Capítulo 34: Mensajes

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Tras una larga tarde de llanto y consuelo, Hunter había quedado rendido bajo los brazos de Morfeo. O, más bien, podría decirse que fue sujetándose a la camiseta de Ethan.

El hermano de Justin le había contado todo lo que había sucedido en los últimos días, y el acoso al que se sentía sometido por aquel joven desconocido contratado por su padre. Porque si algo tenía claro Hunter, era que su padre era el principal artífice todo eso. Pese a su temor de que Ethan le sacara a colisión el haber ido aquella noche a Babylon, nada de eso ocurrió.

―¿En serio creías que te iba a reprochar eso? ―Inquirió Ethan negando con la cabeza―. Pensaba que me conocías mejor... Si algo te reprocharía es haberte callado durante tantos días...

―Bueno, no es fácil contarlo... ―se intentó defender Hunter.

―Claro, por eso es chantaje. Si fuera fácil contarlo no te atacarían con eso ―aclaró Ethan.

―No se lo dirás a mi hermano, ¿verdad?

―No soy yo quien tiene que decírselo, eso solo lo tienes que hacer tú.

―Ya, pero no estoy preparado para esto tampoco... Ni si quiera hemos hablado de que somos hermanos...

―Pero no deberías de dejarlo... Lo que está pasando es muy serio. No vuelvas a guardártelo todo para ti, por favor...

Ambos acabaron fundiéndose en un fuerte abrazo, mientras Hunter lloraba inevitablemente. Llevaba así gran parte de la tarde. Sin embargo, se sentía aliviado al poder contarlo y dejar que todas sus lágrimas pudieras escapar.

Habían acabado en la habitación de Susan y Hunter, donde habían intentado pensar qué hacer con respecto al chico de las amenazas. Durante esa misma tarde el joven había recibido más de un mensaje, haciendo que el cabreo de ambos aumentara con cada uno de ellos. Cuando sintieron que habían agotado todas las ideas, Ethan se percató de que su amigo se había quedado completamente dormido. Allí mismo, sujetándose a su camiseta, arrugándola entre su puño, como si se tratase de un niño pequeño. Observó cómo había quedado su nariz, completamente colorada por culpa del llanto. Por un momento estuvo a punto de tocarla, pero cuando su mano iba a hacerlo, la retiró repentinamente negando con la cabeza.

―No seas idiota, Ethan... ―se reprochó en un murmuro.

Lo que debía de hacer era marcharse de allí, pero no sabía si interrumpiría en el caso de que Justin hubiera llegado con Brian. Pero, ¿por qué iba a interrumpir en su propia casa? Había aceptado lo de llave, no encontraba problema en ello, pero tampoco quería que la situación fuera incómoda, sobre todo si se trataba del mismo día en el que Justin le regalaría la llave. ¿O es que acaso se estaba poniendo escusas para no volver a casa? Negó con la cabeza y se sentó en la cama con intención de marcharse, pero el agarre de Hunter se intensificó con más fuerza. Eso le hizo resoplar.

Mientras seguía debatiéndose sobre qué hacer, el móvil de Hunter vibró, lo que significaba que había recibido un mensaje instantáneo. Pensando que se trataría del chico que no dejaba de atosigarle, lo cogió inmediatamente para leerlo. No es que le gustase leer conversaciones ajenas, pero la situación que su amigo estaba viviendo lo requería. Al cogerlo para leerlo se dio cuenta de que no era aquel chico, sino Susan. Pero él ya lo había leído:

"Hola amor. ¿Cómo va todo por casa? Por aquí va todo genial, ahora saldré con Sarah a tomar algo, pero prontito a la cama, que mañana tenemos reunión temprano".

Por supuesto, ¿qué esperaba? Aquello era lo normal que debía de suceder. Negó con la cabeza y comenzó a teclear desde el teléfono de Hunter:

"Eso es genial, cariño. Por aquí todo genial, pero ya te echo de menos. ¡En unos días nos vemos de nuevo, por fin!".

Sabía que no era de su incumbencia, pero por otra parte sentía que se lo debía a ambos, él no pintaba nada allí, así que al menos haría lo que estuviera en su mano por mantenerles unidos.

"Uy, ¡qué cariñoso! Lo mismo voy a tenerme que marchar más a menudo para que me eches así de menos. Ja, ja"

Cerró unos segundos los ojos antes de volverlos a abrir para responder a Susan. Cuando empezó a teclear en el móvil, sintió la vista algo nublada, haciendo que tuviera que pasarse el dorso de la mano para retirar unas lágrimas que habían brotado de ellos sin ser consciente.

"No, mejor no, que se me hace eterno esperarte. Bueno, amor, hoy ha sido un día un poco agotador, así que voy a ver si me doy una ducha y me relajo. Además, así te dejo que te prepares para tu noche de chicas. Un besito".

No llegó a leer la respuesta de ella. Soltó de nuevo el móvil en la cama. Ahora sí que se había decidido. Con cuidado soltó la mano que aferraba su camiseta. Para su suerte, Hunter no se despertó, sino que ahora fue a las sábanas a quienes agarró con la misma intensidad. No pudo evitar sonreír ante aquel gesto.

Cerró un segundo los ojos y le propició un suave beso en la frente.

―Buenas noches... ―murmuró para después marcharse de allí.

El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora