Capitulo veintiocho.

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Narra Jesús.
Una vez que ya habíamos desayunado, Yanire volvió a su casa porque su madre se lo había pedido, a saber para qué.

–Está noche salimos de fiesta, quiero echar ya un pinchito. –Grito Dani riendo.

–¿Qué quieres echar que? –Preguntó mi madre alzando una ceja.

Calum y yo soltamos una carcajada y Dani miro hacia el suelo bastante avergonzado. Mi madre comenzó a reírse junto a nosotros, mientras que Dani nos fulminaba con la mirada. Cosa que hizo que riera aún más fuerte.

–Basta ya,¿no? –Se quejó Dani.

–Mi enfadica favorito.–Sonrió Calum abrazándole.

Dani terminó sonriendo mientras le devolvía el abrazo a Calum.
Subí a mi cuarto para darme una rápida ducha y ponerme ropa decente. Supuestamente íbamos a ir a dar una vuelta, ¿a donde? No lo sé. Con ellos nunca se sabe.
Esta noche por supuesto que vendrían Santi y Yanire, o al menos Yanire. Santi aún no sabía bien que haría. Aunque, a mi no me gustaba la idea de que Yanire viniese con nosotros, ya que eso implicaría verla con chicos, y que queréis que os diga, pero me va a joder.

–¿Estas? –Preguntó Dani entrando a mi cuarto sin llamar antes.

–Se llama antes de entrar, maleducado. –protesté.–Pero si, ya estoy.

Narra Yanire.
Mi madre me había explicado que nos íbamos una temporada a madrid, mi abuela se había puesto mala, no estaba grave por supuesto que no, pero mi abuelo solo no la podía cuidar. No era algo que me molestase, quería mucho a mi abuela , y haría lo que fuese por ella. Además, me vendría bien estar un tiempo sin ver a Jesús.
Aunque, a ellos no les diría nada, saldría esta noche de fiesta con ellos, y mañana saldríamos temprano.
Me dispuse a ir a mi habitación, ya que tenía que hacer la maleta. Santi ya tenía todo listo, porque él ya lo sabía.

–Yanire, a comer. –Aviso mi hermano entrando en mi habitación.

–Voy.

–Oye, tienes unas ojeras importantes eh.

–Calum vino a por mi en la madrugada, no dormí nada. –Dije divertida.

–Júramelo. ¡Haberme avisado!

–Te lo juro. Le estuvimos preparando una sorpresa a los gemelos.

–Madre mía. Así estas con esa cara de dormida.

–¡Yanire! ¡Santiago! –Oímos gritar a nuestra madre desde la planta de abajo.

Santi se me quedó mirando mientras sonreía negando con la cabeza.
Me levante de la cama, esquivándole y saliendo de mi cuarto corriendo. A parte de estar muerta de sueño, también lo estaba de hambre, y si, había desayunado hace una hora o cosa así, pero ¿y que? Él hambre nunca me abandona.

–¿Y tu hermano? –Preguntó mi padre algo molesto.

–Ya baja. –Dije cuando vi la silueta de Santi bajando por las escaleras.

En mitad de la comida, avise a mis padres de que esa noche saldría de fiesta, y no aceptaba un no por respuesta. Me apetecía salir, y más estando Calum aquí con nosotros.
Ellos aceptaron porque no tuvieron otra opción, aunque al principio no les pareció buena idea ya que Santi no iba a venir finalmente.
Cuando acabe, recogí mi plato, y subí directa a mi habitación. Necesitaba dormir un buen rato, o esta noche no estaría para ir de fiesta.

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