Capítulo 22: Problemas en Babylon

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Ethan y Hunter se adentraron en las profundidades de Babylon, con sus copas en mano, a una parte donde daba cabida a las mayores pasiones de los clientes. Una escalinata en forma de caracol conducía a un sótano habilitado para que los clientes dieran rienda suelta a su pasión. Desde arriba podía observarse como la lujuria y el desenfreno luchaban entre sí por obtener el poder. En los tramos de la escalinata muchos clientes intercambiaban pasiones sin importarles las miradas de los demás.

La cara de asco de Ethan reflejaba su incomodidad ante el lugar donde se encontraban.

―No creo que debamos de estar aquí ―dijo al fin mirando a su amigo.

―No seas aburrido, Ethan ―sonrió con picardía mirando el panorama que se encontraba bajo sus pies.

―Esto es un poco repugnante ―dijo haciendo una mueca de asco.

Sin embargo, Hunter hacía caso omiso mientras miraba a su alrededor con mirada lujuriosa.

―Ya has visto como es esto, ahora vámonos ―insistió Ethan.

Hunter no hizo caso a las palabras de su amigo. Al cabo de escasos minutos Ethan vio como el primero había tomado la decisión de desabrocharse el pantalón, bajándose un poco este mientras comenzaba a darse placer. Ethan puso los ojos como platos al contemplar aquella escena que no imaginaba que presenciaría. Tras un suspiro de molestia carraspeó.

―Me voy ―cuando intentó retroceder el camino que pocos minutos antes habían realizado para llegar hasta esa zona, sintió como una mano se apoderaba de su muñeca haciéndole detener.

―Solo será un momento... ―murmuró Hunter sin dejar en ningún momento aquello que hacía.

Ethan había optado por desistir y esperar. A pesar de mirar hacia otro lado, se sorprendió a sí mismo mirando de reojo ante su amigo. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz que le hizo ponerse alerta y activar sus cinco sentidos.

―¿Por qué en vez de darte placer a ti mismo, dejas que yo te ayude? ―Dijo un hombre de unos treinta años con mirada pícara―. Dicen que hago maravillas con mi boca, además, no utilizo preservativos ―sonrió con orgullo.

―No...Yo no... ―empezó a tartamudear incómodo Hunter mientras se acomodaba su ropa interior y sus pantalones, dejando de lado su actividad placentera.

―Venga, no me dirás qué no te gustaría que te probase... ―rió con picardía mostrando una amplia sonrisa lujuriosa.

―Te ha dicho que no ―dijo Ethan con seriedad dando un manotazo al joven cuando este acercaba su mano a la cintura de Hunter, quien estaba temblando levemente.

―¿Acaso eres su guardaespaldas? ―Bramó aquel desconocido de ojos negros penetrantes.

―Soy su mejor amigo, ¿algún problema?

Aquella frase hizo reírse con sorna al individual que tenían enfrente.

―¿Desde cuándo los amigos vienen de la mano a una zona como esta? ―Dijo mirando como Hunter se aferraba a la mano de Ethan.

―Cada uno hace lo que le da la gana, ¿te importa? ―Le arrebató Ethan.

―No seas aburrido. Yo estoy hablando con él. Y bien guapo ―dijo mirando a Hunter―, ¿Por qué no dejas de lado a tu guardaespaldas y disfrutamos de una noche placentera y descontrolada?

―Creo que no has leído el cartel de ahí ―dijo Hunter señalando una pared cercana―. Está totalmente prohibido cualquier tipo de sexo sin protección.

El treintañero de ojos negros empezó a reírse a carcajada limpia sosteniéndose el estómago intencionadamente para enfatizar su risa.

―¿A qué tienes miedo? ¿A qué te deje embarazado? ―Rió con fuerza―. Aquí nadie hace caso a las absurdas normas de Babylon. Hay que son muy carca para hacerlo.

Y efectivamente, la mayoría de los individuos que se encontraban allí estaban manteniendo todo tipo de relaciones sin utilizar protección alguna.

Brian y Justin se encontraban aún despiertos en la cama del segundo, a pesar de haber cerrado los ojos con la intención de conciliar el sueño aunque fuera por unas pocas horas, el éxito hacia aquel intento había sido totalmente nulo. Tras desistirse ante la imposibilidad de caer rendidos en el sueño, habían tomado la decisión de hablar sobre banalidades dentro de sus vidas, aunque más que banalidades, lo correcto sería decir sobre sus vidas pero obviando el tema pendiente que aún tenían, y que se encontraba aparcado en un rincón de sus corazones, y sus mentes esperando ser rescatado para salir a la superficie.

―¿Tienes algún proyecto aquí? ―Preguntó Brian recostado de lado.

―Por el momento aún no ha salido nada. Aunque voy a seguir pintando por mi cuenta y luego ya veré ―dijo con una pequeña pero sincera sonrisa la cual fue devuelta por Brian.

―Me alegro, da igual donde estés, estoy seguro de que el éxito lo tendrás asegurado ―le arremolinó el pelo.

―No sé. Pero bueno, dejemos de hablar de mí, y cuéntame, ¿cómo te sigue yendo a ti? ¿Sigue bien tu empresa?

―Por su puesto, además en estos últimos meses hemos aceptado varias campañas publicitarias que prevén tener un éxito rotundo ―sus ojos se iluminaron de felicidad al hablar de aquello―. Lo malo es que tengo un poco aparcado Babylon.

―Pero tienes quien te ayude, ¿no?

―Sí, no me puedo preocupar por eso, me fío de mis trabajadores, en Babylon todo está tranquilo, no he recibido ninguna queja ―sonrió sin saber que las cosas en realidad eran muy diferentes.

Ethan y Hunter caminaban por las calles vacías de la ciudad, la tensión se palpaba en el ambiente. Ethan había optado por no hablar, algo que Hunter captó a los pocos minutos de salir de Babylon. Cuando quedaba una calle para adentrase en la suya, Ethan se paró en seco haciendo que su amigo también lo hiciera.

―Yo m voy por aquí ―dijo Ethan seca y cortantemente.

―Sí, supongo... ―murmuró Hunter cabizbajo. Después de unos segundos nuevamente silenciosos, volvió a hablar―. No te preocupes por lo que ha pasado, por desgracia hay gente así en todos lados ―se encogió de hombros.

―No sigas, Hunter ―le cortó tajantemente―. Nunca debimos ir y punto ―se cruzó de brazos molesto.

―¿Por qué siento como si estuvieras enfado conmigo? ―Decidió preguntarle Hunter. Ethan bufó sonoramente antes de hablar.

―¿Crees que ha sido normal? ¿A caso crees que lo de hoy es normal, Hunter?

―¿Lo del tipo ese? Pero no es mi culpa que... ―sin embargo no pudo continuar cuando Ethan le cortó para seguir hablando él.

―¡Ya basta, Hunter! No eres un crío ya,¡ joder! ―Protestó enfadado―. ¿Me crees idiota para enfadarme por eso? Entonces no me conoces bien ―resopló frustrado.

―¿Entonces...? ―Intentó preguntarle pero después se calló esperando a que Ethan terminase de sermonearle por algo que no entendía.

―Si tenías dudas cuando te hicieron tu despedida de soltero, ¿por qué no las resolviste en ese tiempo? En vez de eso lo haces ahora, meses después de casarte y con un hijo en camino. ¿Te parece justo para Susan? ¡Estás siendo un egoísta! Y encima me arrastras contigo, ¡a mí! ―Se señaló a sí mismo para dar mayor énfasis a sus palabras―. A tu amigo. Una cosa es haber ido a Babylon y otra a esa zona y que hicieses eso ahí, delante de todos esos salidos...

Hunter se quedó callado, esperando a que continuase la reprimenda de Ethan, con la cabeza gacha, sin embargo, al parecer, Ethan ya había dado por finalizada la conversación.

―No me apetece seguir hablando contigo, me voy ―dijo con seriedad dándose media vuelta, aunque antes de seguir avanzando se giró nuevamente―. Pero si se pone en contacto contigo el señor Tyler, o sea tu padre biológico, avísame ―le pidió a pesar de su enfado, sin embargo, no esperó a que Hunter respondiera.

El joven de la propuesta indecente hacia Hunter se encontraba en la puerta de Babylon hablando por teléfono.

―Señor Tyler, sí, soy yo. Todo ha salido según lo previsto ―dijo hablando a través del móvil.


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