Capítulo 19: Quédate conmigo

472 20 0
                                    

A pesar de la petición de Justin, el padre había hecho caso omiso y miraba de forma inquisidora a Brian.

―Si no te importa Bran, tengo que hablar con mi hijo ―le miró fijamente con el semblante serio.

―Brian ―corrió secamente él.

―Bran, Brian, ¿acaso importa? ―Preguntó con sarcasmo―. No necesitas estar en esta conversación, vete por ahí a liarte con cualquier bicho raro como tú ―dijo con desprecio.

―¿Bicho raro como yo? Lo siento, pero no te dejaré a solas con Justin, él me ha dicho que me quede.

―Y yo te digo que te vayas. Es una conversación familiar, tú no perteneces a mi familia.

―Para ser tu familia les has abandonado durante demasiados años ―intervino Justin con sarcasmo.

―Dijo el hijo pródigo ―ironizó su padre―. Tengo entendido que has estado en Nueva York por... ¿cuánto? ¡Ah, sí! Once años... ―Luego dirigió su mirada hacia Brian―. Si no te ha visto en tantos años dudo que le importe no verte durante un rato de charla con su padre, ¿no crees? No le importarás tanto... ―sonrió con burla.

―Vete a la mier... ―comenzó a decir Justin pero su padre le interrumpió.

―¡Qué malos modales los bichos raros como tú! ―Rió con sarcasmo.

―Justin... Si quieres que me vaya, me iré. O sea, estaré en la cocina esperando. Quizá este señor que dice ser tu padre acabe la conversación antes ―le informó Brian mirándole a los ojos.

―No te vayas. Quédate conmigo, por favor.

Ethan acariciaba el pelo de Hunter mientras este continuaba tumbado en sus piernas en aquel vacío parque. Hunter hablaba e Ethan había optado por solo escucha.

―Mi madre biológica se encargaba constantemente, cada año el día de mi cumpleaños, a enseñarme la foto de mi padre biológico y decir: este es tu padre, un semental que tras acostarse conmigo se volvió a ir con su mujer. Será por eso que tendría sus espermatozoides agotados que tuve un hijo tan inútil ―narró Hunter cerrando los ojos para así poder aguantar que no saliesen las lágrimas.

Ethan asintió con la cabeza, a pesar de que Hunter no podía verle, y continúo acariciándole la cabeza a la espera de que continuase contándole su historia.

―Tenía grabada su imagen en mi retina, así que no me fue difícil adivinar de quien se trataba cuando un día vi su foto en casa de Justin. Fue hace pocos años...

Ethan quedó extrañado ya que Justin no tendría una foto de su padre en su casa, además de que este no estaba viviendo allí. Sin embargo decidió no preguntar y esperar a que sus dudas se resolvieran.

―Mis padres vienen buena relación con su madre y su padrastro, así que algunas veces nos juntamos con ellos en su casa y otras en la nuestra. Fue de casualidad, no es que estuviera la foto a la vista, pero la vi. Estaba escondida en un viejo libro, al parecer ni si quiera su madre sabía que estaba allí. Cuando la vi sentí que el mundo se caía sobre mí en mil pedazos ―tomó aire sin embargo no continuó.

Ethan vio como unas lágrimas brotaban de los ojos de su amigo y se las secó con el dedo pulgar con la mano que no acariciaba la cabellera del chico. Aquel gesto hizo que, pese a producirle más ganas de llorar, Hunter pudiera retomar su historia con algo más de fuerza.

―Tuve que fingir que no sabía quién era, ni que me estaba afectando ver aquella foto. Nunca se lo he dicho a Mike y Ben, ellos son mis padres y no quiero preocuparles. Demasiado tienen con saber cómo era mi madre biológica para saber que aquel hombre que conocieron también es mi padre ―más lágrimas volvieron a brotar de sus ojos y esta vez dejó que salieran sin detenerlas mientras Ethan las secaba con el pulgar―. No les digas nada, por favor... ―sollozó―. No quiero que sufran por mí. Odio que la gente que me importa se preocupe por mí, por eso te lo cuento a ti ―susurro entre sollozos.

―O sea, ¿yo no te importo? ―Preguntó Ethan, sin embargo lo dijo sin dejar de acariciar el pelo de Hunter ni de secar las pocas lágrimas que aún caían por sus mejillas.

―¿Por qué dices eso? ―Dijo abriendo repentinamente los ojos―. Si eres mi mejor amigo, ¡claro que me importas!

―Pero dices que no cuentas nada a quienes te importan para no preocuparles... ―murmuró bajando su vista hacia sus ojos.

―No seas idiota ―dijo entre risas―. Sabes a lo que me refiero... Además, contigo es diferente. Siento que te puedo contar todo, no sé cómo explicarlo...

―No hace falta que lo hagas solo bromeaba. Sabes que siempre que lo necesites estoy aquí... ―le dedicó una tierna sonrisa.

―¿Aquí en este banco del parque? ―Bromeó Hunter.

―Idiota ―dijo Ethan riéndose también―. Gracias por confiar en mí.

―Gracias a ti por escucharme y nunca juzgarme ―dijo con sinceridad.

―¿Por qué iba a juzgarte?

―No sé... No todo el mundo toma a bien mi pasado. Quiero aclararte que lo que dije antes de preocupar y las personas que me importan.... ―Ethan le interrumpió.

―No me lo expliques. Te he entendido ―continúo acariciando el cabello de Hunter mientras hablaba―. No quieres que tus padres lo pasen mal ―le dio un pequeño beso en la frente―. Perdona yo...

―Gracias por entenderlo ―cerró los ojos cuando notó que los labios de Ethan rozaban su frente.

El tono de la conversación subía en aumento en el apartamento de Justin. A pesar de todo, Brian y Justin tenían sus manos cogidas.

―No hables así a tu padre... ―dijo mirándole con mala cara.

―No eres mi padre. Me da igual que compartas conmigo tu sangre, eso no te hace ser padre ―le espetó él.

Brian guardó silencio escuchándoles, pero tenía claro que si en algún momento debía de intervenir lo haría.

―Lo soy, te guste o no. Y el otro también lo es.

―Haberte preocupado hace años de él entonces ―le reprochó Justin.

―Tenía que cuidar de ti, de tu madre y tu hermano ―le dedicó una voz inocente la cual era falsa.

―¿De mi madre? ¡Ella puede cuidarse sola, imbécil! Tu otro hijo te necesitaba ―brotó.

―¿No debería de preocuparte más que la engañase con otra a que abandonase al otro? Solo fue un polvo de una noche....

―Lo de los cuernos me dan igual ahora mismo, forma parte del pasado. Dejaste a tu hijo con esa mujer... No sabes lo que ha vivido Hunter por muchos años por tu culpa... ―unas lágrimas escaparon inevitablemente de sus ojos. Brian le acarició con un dedo la mano que tenía sujeta.

―No es mi culpa. Ella era su madre, no es problema mío ―dijo con indiferencia.

―Y tú su padre. Esa mujer, si se le puede llamar así, le obligaba a hacer cosas que no quería... ¿A qué has venido? Hunter es mayor de edad y tiene dos padres estupendos que le quieren.

―Por eso mismo vengo. No quiero que mi nieto crezca en un ambiente así... Voy a intentar luchar por la custodia de ese niño que viene en camino ―una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.


El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora