SUSAN P.O.V.
Me puse en cuclillas junto a él, estaba sentado en el piso, con el labio partido, y la ceja derecha herida, mientras que de una de sus fosas nasales salía sangre -¿qué rayos te pasó?- dije preocupada mientras lo ayudaba a ponerse de pie
-Sabes, tienes una patada fuerte, el tipo tardó mucho en el suelo- rió
-¿Él te golpeó?- dije incrédula
-Él terminó peor que yo- dijo en tono arrogante
-Hay que curarte las heridas- dije observando detalladamente su rostro
-Creo que hay un botiquín en mi auto- dijo y empezamos a caminar, al parecer también estaba lastimado de sus costillas, espero que no estén rotas
...
-¡Auch!- se quejó, estaba sentado en una banca frente a su auto, mientras yo estaba de pie curando sus heridas
-Si dejáras de moverte no te dolería tanto, además ya casi termino- sólo quedaba por curar su ceja
-Perdóname- dijo derrepente, me detuve un momento pero seguí curandole -hubo una junta y ya no pude ir a tu encuentro- rió -ni siquiera sé si fuiste- dijo en voz baja, como para sí mismo
Iba a cambiar el algodón por uno limpio, pero me tomó por la cintura atrayendome hacía él, alzó mi blusa dejando al descubierto mi vientre, lo acarició con la yema de sus dedos provocandome escalofrios, luego empezó a depositar besos en él, eran delicados y dulces
-Alessandro, no hagas eso- susurré, el alzó la vista y me miró
-¿Por qué?- ni yo misma sabía porqué
-No lo sé- dije sincera, se puso de pie, tomó mis manos y las llevò hasta su cabello, enterrando mis dedos en éste, soltó mis manos dejándolas ahí y rodeo mi cintura con sus brazos, mientras me miraba fijamente a los ojos
Mirò mis labios detenidamente después miró mis ojos, quería besarme y estaba pidiendome permiso, acerqué mis rostro al suyo y antes de poder reaccionar sus labios estaban pegados a los mios, era un beso dulce y lento, diferente a nuestro primer beso, nuestras lenguas se entrelazaron, después de un rato y por falta de aire se separó de mí y juntó nuestras frentes
-No soporto que alguien más te toque o te haga reír, quiero que seas mía y tener el derecho de reclamarte como tal- dijo rozando su nariz con la mía
-No soy una propiedad-
-Entonces como explicas que soy tuyo desde el momento en que te ví por primera vez- dijo mirando a mis ojos lo que me hizo sonrojar y a él sonreír
-Como supiste donde estaba- dije jugando con su cabello para cambiar de tema
-No lo sabía, fue cosa del destino- dijo encogiéndose de hombros, bajé una de mis manos a su rostro, y acaricié su labio herido
-No debiste hacerlo-
-No me quedaría con los brazos cruzados- dijo sonriendo
-Estamos locos ¿sabes? Por hacer esto-
-Las persona locas son las mejores- dijo sonriendo
-Seremos cuidadosos ¿verdad? Yo soy aún menor de edad y eres mi profesor- me miró extrañado
-¿Quiéres intentarlo?- preguntò encondiendo su emoción, sonreí y asentí, me cargó y me dió vueltas en el aire
-Me haces el hombre más feliz- dijo después de bajarme
-No exageres- digo avergonzada, me besó esta vez fue entre salvaje y tierno, era más bien necesitado, después me abrazò
-Gracias por esta oportunidad, haré cualquier cosa para que todo salga bien- murmuró contra mi cabello
-"El que no arriesga no gana"- dije recordando las palabras de mi mejor amigo
-¿Quiéres que te lleve a casa?- dijo separándose y mirándome
-No, aún no- sonreí y él tambien
...
ALESSANDRO P.O.V.
-¿Les guardas rencor?- pregunté mientras caminabamos por la playa
-No, sería tonto hacerlo- contestò
-Y a esa tal Julia ¿tampoco?-
-Tal vez no lo hizo con mala intenciòn, tal vez ella las necesita más que yo- suspiró -después de todo me dí cuenta que ellas no eran veraderas amigas, yo me preocupaba por saber que música y cantantes les gustaba, sus colores favoritos, y cosas así,pero a ellas nunca les interesó eso de mí; si les preguntabas mis cantantes favoritos no te hubieran contestado, por lo menos no correctamente. Entre ellas siempre hubo buenos regalos, para mí eran cosas sencillas, en ocasiones me excluían, iban al cine ellas dos solas, o una iba a la casa de otra, todo sin mí, Sara me dijo que eran popos conmigo, además que Keila casi siempre criticaba mis trabajos- dijo encogiendose de hombros
-¿Popos?- pregunté curioso
-Mierd*s pues- sonrió y yo reí
-Ah ya entendí- tomé su mano y entrelace nuestros dedos -sabes ¿cómo me siento?- ella negó con la cabeza
-Como adolescente- sonreí
-Creí que dirías como colegialo-
-También- me encogí de hombros
-¿Qué hora es?- preguntó, mire mi reloj en la muñeca
-Son las 5- contesté, pensé un momento -veamos el amanecer juntos- propuse, ella se sonrojó y asintió, nos sentamos en la arena, ella entre mis piernas, yo la abracé por detras entrelazando mis dedos sobre su vientre
-¿Porque ahí?- preguntò mirándome por encima del hombro
-Por que es un lugar especial- dije serio, ví su cara de confusión pero no preguntó nada
-Nunca antes había tenido novio- murmuró
-Me alegra ser el primero- susurré a su oído y le dí un sonóro beso en la mejilla