo -por fortuna sólo tuve dos, bueno los que Dios quizo que tuviera- dijo viendo a la nada

-Tendría otra niña de 11 años, pero no se pudo- suspiró -después de eso tuve problemas con mi matriz y me la quitaron- dijo mirando su taza

-Mi mamà también perdió bebes antes de que yo naciera- dije recordando -dice que yo practicamente fuí un milagro, ni siquiera sabía que estaba embarazada- reí

-¿Ah no?- dijo sonriendo

-Mi mamá trabajaba en un gimnasio, era instructora de box; ella daba clases estando embarazada de mí sin saberlo; después se hizo unos examenes médicos rutinarios para el papeleo del club y fué como supo que estaba embarazada- dije

-Como es la vida ¿no?-

-Sí, Selección Natural- dije para después darle un sorbo a mi café

-Sé que la cuidas- dijo después de un silencio

-Seré sincero y directo como usted; su hija me gusta, es una chica dulce, amable, risueña, alegre, inteligente, tiene muchas cualidades que la hacen especial y única; pero la edad nos detiene, y no es lo único- dudé en decirselo

-¿Ah no?-

-También soy su profesor de Literatura; respeto mi ética y las reglas morales, yo no tengo permitido una relación con su hija, por eso me conformo con ser su amigo-

-Su profesor- repitió y yo asentí confirmando

-Siempre le he enseñado a mis hijos ser de mente abierta y estar concientes de todas las posibilidades que existen; no le prohibo una amistad con mi hija, al contrario me alegra que ella tenga un amigo maduro como tú-

-Y agradezco que me considere así-

-Sólo le advierto que sí la lastima se las verá conmigo- me guiño un ojo (algo que no entendí), -hay una almohada en el sillón, es muy noche, es mejor que no maneje así- se paró, dejó la taza en el fregadero y salió de la cocina dejandome solo

Confident LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora