Capítulo 38: Mañana de cafés

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A media mañana alguien golpeó la puerta del despacho donde Justin y su compañera trabajaban. Tras hacer pasar a la persona que se encontraba fuera, Tom entró con una taza y un vaso de papel. Aquel acontecimiento hizo que la joven levantase la mirada del ordenador para dirigirla al becario.

―¡Oh, dios! Necesitaba café en vena. ¡Justo a tiempo, Tom! Como siempre, nuestro salvador.

La joven cogió la taza que Tom le entregó, y dio rápidamente un sorbo lleno de impaciencia. De pronto, su cara tornó al desagrado, haciendo una mueca.

―¿Dónde está el azúcar, Tom? Vale que en las horas que estoy trabajando pueda parecer una amargada, pero no necesitas mandarme este tipo de indirectas. Además, sabes que solo es mi modo de trabajar...

―¿No tiene? Qué raro... ―dijo el joven mientras le daba el vaso de papel a Justin, evitando mirarle.

Justin miró al vaso y asintió con la cabeza.

―¿Y qué hago con esto, ponérmelo de sombrero? ―Bromeó fingiendo que se ponía el vaso vacío en la cabeza―. Diría que es un truco para que te diga cuál es mi café favorito, pero tu cara me dice que no has dormido bien...

―Bueno, Justin, tú tampoco es que tengas una cara de haber dormido ocho horas... ―negó la joven mientras sacaba un sobre de azúcar de su bolso―. ¿Qué? ¡Hay que ser previsora!

Tom cogió el vaso vacío de Justin y asintió con la cabeza, para él mismo.

―Enseguida te traigo un café, perdona. Solo que anoche tuve un mal día, bueno, mala noche...

Justin se miró el reloj antes de responder.

―Ayer fuiste muy amable conmigo sin conocerme, así que te debo una. Puedo coger unos diez minutillos y nos tomamos un café fuera, así te despejas sea lo que fuera lo que te pasase ayer. ¿Qué me dices?

―No creo que...

―¡Ey, yo me apunto! Y nada de diez minutos, Justin. Cogemos media hora, que para eso nos pertenece. Y da igual que seas nuevo o Tom becado, es un horario que nos pertenece.

―Vale, vale, me has convencido ―bromeó Justin levantando las manos.

―Mejor id vosotros... ―murmuró Tom.

―De eso nada, colega. Nos vamos los tres ahora mismo y nos cuentas que te ronda la cabeza. Y tú igual, Justin ―sentenció ella, mientras tomaba del hombro a Tom para que no intentase escaquearse.

Finalmente los tres habían acabado sentados en una cafetería que se encontraba en una calle paralela.

―Bueno, ¿quién empieza? ―Preguntó Sharon, mientras daba un sorbo a su segundo café―. Mucho mejores los de Tom, sin duda.

Tom negó frenéticamente mientras soplaba su café.

―Empiezo yo ―respondió Justin, lamiéndose el labio inferior el cual tenía un poco de espuma a raíz del sorbo que había dado al café―. Decir que anoche dormí mal, sería quedarme corto. Casi no he podido dormir, me acosté demasiado tarde.

―Uy, ¿haciendo qué? ―Inquirió Sharon enarcando una ceja de forma juguetona―. Que coincidencia que ambos estéis cansados...

―Pues sí, es coincidencia, la verdad. Bueno, el caso es que ojalá hubiera sido por haberme ido de fiesta o haber tenido una noche interesante... Pero nada que ver... ―murmuró Justin, haciendo que el semblante de su compañera cambiara.

―¿Te pasó algo?

―No a mí, sino a mi... uhmm ―Justin quedó un momento pensativo, intentando encontrar las palabras que lo definieran―. Bueno, un amigo importante, podría decirse, sí, eso mismo. El caso es que mi amigo...

―Espera, espera, ¿no es muy antiguo eso de llamar amigo a los novios? ¡Pensé que esa época se llevaba en mi adolescencia!

―Es que no es mi novio, es una larga historia que ahora mismo no viene a cuento. El caso es que mi amigo es el dueño de un pub, pero él tiene otro trabajo y no iba tanto como antes. Él tenía allí a un empleado de confianza, su mano derecha, pero le traicionó.

―¡No jodas! ¿Se fue con todo el dinero?

Justin negó con la cabeza.

―Hubiera sido eso mejor. Básicamente traicionó su confianza y dejó por los suelos el pub, dejando de lado el concepto importante que este siempre ha tenido.

―Vaya... ¿Tan grave ha sido? ―Preguntó la joven, mientras Tom removía su café mirándolo atentamente, sin mirar a Justin ni Sharon.

―Mucho. Quiso hacer negocio de algo muy serio. ¡Me enerva la sangre sólo de pensarlo! Babylon siempre fue un sitio decente y serio, con un concepto importante sobre el sexo seguro. ¡Y el tío se estaba aprovechando y haciendo negocio con ello! Básicamente dejaba que la gente mantuviera relaciones sin condón. ¿Os lo podéis creer? Ha dejado Babylon por la altura del betún... ―bufó.

Aquellas palabras descolocaron a Tom, quien intentó que su reacción no se notara, o al menos no respecto al lugar que había mencionado: Babylon. No podía ser posible, que estuviera tan relacionado con Justin. Aquel mismo lugar al que le había hecho ir el señor Tyler... ¿Acaso el mundo se había hecho más pequeño de la noche a la mañana y por eso todos estaban relacionados?

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora