Traitor Angel(#0)

Satanás

    Lo sabía. Él ya estaba tramando algo. Aprovechó el más mínimo momento para convencer a ese pobre ángel sin alas para hacer uno de sus tonterías. Cuando me dijiste aquello, supe que esto iría de mal en peor. Envié a Sublatti para que investigase sobre ello. Aparte de una buena consejera, Lelahel, ella era una espía del cielo, de ahí conoció a ese... Da igual.
Oí un grito proveniente de tu habitación, acudí por si te estabas mal y salí al ver que solo habías tenido una pesadilla. ¿Qué clase de mal sueño habías tenido? No me atreví volver a donde estabas. Me reuní con Sublatti y hablar de lo hallado, pero ella se preocupó porque su hijo estaba desaparecido. Le tranquilicé porque tal vez podría estar en un encuentro con otro ángel en secreto, eso le hizo enfadarse y se recogió en su habitación. Fui a verte de nuevo, pero te ausentaste. Busqué en los rincones pensando que te escondías, y no fue así. Corrí a Sublatti suplicándole que me ayudase a encontrarte. ¿Cómo te marchaste? ¿Por qué?

Me senté en el trono llorando por ti, ¿querías abandonarme? ¿Algo hice para que te fueses? La duda deprimía más a mi corazón. Al rato, viniste. Estabas sollozando y tenías arañazos por todos lados. "Ella lo ha hecho, va a matarnos a todos...", anunciaste entre lágrimas. Me abrazaste mientras te lamentabas. "No permitiré que te hagan daño", prometí. De repente se escucharon estallidos de afuera. ¿Qué era ese escándalo? Varios de mis sirvientes vinieron a mí anunciando que la barrera que separaba cielo de infierno se rompió. Parecía ser que el Creador fue atacado por un fenómeno extraño y, no solo eso, pretendía destrozar el cielo y pronto el infierno. "Debemos defender nuestro mundo antes de que ese monstruo nos los quite", enuncié al resto de los demonios. Ordené a encerrarte para estar a salvo y yo junto con mis soldados salimos a la batalla. Un ángel oscuro nos recibió con una sonrisa malévola diciendo: "Has hecho mal en desafiarme, demonio. ¿Qué pasará cuando la traidora de mi hermana vea a su rey cortado a trocitos?".

Conque era tu dichosa hermana amargada... Te lo prometo y prometí, no iba a dejar vencer por un ángel engreído. Ni, aunque tuviese una espada divina ardiendo en negro.