Capítulo 17- Un día y una noche de ensueño

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Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 17 — Un día y una noche de ensueño

POV Bella

Me desperté sintiendo suaves caricias en mi rostro, Edward dejaba besos suaves sobre mi piel.

— Ya es mañana, dormilona — susurró él.

— Ummm...

Lo oí reír.

— Princesa, dentro de poco, Alice, Rosalie, Mamá, Kate y la señora Cope estarán aquí para tu día de novia.

Abrí mis ojos de pronto, encontrándome con la mirada divertida de mi prometido.

— Es hoy...

Él se rió nuevamente.

— Por supuesto que es hoy. Anda tienes que levantarte, sólo tengo media hora antes de que papá me lleve con Emmett y Jasper, entonces solamente nos veremos en el altar, futura señora Cullen.

— Te extrañaré — musité.

— Yo también, pero en nuestra luna de miel compensaremos todo el tiempo que estemos separados — dijo en tono de promesa.

— Todavía no me dijiste adónde vamos — me quejé.

— Es una sorpresa, lo verás con tus propios ojos después de la boda.

— Me moriré de curiosidad hasta entonces.

— Lo sé, pequeña gruñona — dijo dejando un beso en mi nariz. — Buenos días, peque, por lo visto hoy decidiste no hacer mamá pasar por un mal rato — él se había deslizado hasta la altura de mi vientre y hablaba con cariño a nuestro bultito, estaba con tres meses y medio de gestación y todavía había días en que sentía algo de náusea o mareo, principalmente al despertar.

— Creo que hoy ella resolvió ser buena con mamá, ya que es un día muy especial — dije acariciando mi tripa.

Él me concedió una sonrisa...

— Preparé tu desayuno — dijo él volviéndose hacia la mesita de noche para coger la bandeja llena de comida que hasta entonces no me había percatado de que estaba allí, fue ahí que me di cuenta que él ya estaba duchado y vestido para salir.

— Gracias — agradecí emocionada por el detalle.

— Por nada, quiero a mis chicas sanas y fuertes — contestó dejando un ligero beso en mis labios.

Comí disfrutando mis últimos momentos con él antes que lo apartaran de mí.

— Vamos, hijo, es hora de salir — avisó Carlisle algunos minutos después, asomando la cabeza por la puerta de nuestra habitación. — Buenos días, hija.

— Buenos días, Carlisle.

— Te veo más tarde para llevarte hasta el altar — recordó él, sonriéndome.

— Espero que ese momento llegue pronto — contesté haciéndolo reír.

— Llegará, aunque tendrás la impresión de que las manillas del reloj no se mueven nunca — respondió. — Edward, te espero en la sala, no tardes — avisó antes de salir.

— ¿Qué hora es? — Le pregunté a mi casi esposo.

— Son las ocho y media y te veo nuevamente dentro de diez horas, así que dame un beso para llevarte conmigo durante todo el día.

Hay díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora