Lelahel

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"Quiero... salvarle" —. Pensé señalando a mi hermana, o lo que fue una vez.

Si esa es tu elección... Así será.

El desconocido me soltó y dejó donde estaba. Algo pasaba mientras seguía tirada en el suelo llena de sangre. Despejé la vista. Una chica pequeña, pelo corto castaño recogido en dos coletas altas y una túnica negra que le conectaba con esa especie de sombra. No iba a rendirme, así que agarré las espadas con fuerza y salí al campo de batalla. Sorprendentemente, esa extraña le hacía frente a su enemiga combinando sus diminutos escudos tanto como de ataque como para defenderse. Igualmente, su compañera oscura le apoyaba atestando unas estocadas con su enorme espada alargada.

—¡Diana! ¡Basta!
—Otra vez tú... Creí haberte matado... ¡Y SOY DARKIA ASQUEROSA! -. Vino a por mí cuando la extranjera formó con sus manos un gran escudo que me protegió.
—Ella no es tu contrincante, ¡soy yo! —. Lo hizo explotar y le lanzó lejos de nosotras. Se acercó a mí y ofreció su mano—. Mebahel...
—No, Lelahel...
—Debes escucharme, este mundo está a punto de destruirse y tenemos que evitar que eso pase.
—Por mi culpa... He sido yo... —. Lloré—. ¿No puedo hacer nada?
—Sí, pero, necesito algo a cambio... Y sea muy valioso.

Sus recuerdos...

Si era para quitarle ese sufrimiento, volver a ser como era antes... Estaría dispuesta a hacer lo que sea.
—Hazlo, Paradise —. Avisó a su compañera y ella nos envolvió en una cápsula oscura—. ¿Estarías dispuesta a darme tus memorias por ayudar al ángel traidor?
—Sí, lo estoy.
—Haré un mundo nuevo y no te acordarás de nada ni nadie, pero la historia no será la misma. Paradise y yo haremos lo que sea para cambiarlo todo, incluso podrías nacer de distinta familia. ¿Entendido? Por cierto, me llamo Uzziel —. El tono de su voz me sonó más familiar.

—¿Podrías hacer una cosa más por mí, Uzziel? Quiero que lo que me extraigas guárdalo bien...

Asintió sonriendo. Por un momento, parecía recordar su rostro. Ella y yo... ya nos conocíamos de antes. Sin más dilaciones, recitó unas palabras apareciendo tres bolas de diferentes colores que formaron transformándose en uno solo y brillando con mucha intensidad.

—Ahora... tú... déjate consumir por la oscuridad.

La negrura me absorbió tomando todo de mí y dejándome en medio de una confusión.

La oscuridad será parte de ti, rosa dorada...

De pronto, lo que viví y sentí se fue borrando. Mi familia, el infierno, mi felicidad... Satanás... Estiré la palma para no olvidar, pero... no fue así. Era parte del trato, y ya no había marcha atrás.

—¡Satan, lo siento! —chillé antes de que mi voz se apagase y modificase mi vida para siempre.

Yo... le abandoné.

~~~
—¿Qué ha sido eso?

Oh, acababa de despertar en mi turno como vigilante de las puertas del cielo, como me ocurría casi todos los días.

—Otra vez ese sueño... ¿Quién es Satanás y Uzziel? 

Traitor Angel(#0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora