Uzziel

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No estaba preparada para enfrentarme a él, deseaba escapar para encontrar a Mebahel y salir de este infierno. Mi cuerpo temblaba y apenas podía respirar. La vista se nubló pareciendo que iba a desmayarme, pero no fue así.

—No me hagas esto...

Paradise, en cambio, se abalanzó a Amón y le atacó con su gigante espada. Los dos hacían choque con las hojas de sus armas intensamente que a veces no podía ver sus movimientos. Ella empujaba a mi padre para que pudiese irme, me estaba protegiendo.

—¡Corre! ¡Vete! No podré resistir más... ¡Ve a la luz!
—Pero...
—¡Ve! Estamos unidas, no te dejaré sola.

No dudé. Ni pensé. Corrí sin mirar atrás. Sentí preocupación por Paradise, noté que entre nosotras había una gran unión. Mis brazos y piernas se agilizaban lo más que podían. Paré cuando llegué al límite de la oscuridad, aquello que separaba los dos mundos. A mis espaldas él lo estaba destrozando todo a su paso. Él había absorbido nuestro hogar, los miembros...

"Él ya no es tu padre. Entra si no quieres morir" —comentó mi sombra volviendo a mí. Suponía que podíamos estar unos pocos metros alejadas, aunque después ella apareció más alargada de lo habitual.

Giré mi cuerpo a contemplar el mundo de la oscuridad consumido por la locura de mi padre, o, mejor dicho, ese monstruo. Toqué la puerta de cristal que me llevaba al otro lado, con la esperanza de hallar a Mebahel. Ese lugar, del que me habían expulsado. ¿Era necesario regresar? Tiré entrando antes de que la maldad me alcanzase. Los habitantes de la luz me observaron extrañados y hablaron entre ellos. De pronto, sus rostros cambiaron a preocupación. Me sentía nerviosa, no deseaba que entrase, que me capturase. Arrastré mi cuerpo hacia el interior de la ciudad al igual que los miembros de la luz. Algunos gritaron, otros corrieron y se refugiaron. Yo, en cambio, me quedé inmóvil, paralizada. La gente no se dio cuenta de mi existencia y sufrí agresiones por pisotones y empujones del jaleo. Solté unos gemidos de dolor e intenté protegerme de los golpes con mis brazos siendo inútil. No resistí. Caí inconsciente debido al miedo. Si tan solo pudiera verle una vez más...

~~~
Oí dos voces. Parecían de chicos jóvenes, desconocía sus conversaciones. Notaba un dolor intenso en mi cabeza, ni siquiera sentía a Paradise. Entre abrí los ojos viendo borroso a mi alrededor.

—¡Se está despertando! ¡Vinn, Vinn! —avisó el que suponía ser el más joven.
—¿Sí? Veremos qué tal. ¿Hola? —. El otro chico se acercó muchísimo y forzó la apertura de mis párpados.
—¡Eh! Duele... —dije aclarando la visión.
—¿Estás bien? ¿Te duele algo?
—John, déjale espacio. Vamos a dejarle distancia.
—Emm... ¿Cómo he llegado aquí?

Moví mi cuerpo porque tenía intención de levantarme. Al verme... Estaba repleta de arañazos y algunos moratones, pero por mi tonalidad era complicado de ver.

—Tranquila, nosotros te hemos cuidado. Mebahel te trajo y se marchó a hacer unos recados. Volverá.
—¿Ella?
—Sí, es nuestra amiga. Yo soy John —. El pequeño me ofreció su mano como saludo y nos la estrechamos—-. Y él es mi papá, Vinn.
—También somos sus protegidos, por desgracia uno de mis hermanos decidió irse al lado oscuro... Tú eras de allí, ¿no? Él dirige todo eso...
—Era mi padre —dije en seco—. Se volvió loco y los mató por poder —sollocé.
—Eso quiere decir que eres mi sobrina... Qué alegría... —. Sonrió emocionado—. Con lo joven que eres podrías haber muerto si no es por esa extraña sombra -señaló al suelo.

Allí estaba ella, descansando. Se despertó cuando le rocé con el dedo. Salió de dónde estaba soltó un bostezo.

—Cuando te encontramos eso suplicó ayuda. También le vimos un poco dañada —informó Vinn—. Miraré si Mebahel ha vuelto —. Y se fue de la pequeña sala.

John observó a Paradise e intentó tocarle, pero le traspasó.

—¡Vaaaya! Yo también quiero uno de estos...
—No es buena idea... —. Sentí un mareo que obliga a acostarme.

"Uzziel, ¿estás mejor?" —me dice en mi cabeza. Dirigí mi mirada hacia ella mostrando una sonrisa triste.

John también se marchó dejándonos solas.

—¿Ahora puedes hablar?
—Con otras personas me sale una voz un poco temeraria —responde bajo mis hombros—. Debí protegerte.
—Ya estás haciendo demasiado por mí. ¿Lo notas tú también?
—Es complicado, sientes que esto no va a salir bien y acabaremos mal. Por favor, no pierdas la esperanza aún. Le detendremos.
—Ya —. Di un enorme suspiro y salté de la cama. Mi ropa estaba rasgada y un destrozo más y estaría desnuda. La sombra rodeó mi cuerpo arreglando la túnica. Contemplé las marcas de las manos, sabía que tenía que hacerlo, aunque sintiese debilidad. Agarré el pomo de la puerta y lo giré.

No podía ser. Era ella. Caminando despacio hacia mí. Ya no ocultó su rostro con la capucha, su cabello se movía lentamente y en sus manos portaba dos espadas ardiendo fuego dorado. Su rostro reflejaba la calma y extendió sus brazos para alcanzar los míos. Miró a Paradise sonriendo.

—Ya estoy aquí. Oh, ya tienes tu propia sombra...
—¿Dónde están todos? ¿Y Vinn y John?
—Solo tú y yo...

Nada parecía haber cambiado, pero... Ya no había ningún habitante de la luz. Abrí los ojos sorprendida y bajé la cabeza. Mebahel me abrazó retirando sus espadas.

—Uzziel... Yo soy la traidora, quién tiene los tres poderes.

Por ella... Todos murieron... 

Traitor Angel(#0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora