Hay días

Capítulo 15- Desahogando

Capítulo sin beteo así que, de antemano, disculpen cualquier error que se me haya escapado.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo 15 — Desahogando

POV Bella

— Bella, despierta, vamos, Bella, por favor — decía una voz desde lejos llamándome. Me sentía encerrada en la bruma de un mal sueño, la voz volvió a llamarme y me sentí ser zarandeada y así fue como volví a mí, encontrándome con un par de hermosos ojos verdes mirándome con gran preocupación.

— Edward... — susurré.

— Estoy aquí, mi amor, sólo fue una pesadilla — me consoló él, limpiando con sus pulgares las lágrimas que vertían mis ojos.

Me abracé a él y lloré sobre su pecho.

— La noche hace con que todo se me venga encima, dormiré durante el día, no lo haré por la noche — dije intentando respirar tranquilamente.

— Estás embarazada, necesitas descansar a todo el momento que puedas y la noche es la principal hora, tu cuerpo no está acostumbrado con pasar noches en vela — dijo él, acariciando mi pelo.

— Edward — oír la voz de Esme llamarlo, me aparté de su pecho y solo entonces me di cuenta que ella y Carlisle estaban en la habitación —, creo que lo que Bella necesita es desahogarse, poner todo eso que lleva adentro fuera, por qué no nos prepara un té y nos deja tener una charla de mujer para mujer — sugirió ella y por primera vez desde que Edward me había sugerido en el hospital que debía hablar sobre lo sucedido eso no me pareció una cosa aterradora, podía confiar en Esme, ella me quería como una madre a una hija y yo siempre la vi de esa manera, a pesar de lo poco que habíamos convivido en el pasado. Ella era la persona indicada para escucharme.

— ¿Bella? — Cuestionó Edward.

— Sí, quiero hablar con tu madre — le contesté.

Él sonrió, parecía algo aliviado por la noticia.

— Les prepararé el té, para que te calmes un poco — dijo mirándome —, en un rato trago una taza para cada una — dijo levantándose de la cama y dejando un beso sobre mi frente.

— Gracias, mamá — dijo él al pasar a su lado, dejándole un beso en su mejilla. Ella sonrió y le devolvió el beso.

Carlisle me regaló una sonrisa comprensiva y salió junto a su hijo de la habitación.

— Pasaste por mucha cosa, hija — empezó a decir Esme mientras se aproximaba de la cama para luego sentarse en la lateral de ella y tomar una de mis manos entre las suyas —, desahogar te hará bien.

Asentí.

— ¿Por qué no hablaste con Edward? Estoy segura que él te escucharía.

— Él pidió que lo hiciera, pero rechacé la oferta, porque...

— Porque sentiste vergüenza de que él se enterara de cosas que él todavía no sabe — completó ella.

— Sí... y también no quiero darle más cosas en que pensar... y no quiero que sus ojos me miren diferente, porque ni yo me veo igual, no sé si me comprendes.

— Por supuesto, hija, aunque no haya pasado por nada parecido a lo que tu viviste, soy mujer, y si me pongo en tus zapatos sé que no me sentiría yo misma por algún tiempo, además está el recelo de que nuestro hombre nos mire de manera distinta, dependiendo de la gravedad de lo ocurrido, hasta que sienta asco de nuestro cuerpo.