Capítulo 18- Viviendo

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Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 18 — Viviendo

POV Bella

Me desperté sintiendo el calor del cuerpo de Edward junto al mío, sonreí sin todavía abrir los ojos, la noche de ayer fue memorable, una linda boda, y, para coronar todo, una noche de amor de las más especiales que Edward y yo ya habíamos compartido. Primero hicimos el amor apasionadamente, llevábamos demasiado tiempo sin estar juntos de esta manera, necesitábamos desahogar nuestro deseo reprimido; terminé dormida tras la primera ronda, pero desperté algunas horas después para enseguida despertar a mi esposo con caricias para nada inocentes, de esta vez hicimos el amor lentamente, intercambiamos caricias intimas y a la vez tiernas por la suavidad de nuestros toques sobre la piel del otro; nuestros cuerpos se fundieron con perfección, con movimientos lentos y acompasados logramos retrasar el clímax y así aumentar el placer que nos golpeó tiempo después.

— Cumpliste tu palabra — le susurré a Edward —, me dejaste muy satisfecha.

Él se rió y yo volví a quedarme dormida dentro de la seguridad de sus brazos.

— Te estás riendo — oí Edward decir, abrí mis ojos y encontré su rostro contemplándome, él tenía un brazo sobre la almohada y con él apoyaba la cabeza sobre la mano, todo un dios griego.

— Buenos recuerdos — le dije y me puse roja sin poder evitar.

Él se carcajeó.

— Conozco tu cuerpo igual que tú misma y tal vez hasta mejor, y tú conoces el mío de igual manera, además ya hicimos el amor muchas veces y todavía te sonrojas al revelar que estabas pensando en todo lo que hicimos la noche anterior, ayer no te vi avergonzada.

— Estaba concentrada en otras sensaciones — respondí, escondiendo mi rostro en su pecho.

— De eso no tengo duda, estabas hermosísima disfrutando del placer que yo te daba.

— ¡Edward!

Él se carcajeó nuevamente.

— Vale, vale... Me encanta que seas toda una mujer sin inhibiciones en la cama y una mujer tímida y comportada fuera de ella.

Fue mi vez de reírme.

— No seas machista — le regañé —, eso es el sueño erótico de casi todos los hombres.

— Suerte mía, porque el mío no es un sueño, sino una realidad — contestó él.

— Eres imposible.

Él me abrazó y empezó a besar mi cuello.

— No... necesito ir al baño — le interrumpí antes de que fuéramos demasiado lejos.

— Aguafiestas...

— Tu hija está creciendo y apretando mi vejiga cada día más.

— Lo siento — se disculpó él.

— No lo sientas, si está creciendo es porque está bien.

— No siento por nuestra hija — empezó a explicarse, llevando una mano a mi vientre desnudo —, lo siento por el "aguafiestas", anda ve al baño, mientras tanto yo pediré el desayuno.

Hay díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora