Capitulo 19-2 La hora de la venganza

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—No quiero hablar contigo —le dije temblorosa, bajando la cabeza presa del pánico.

Al dar unos pasos hacia atrás aproveche para sacar mi celular y escribir un mensaje.  No acabe de escribirlo a causa de que Alexis se estaba acercando. Sentí tiritar mis labios y eso solo lo hago cuando tengo mucho miedo. Alexis no espero ni un segundo para volverme a tomar de la mano. Él se acerco despacio a mi cara y soltó un fuerte suspiro al mírame con esos ojos soñadores y enamoradizos, parecía que hubiese esperado años por volver a ver mi cara, ya que cada vez que recorría, con su mirada, cada centímetro de ella, soltaba un fuerte suspiro. Rozaba mi mejilla como si fuese de crista y cuando su mirada se volvió a clavar en mis ojos,con su voz dura dijo:

—Aun no te puedo superar, mi querida ballerina. Mi amor imposible. Te amo tanto.

Con esas palabras me quede helada, no sabía si échame a correr o quedarme ahí. Si corro hay posibilidad de que me caiga y si me quedo puede que vuelva a tener otra fractura.

—Tú no me amas, déjate de tonterías — trate de contestar lo más firme que pude.

—¿Qué hombre sería capaz de no amarte? Caray, Alex te conoces tan poco — hizo una pausa y luego continuó  —.Ahora comprendo a Julián, es un perrito faldero, tan fiel y que de seguro se pone ansiosos cuando se quedan solos. Siempre anda detrás de su "dueña", trata de mimarte y estar siempre a tu lado, Julián es un simple mandilón que no sabe vivir sin su mujer y, no lo culpo, por alguna razón estas logrando eso conmigo, desde que me prohibieron verte me dan más ganas de abrazarte y besarte que hasta a mi mismo me sorprende, Alexa, cada vez me enamoras mas con esos movimientos tan perfectos en el escenario.

Sus ojos cristalinos clavados en los míos hicieron que mis piernas se doblaran cayendo al suelo. Como una mujer derrotada me quede tendida en el suelo a punto de llorar.

—¿No te basto con echarme a perder casi dos años de mi carrera para que ahora te aparezcas? —dije con la voz temblorosa y llena de temor.

Alexis se agacho y tomo mi barbilla con tal fuerza que impedía que mirase a otro lado. Sólo lograba escuchar el motor de los carros y el rechinido que hacia la puerta del mini súper al abrirse y cerrarse.

—Tú te apareciste aquí, yo trabajo en este lugar gracias a ti — soltó mi barbilla y yo baje la cabeza, mirando al suelo se me vieron infinidad de respuestas, pero decidí no hacerlo enojar mas.

—Tú lo ocasionaste — replique, retrocediendo asustada.

Alexis sonrió, limpio mis inevitables lágrimas y me levanto del suelo helado en que yacía temerosa. Cerré los ojos esperando el golpe.

—No te vas a librar tan fácil de mí, algún día te tendré como muchas veces te he soñado.

¿Cómo me ha soñado? ¿Por qué no me vuelve a golpear y termina con esto?

Abrí los ojos y Alexis se encontraba en frente de mí, su cara se encontraba tan cerca de la mía que escuche la respiración tranquila y serena de él, pero cada vez que me miraba a los ojos su respiración se aceleraba.

—Alexa, Alexa hasta nuestros nombres son parecidos — dijo mientras retiraba un mechón de cabello y lo pasaba por detrás de mi oreja.

Me incorpore de nuevo y, en cuanto estuve en mis cinco sentidos intente correr, lo que ocasiono que Alexis me acorralara en la esquina de la calle.

—Oye, no acabes con mi diversión tan rápido — sus fuertes y agiles brazos me sostuvieron por detrás, pasando sus brazos alrededor de mi cintura, y oliendo mi cuello me apretó mas a él —. Ya extrañaba tu aroma —murmuró.

El miedo a perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora