Capítulo 5- Padeciendo

1.1K 50 1
                                    


Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 5 — Padeciendo

Echa un ovillo me quedé el resto del día en el sofá pensando en nuestra discusión, sintiendo el olor de Edward, pues como no había tenido fuerzas para moverme del sofá todavía llevaba puesta su camisa. En algún momento de mi monólogo interno debo de haberme quedado dormida; no sabía decir cuánto tiempo había pasado cuando un sonido repetitivo me despertó, el apartamento estaba todo a oscuras; me levanté y a tientas busqué mi teléfono móvil, el causante del sonido repetitivo.

— Hola — dije cuando lo atendí, sin siquiera mirar de quien se trataba.

— ¡Isabella! — Exclamó mi amiga.

— Alice... — musité.

— ¿Estás bien? Ya te había llamado ¡CINCO VECES! — Dijo atropellando la posible respuesta a su pregunta.

— Tranquila, Alice, me quedé dormida y no oí nada.

— Tú no duermes durante el día... al menos que estés enferma.

— Estoy bien — interrumpí su raciocinio antes de que volara más lejos. — Ayer dormir tarde viendo un maratón de películas de época — mentí, no quería agobiarla con mis cosas, ella ya había sido mi puerto seguro por mucho tiempo, además que no quería decir nada mientras yo misma no entendiera lo que me estaba pasando.

— Está bien, te llamaba para saber si querías ir al centro comercial por vuelta de las 8, tengo que comprar un regalo para mi sobrino-ahijado.

— Está bien — sería bueno salir y distraer un poco la cabeza. — Pero el cumpleaños de Matt es dentro de dos meses — dije, acordándome de pronto.

— Lo sé. Pero si, por acaso, no encuentro lo que busco hoy, tenemos tiempo para ir otro día — explicó ella, animada.

— Ay, Alice, tú siempre encuentras un motivo para salir de compras y lo peor es que siempre consigues arrastrarme contigo.

— Lo sé — confirma ella se riendo. — Bueno, entonces paso por ti ya que es camino para el shopping.

— O.K.

Cuando colgué su llamada, miré mi móvil y vi que eran las seis de la tarde, me quedaban dos horas, tenía tiempo para tomar un baño en la bañera y comer algo ligero, llevaba todo el día sin más alimento que mi desayuno. Entré en mi habitación y lo que vi allí hizo mi corazón se encoger, las sábanas de mi cama seguían alborotadas por la noche de amor, mi vestido y ropa interior estaban sobre el suelo en la lateral de la cama, un poco después estaba el saco, la pajarita negra que debe de haber salido volando cuando Edward se quitó, casi que a la fuerza, su camisa en la noche anterior; sus zapatos y los calcetines estaban amontonados al lado de la ropa. Él debe de haber dado todo un espectáculo para mis vecinos y el conserje saliendo solamente en pantalones como lo hizo, bueno, no me importaba lo que podrían hablar o pensar ellos. Respirando profundamente, recogí mi vestido y ropa interior y los puse en el canasto para la ropa sucia que tenía en mi baño, después cogí él saco de Edward y lo colgué en mi armario, sus zapatos y medias los puse dentro de mi zapatero.

Después de arreglar toda la habitación, como una autómata, tomé un baño de treinta minutos en la bañera, lo que me hizo sentirme mejor, cepillé mi pelo y lo dejé suelto para que se secara al aire; vestí un sencillo vestido blanco de algodón y por encima puse una chaqueta azul clara de lana, calcé unas sandalias negras sin tacón y cogí un bolso pequeño también negro, donde puse mi cartera, el móvil, alcohol en gel — manía de enfermera —, un espejo de bolsillo y un brillo labial. Fui a la cocina, tomé un vaso de jugo y comí una manzana. Cuando terminé de lavar el vaso que había utilizado el interfono sonó.

Hay díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora