Hay días

Capítulo 12- Traumada

Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 12 — Traumada

POV Edward

Después que Bella me suplicara por un baño y me explicara los motivos, tuve que respirar hondo algunas veces para contener mis ganas de golpear algo.

— Vale, pero te ayudaré — concedí. — Te llevaré en brazos y te dejaré sobre el sanitario, no quiero que te levantes, puedes utilizar la ducha higiénica para lavarte, no importa si mojas todo el baño, lo harás así.

Ella asintió.

— Voy un rato al baño para dejar todo listo para ti — le avisé, dejando un beso sobre su frente. Su llanto estaba más controlado, pero ella suspiraba seguidamente y su rostro estaba bañado en lágrimas.

Arreglé todo lo necesario para que ella se lavase sentada sobre el inodoro y al volver con ella la tomé en mis brazos con cuidado — mientras ella dormía el suero se había acabado, llamé a una enfermera y ella le quitó el acceso venoso —. Ya en el baño dejé a Bella sobre el sanitario y me acuclillé delante de ella.

— Puedo ayudarte a quitarte el camisón, o prefieres que llame a una enfermera — le pregunté con suavidad.

Ella me miró por unos segundos incontables, parecía reflexionar sobre algo.

— Puedes ayudarme — susurró.

Abrí los lazos del camisón en su espalda y los aparté hasta la altura de sus hombros, Bella sostenía con su mano la tela delante de su pecho, impidiendo que su cuerpo se quedara expuesto a mi mirada. Miré su hombro, la parte que me era visible de su piel, y tuve que volver a controlarme al ver las marcas que él le había dejado allí. Iba a salir para dejarla bañarse sola, no quería forzarla a nada, ya había dejado todo lo necesario cerca de ella sobre una banco de plástico, el jabón y el champú, una toalla, cosas que Alice me entregó horas antes tras volver del apartamento de su amiga, fue en este momento que Bella agarró mi brazo deteniendo mi salida.

La miré, ella parecía querer decirme algo, pero no sabía cómo hacerlo, volví a ponerme en cuclillas delante de ella y toqué su rostro con delicadeza y ella suspiró.

— Puedes decirme cualquier cosa, Bella. Confía en mí.

— Ya lo hago — suspiró.

— Entonces dime, qué es lo que estás intentando decirme — la insté.

La vi ponerse roja y fruncí mi ceño sin lograr comprender su actitud.

Ella tomó una bocanada de aire antes de finalmente hablar.

— Podrías... ayudarme a lavarme, tus manos... tus manos borrarían el tacto de las de él — pidió —, si es que no sientes repulsa por mi cuerpo — dijo bajando su mirada a su regazo mientras sostenía con más fuerza la tela del camisón contra su pecho.

Tomé su rostro entre mis manos y lo erguí para que ella me mirara a los ojos.

— Eres mi Bella por sobre todas las cosas y ningún hecho cambiará eso, siempre serás mi Bella, mi princesa — vi sus ojos aguarse. — Te amo y siempre te amaré.

— Igual que yo a ti — susurró.

Sonreí.

— Déjame quitar mi ropa y vuelvo para ayudarte.