Capítulo 24: Comida inesperada

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Brian salía del trabajo conversando alegremente con, quien según él decía, era su mano derecha en su empresa. Se despidió de su casi socia y se dispuso a marcharse a su casa, sin embargo, algo le detuvo haciéndole pararse en seco.

―¿Qué haces aquí? ―Preguntó sorprendido con una inevitable sonrisa en su rostro.

―Una sorpresa ―fue la respuesta que obtuvo.

Ante sus ojos se encontraba Justin vestido con unos vaqueros anchos y una sudadera color tostado. Llevaba colgado en el hombro de forma colgada una cartera. Por unos instantes Brian se transportó mentalmente a muchos años atrás, aquel aspecto jovial de Justin le hacía avivar los recuerdos más importantes de su vida.

―Quería invitarte a comer ―le dijo Justin tras darle un beso en la mejilla.

―Me parece que ha sido una sorpresa bastante agradable. ¿Y dónde me invitarás a comer?

―¿No sabes que lo importante no es el lugar, sino la compañía? ―Dijo Justin antes de comenzar a caminar.

Brian, sin dejar de sonreír en ningún momento, continúo los pasos que Justin había comenzado.

Había pasado una semana desde que habían comenzado a dormir todas las noches juntos, sin hacer nada más que eso, dormir. La comida tan solo era un paso más, un paso que ambos querían dar. Quizá pareciese que iban lentos teniendo en cuenta el tiempo que habían estado separados, y también como habían comenzado su relación, sin embargo, ambos estaban contentos con la decisión que habían tomado y lo demás les daba igual.

Justin había optado por no decirle nada a Brian de lo que Ethan le había comentado, tampoco había hablado con Hunter del tema. Había decidido que hablaría de ello cuando su hermano biológico estuviese preparado. A Brian tan solo le había pedido que no hablase del tema aún con nadie más y este había aceptado sin preguntarle los motivos reales.

La ex pareja entró en un restaurante italiano elegido por Justin y se sentaron en una elegante mesa, uno frente a otro. Una vela color azul, que hacía juego con el mantel que cubría la mesa, se encontraba encendida, dando un ambiente de intimidad. Tras pedir dos platos diferentes de pasta, que decidieron compartir, se quedaron mirándose sin decir ninguna palabra. Pese al silencio por fin no les acompañaba la tensión alrededor.

―¿Cómo ha ido el trabajo? ―Preguntó Justin cuando un camarero vino en su copa.

―Bastante bien, pronto vamos a firmar un contrato con un anunciante de cosméticos. No puedo decir mucho, pero es una marca muy conocida y prestigiosa ―dijo con una sonrisa llena de orgullo.

―Me alegro mucho, Brian.

―Gracias ―murmuró el aludido mirándole fijamente a los ojos. Ninguno de los dos retiraba la mirada del otro, parecía una competición, sin embargo, ambos sabía que no habría ningún perdedor ni ningún ganador.

―Susa y Hunter van a hacer una cena mañana para contar lo del embarazo ―le comunicó Justin.

―¿Lo van a contar a todos por fin? Me parece bien ―dio un sorbo a su copa antes de volverla a colocar en la mesa.

Un camarero llegó para servirles ambos platos de pasta, los cuales, como tenían previsto, compartieron entre los dos.

―¿Cómo ha ido la mañana de búsqueda de trabajo? ―Se interesó Brian.

―De eso quería hablarte ―la sonrisa que había predominado en el rostro de Justin desapareció de repente, haciendo que la de Brian también lo hiciese.

―¿Te vuelves a Nueva York? ―Brian intentó que su pregunta sonase con un tono normal, pero el miedo se había apoderado un poco de su voz. No quería volverle a perder.

Rápidamente Justin negó con la cabeza y volvió a sonreír.

―Nada que ver. Por el momento no tengo intención de volver, ya te lo dije una vez. Hay mucho que tengo que recuperar aquí.

―¿Entonces por qué has dejado de sonreír de repente? ―Se interesó Brian algo preocupado.

―No quiero que pienses que estoy desperdiciando un sueño ―aclaró Justin, sin embargo Brian aún no entendía lo que quería decirle con aquellas palabras.

―¿Por qué lo dices? No te comprendo Justin.

En ese momento un camarero apareció para retirarles los platos ya vacíos. Tras preguntarles si deseaban tomar postre, ambos pidieron helado y café.

―Es sólo que por ahora voy a dejar un poco de lado los cuadros ―murmuró Justin.

―¿Vas a dejar de pintar? ―La sorpresa se reflejaba en el tono y el rostro de Brian.

―No, no ―negó Justin―. Todo lo contrario. Me han cogido de una editorial para hacer ilustraciones ―una sonrisa se dibujó en su rostro.

―¿Quieres hacerlo? ―Preguntó más bien con curiosidad.

―Sí, han sido muchos años en otra faceta y me apetece cambiar, pero tenía miedo de que la gente no lo viera con buenos ojos ―se encogió de hombros.

―Que le den a la gente, lo importante es lo que tú quieras hacer ―Justin tenía su mano en la mesa y Brian acercó la suya para tomársela.

―Gracias ―sonrió Justin sin apartar la mano―. Aunque eso sí, seguiré pintando de vez en cuando cuadros pero para relajarme.

―Me parece perfecto ―Brian aprovechó que Justin no había retirado su mano para entrelazar sus dedos.

Justin sentía que el tiempo se había detenido y deseaba que aquel momento se congelase para siempre, sin embargo, la vida continúa, y eso se lo dejó claro el sonido que hizo su móvil indicando que alguien le estaba llamando.

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora