Capítulo diecisiete.

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Una semana después...
Narra Jesús.

Estábamos acabando de meter todo en el coche. Ya nos volvíamos a nuestra querida Sevilla. Pero, en realidad,ninguno quería volver.
Nos subimos nosotros al coche, y pusimos rumbo a nuestra casa.

–¿queda mucha? –Pregunto Dani bostezando. –Tengo hambre.

–Una hora. –Respondió mi madre dándole un bocadillo. –¿quieres?

Negué con la cabeza y cogí el móvil para hablar con Yanire. Porque no, esta vez no íbamos juntos, por una sencilla razón. Ella se iba a Madrid tres días a ver a sus abuelos.

–Ya estamos. Ayudar a bajar todo, anda. –Pidio mi padre.

Dani y yo asentimos y mientras mamá abría la casa, nosotros bajamos todo hasta la puerta de esta. Metimos todo y cada uno se fue con sus cosas a su cuarto a guardar las cosas. No teníamos planes para esta tarde, pero algo saldría.

–Tio, Dani. –Lo llamé.

Cuando entro por mí puerta, le dije que se sentara en mi cama. Quizás me echara la bronca por lo que iba a decirle ahora.

–He quedado con Nerea.

–¡¿Qué!? –Grito. –Estas con Yanire, tío.

–¡no voy a hacer nada! –Me defendí.

–Tu verás lo que haces. Ya sabes cómo es ella, y como le hagas daño a Yanire, me va a dar igual que seas mi hermano.

Narra Yanire.

–Dios me estoy muriendo de calor.

Aún quedaba una hora para llegar a mi querida ciudad favorita, Madrid.
Estaba deseando llegar para ver a mis abuelos, y para poder bajarme de este maldito coche en el que llevo tres horas.
Cogí el móvil para hablar con Jesús, pero no llegaban ni los mensajes. Genial.
Decidí hablar a Dani, por si acaso había pasado algo con Jesús, pero no, todo estaba bien, y Jesús estaba fuera de casa sin batería. Típico en él.

–Ya estamos. –Dijo Dani tocándome el brazo.

Suspiré y me desabroché el cinturón a la vez que apagaba el móvil con la otra mano.
Habíamos aparcado justo en la puerta de la casa de mis abuelos, no teníamos que andar nada, menos mal.

–¡Abuela! –Grite corriendo hacia ella.

Hacía por lo menos un año que no la veía ,ya que mis padres por unos temas y otros, no podían traernos a Madrid, y solos no nos dejaban venir. Lógicamente.

–Como te echaba de menos, mi niña. –Sonrió ella cuando me abrazaba.

Abrace a mi abuelo, y volví al coche para coger a Martín y enseñárselo a ellos. Cuando Martin nació, ellos fueron hasta Sevilla para verlo, pero como yo tenía instituto no coincidimos , y no los vi.

–¡Qué grande está! -Sonrió mi abuelo cogiéndolo en brazos.

Todos soltamos una gran carcajada,al ver la cara de Martín cuando el abuelo empezó a darle besitos.
Ayude a Santiago a meter todo en casa, y después nos sentamos en el sofá junto a los demás.

–¿Damos una vuelta? –Me pregunto él.

–Sí, quiero estirar las piernas.

Avisamos de que nos íbamos y nos fuimos a cambiar de ropa. En Madrid hacia muchísimo menos calor que en Sevilla, obviamente, pero igual, hacía bastante calor.
Aún eran las siete y media, y estábamos tomándonos un helado en nuestra heladería favorita.

–¿Qué tal con Jesús? –Pregunto mi hermano riendo.

–Bien. –Sonreí avergonzada. –El viernes lo hicimos.

–¿De verdad? Dios, como se enteren... Estás muerta.

–Tranquilo, solo lo sabes tu, y supongo que Jesús se lo habrá contado a Dani.

Narra Dani
No me fiaba para nada de mi hermano, sabía que iba a hacer algo con Nerea, siempre lo hacía, ¿Por qué ahora no? Por mucho que me prometiera que no...
En fin.

–¿Tu no vas a ningún lado?

–No mamá, no tengo donde ir. –Rei.

En realidad, toda mi pandilla de amigos habían quedado, pero ,no me apetecía mucho salir,la verdad. Me apetecía jugar a la Play, y estar solo.

–Vamos a hacer la compra, venimos en un rato.

–¡Adiós! –Grite sin dejar de mirar la televisión.

Narra Jesús.
Nerea y yo habíamos venido a una plaza que había cerca de su casa, a ninguno de los dos nos apetecía andar, asique, nos sentamos ahí. Estábamos hablando de cosas que nos han pasado desde la última vez que nos vimos.

–Y...¿Te has echado novia? He visto algunas fotos tuyas con una chica morena.

–Es solo una amiga. –Sonreí.

Ella sonrió aún más.
¿Por qué has dicho eso Jesús? Yanire no es una más en tu vida, es la única. Ya la has cagado.
Nerea se acercaba poco a poco hacia mi, y yo me echaba más para atrás. Pero ella insistía, no quería liarme con ella, y menos estando así de bien con Yanire.

–No podemos liarnos. –Suspire.

–¿No? ¿Quién nos lo impide?

–Pues yo , no quiero nada con nadie.

Dicho esto, me fui dejándola ahí sola. Mal por una parte, pero bien por otra. Si me quedas ahí, acabaría haciendo cosas que no serían correctas al estar con Yanire, pero tampoco era plan para dejarla ahí sola sin venir a cuento.

–¿Ya estás aquí? Qué pronto.

–Queria liarse, y yo no. La deje sola.

Dani soltó una carcajada bastante grande,haciendo incluso que me riera yo también. Estaba mal reírse de esto, pero fue gracioso así pensándolo.

Narra Yanire.
No podía creerme que esto me estuviera pasando así. Habían pasado cinco días desde que lo había hecho con Jesús, y me tenía que bajar hoy, o como muy tarde mañana. De momento no me ha bajado, y ya son las doce de la noche. Pero, Jesús y yo usamos protección. Ahora mismo estoy cagada. ¿Debía decírselo a Jesús?
Me quedé pensandolo un buen rato, y decidí esperar a mañana, si mañana no me bajaba, se lo diría a Jesús.

Continuará...
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Intentaré subir esta noche, pero no prometo nada.

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