Capítulo 6- Tomando decisiones

1.1K 56 1
                                    

Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 6 — Tomando decisiones

Tras el encuentro en el pasillo con Edward, seguí mi camino hacia el descanso, con varios pensamientos en mi cabeza. Hasta aquel momento intentaba no pensar en nuestra discusión, sino terminaría sufriendo una crisis nerviosa, así que durante todo el mes, en el que apenas nos hablábamos, me concentré en no pensar en lo sucedido, el dolor sería demasiado si fuera detenerme a reflexionar, sin embargo, ahora que el encuentro estaba acordado, que finalmente iríamos aclarar todo, era inevitable que lo sucedido aquella noche me viniera encima, pues tenía que comprender mi actitud delante de la proposición de Edward.

— No, Bella, contrólate, ahora no, estás todavía en guardia. Hoy por la noche... hoy por la noche lo sueltas todo en la intimidad de tu apartamento — me ordené internamente.

Entré en el descanso y dejé el batido en una mesita arrinconada a la pared y me desplomé en una de las camas, me sentía extremamente cansada y lo peor es que hasta la hora del almuerzo no había hecho nada además de rellenar formularios, nada justificaba el cansancio que venía sintiendo últimamente, pues lo sentía antes mismo de tener el virus; enseguida me levanté, tenía que beber el batido, no podía quedarme con el estómago vacío. Tras tomar la mitad del contenido del vaso mi estómago quiso revolverse, así que lo dejé a un lado, me acosté nuevamente y empecé a respirar hondo hasta que la sensación se fue amainando. Tenía que quedarme por lo menos con esto en el estómago, ya que el desayuno no había tardado ni cinco minutos en mi interior y el almuerzo se me hizo intragable.

— Enfermera Swan... — a lo lejos escuchaba a alguien llamarme.

De pronto me recordé en donde estaba y me levante en un santiamén.

— ¡Oh! ¡Santo cielo! Me quedé dormida.

— Sólo unos veinte minutos desde que terminó su horario del almuerzo — me contestó la técnica Stanley. — Vine acá antes y la vi durmiendo, pero como todo estaba tranquilo la dejé dormir un poco más, pero ahora la doctora Kate la solicita en obstetricias, para asistir a un parto de trillizos.

— Gracias...

— No se preocupe nadie se ha dado cuenta, cuando la buscaron dije que estaba en la CE (Central de Esterilización) y que la iría a buscar yo misma. El parto es dentro de 30 minutos, tiene tiempo para recomponerse — avisó.

— Gracias nuevamente, Stanley.

— Por nada, todos tenemos malos días, hoy fue el suyo mañana podrá ser el mío — dijo ella.

Ay ¿qué tenía tan mala cara?

Después de que ella se fue traté de arreglarme un poco, fui hasta el baño y lavé mi rostro, luego arreglé mi coleta y por último pellizqué mis mejillas para que me entrara un poco de color en mi rostro. Una hora después tenía en mis brazos un bulto rosadito lleno de las secreciones del líquido amniótico, estaba envuelta en una mantilla rosa, las otras dos enfermeras cargaban cada una un niño, la bebé que yo tenía había sido la última en nacer.

— Eres tan hermosa — decía yo a la niña mientras la pesaba —, y con un buen peso — agregué al ver los números en la báscula, 1, 800 Kg era un buen peso para ser trilliza, en general los niños de gestación múltiple nacen con el peso por debajo de los 2 kilos, pero ella no estaba tan lejos de eso.

Hay díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora