Capítulo 31: El almuerzo

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La hora de la comida llegó, haciendo que Justin se plantease dónde podría ir a almorzar. La editorial estaba bastante lejos de los trabajos de sus amigos, así que comer en compañía lo había descartado aquel día. En otra ocasión, con más calma, quizás podría hacer otros planes.

Había un restaurante, que no parecía ser muy caro, un par de calles cercanas. Quizás podría probar allí. Seguramente la mayoría de los días comería en la oficina misma. Había comprobado que había un microondas, así que sería buena idea también.

Su compañera se había marchado ya, aunque no sabía dónde, tampoco le interesaba en aquel momento. Prefería comer solo y despejar un poco su mente. Cuando entró al ascensor, alguien lo paró entrando en él. Se trataba del camarero, o mejor dicho, el becario de la editorial.

―¿Vas a comer fuera? ―Preguntó el joven.

―Sí... ―iba a dejar la conversación ahí, sin embargo, consideraba que podría ser una falta de respeto por su parte, así que decidió devolver la pregunta―. ¿Y tú?

―También. Voy a un restaurante que está cerca de aquí. Ponen mucha cantidad, con buena calidad y un precio bueno. Aunque casi siempre como aquí. ¿Dónde vas a comer tú? ―Quiso saber.

―Pues en....

―Si quieres, puedes comer conmigo. ¡Es bastante aburrido hacerlo solo! Otras veces como con mi hermano, pero no siempre, porque si no luego dicen tonterías sobre que si soy un enchufado... ¿Enchufado yo? ―Se señaló mientras salían del ascensor―. Si fuera así, cobraría más, y con el churro de suelto que tengo.... En fin, las habladurías, que es lo que tienen.

Ambos salieron al exterior, haciendo que Justin respirara aire fresco, algo que agradeció bastante.

―¿Y bien? ―Inquirió Tom.

―¿Bien, qué? ―Preguntó Justin encogiéndose de hombros, algo confuso.

―Que si comes conmigo. Los lunes hacen ofertas de dos por uno, donde si dos personas comen juntas, a la segunda la sale por la mitad de precio.

―Entonces no es un dos por uno....

―Bueno, por uno y medio. Da igual, el caso es comer. ¿Quieres también? ―Volvió a preguntar el becario.

Brian se encontraba también tomando su almuerzo, leyendo los mensajes instantáneos que Justin le había escrito antes. Él tenía una comida de negocios, algo a lo que, sin duda, había tenido pocas ganas de ir, pero que, sin embargo, no tenía más opción que realizar. A fin de cuentas podía cerrar contrato con una empresa millonaria.

Justin había decidido aceptar la comida con aquel extraño chico. No era lo que más le apetecía, pero también era verdad que seguramente lo vería todos los días, así que lo mejor era hacer buenas migas. El almuerzo no fue tan mal como en un principio creía. Pese a que el becario había perdido en algún que otro momento el hilo de la conversación para escribir en su móvil, había estado más relajado con Justin, algo que este, sin duda, agradecía.

Tras la comida, donde pudo conocer mejor al hermano de su jefe directo, ambos se dirigieron a la editorial nuevamente. Por el camino se encontraron con la compañera de Justin, quién parecía seguir teniendo las pilas recargadas igual que a primera hora de la mañana.

―Vaya, veo que habéis coincidido vosotros dos ―dijo la muchacha sonriendo.

Brian comprobó que no era tarde cuando la comida terminó. Eso le hizo tomar la decisión de llamar a Justin para hablar con él. Quería saber cómo le había ido. A pesar de que se lo había hecho saber mediante mensajes instantáneos le apetecía hablar con él. Tras el tercer timbre de llamada, Justin descolgó.

―¡Hola! ¿No has entrado a trabajar todavía, verdad? ―Fue lo primero que le preguntó para asegurarse de que podían hablar.

―No, aún quedan unos minutos. Estaba hablando con mis compis, pero podemos hablar. Espera un momento...

Unos segundos después, Justin volvió a hablar.

―Perdona, me he salido del despacho para que hablemos mejor, ahora voy a salir un rato a la calle ―comunicó Justin mientras continuaba con la llamada.

―No te preocupes. Entonces, dime, ¿cómo ha ido, pequeño?

―¿Cómo que pequeño? ―Justin rió ante las ocurrencias de Brian―. Ha ido bastante bien. Ya solo quedan un par de horas y para casa.

Brian pudo distinguir el ruido de los coches pasar, lo que le hizo deducir que ya se encontraba en la calle.

―Luego me contarás mejor, porque sigue en pie nuestra cena, ¿verdad? ―Quiso corroborar.

―Por supuesto. Además desconectaré. Pese a ser el primer día está siendo un poco cansado...

―Si estás cansado lo podemos dejar para otro día...

―¿Para otro día? No, Brian, ya te digo que necesito desconectar con esa cena ―reafirmó Justin haciendo que Brian sonriera feliz ante aquellas palabras.

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora