Capítulo 28: ¿Cómo estás?

555 15 5
                                    

El timbre sobresaltó aquella tranquila tarde a Hunter, quien fue rápidamente a ver quien se encontraba tras la puerta. Temía que se tratara de los padres de Susan, su padre biológico o el chico de Babylon que no dejaba de acosarle.

Después de la noche anterior, en la fatídica cena, había desconectado de todo el mundo, incluidos Mike y Ben, quienes habían comprendido que necesitaba estar sólo. Fuese quien fuera la persona que estaba llamando, había provocado que su tarde de relax diera por finalizada haciendo que todos sus sentidos se activasen.

Miró por la mirilla sin preguntar antes, para así no encontrarse con una visita de mal gusto. A pesar de no querer recibir a nadie, dependiendo de quién se tratase, podría intentar fingir que no había nadie o abrir. O incluso pedirle a la persona tras la puerta que volviese en otro momento. Se sorprendió encontrar el rostro de Ethan esperando a que le abriese la puerta. Aquella reacción conllevó después un suspiro de alivio y decidió abrir para hacerle pasar. Cuando el joven entró, cerró rápidamente temiendo que alguien más llegase.

―Hola... ―Murmuró Ethan con las manos metidas en los bolsillos.

―Hola. ¿Quieres pasar? ―Preguntó Hunter en forma de invitación.

―Supongo ―respondió él encogiéndose de hombros.

Ambos pasaron al salón y se sentaron en el sofá guardando silencio, esperando a que el otro lo rompiese en algún momento, pero sin éxito alguno, ninguno se animaba a tomar la palabra.

―¿Quieres tomar algo? ¿Una cerveza, quizá? ―Preguntó Hunter al cabo de un rato en absoluto silencio.

―Vale.

Cuando Hunter regresó con dos cervezas y unas aceitunas para picar, se volvió a sentar en el lugar donde antes estaba, pero esta vez Ethan no estaba dispuesto a volver al mismo silencio que antes, no había ido a aquella casa precisamente para eso.

―¿Cómo estás? ―Le preguntó cuando abrió su lata de cerveza y bebió un sorbo de esta.

―Bueno, he estado mejor. Lo de ayer se veía venir por como son los padres de Susan, pero no por ello deja de ser desagradable ―respondió él y acto seguido abrió su cerveza también.

―Supongo que es algo a lo que deberás acostumbrarte con el paso del tiempo... ―murmuró Ethan.

―Qué remedio, ¿no? ―Dio un largo trago a su cerveza.

―Lo siento ―dijo de pronto Ethan.

―¿Por qué? No es tu culpa que sean de esa forma.

―No lo digo por los padres de Susan... Siento lo de estos días ―aclaró Ethan haciendo que en Hunter se dibujase una pequeña aunque breve sonrisa.

―Ya, bueno... Podemos darlo por olvidado si quieres ―respondió un poco después.

―Supongo. Somos amigos ante todo, ¿no?

―Sí, por supuesto ―afirmó Hunter convencido.

―Eso no quita que no quiero que hagas daño a Susan... ―advirtió Ethan tornando la conversación en algo más serio.

―¡Yo no voy a hacer daño a Susan! Ethan... Si has venido a eso, no estoy de humor, así que ya sabes por donde está la puerta...

―No he venido a pelear, simplemente me preocupo por vosotros y el bebé que viene en camino.

―Sí, ya... ―bufó Hunter algo molesto―. Pero para eso no te tienes que meter en mi vida, ¿vale? Podemos seguir nuestra amistad pero no meterte en todo. No es tan difícil, ¿no crees?

―Ya, ahí tienes razón ―sentenció Ethan.

―Además... En parte tenías razón ―confesó Hunter sorprendiendo a Ethan.

―¿Razón de qué?

―De que aquel día no tuvimos que ir a Babylon ―dijo cabizbajo―. ¿Te acuerdas del tipo aquel?

Ethan simplemente asintió con la cabeza esperando a que su amigo prosiguiera, no sabía qué era lo que iba a contarle.

―Pues no sé cómo ha obtenido mi teléfono, pero no para de acosarme por mensajes.

―Bloquéale y listo.

―No es tan fácil... ―suspiró él.

―¿Cómo no va a ser fácil? No tiene mucho estudio. Le das a bloquear contacto y ya está.

―No me refiero a eso. Claro que sé como bloquear a alguien. El problema está en sus amenazas. Es como si supiera cosas de mi vida ―confesó alarmando a Ethan―. Lleva tiempo haciéndolo y la verdad es que estoy asustado.

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora