Capítulo 9 - El entrenamiento de Young Saeng

164 24 2
                                    



Luego de la iniciación la vida de los vampiros había vuelto a la normalidad y cada Clan regresó a sus respectivos territorios. Existían solamente cinco patriarcas y cada uno era responsable de una región; en el Norte del mundo vampiro reinaba Yesung, uno de los vampiros más peligrosos y repugnantes del lugar conocido por ser eterno enemigo de Jung Min, a pesar de que nunca le había declarado la guerra de manera directa era evidente que deseaba su lugar, como hijo de uno de los funcionarios de más alto rango fue considerado en un momento como posible sucesor del trono, pero no tenía ingenio para la guerra y perdió por una enorme diferencia ante Min, para salvar su honor le suplicó a Thai que lo pusiera a cargo de una región y terminó convirtiéndose el patriarca de "los butha", unos extraños y grotescos demonios que se alimentaban de carroña pero que eran necesarios para la limpieza del lugar, aunque debido a su inconformidad por haberlo puesto a cargo de esa tierra fétida, nunca dejó de causarle dolores de cabeza a Jung Min al llevarle la contraria en las reuniones del Consejo.

En el Este reinaba Yeon Woon, un vampiro vanidoso y avaro al que no le importaba otra cosa más que el sexo, era de hecho un patriarca que se la vivía de fiesta en fiesta, por él los vampiros habían sido descritos como criaturas que únicamente se dedicaban a los placeres. En realidad era solo un patriarca de adorno, pues el verdadero trabajo de la región tanto del Este como del Oeste lo realizaba un vampiro llamado Heechul, un fiel amigo de la infancia del príncipe Min que contaba con su entera confianza y a quien de hecho se le reconocía como el tercer hijo de la familia real, ya que Jung Min solía constantemente llamarlo "hermano". Las regiones Este y Oeste eran habitadas por la mayor parte de los vampiros, en primer lugar por los placeres y en segundo porque a todos ellos les desagradaba Hyun Joong, quien al ser del Clan Nuclear tenía habitaciones personales dentro de la mansión, por lo que evitaban pisarla a toda costa viviendo en los castillos fuera de su vista o la de Min.

Hyun se había ganado a pulso todo aquél odio, en un principio solo fue envidiado por tener el corazón de Jung Min, así como sus favores, pero a medida que sus privilegios aumentaban también lo hizo su soberbia. Muchos vampiros habían sido castigados injustamente a causa de Hyun y el desprecio por aquellos que eran inferiores a su rango lo llevó a generar constantes riñas, pero él era prácticamente intocable y todo aquel que se atrevió a hacerle daño de alguna forma fue asesinado sin misericordia. Pero ahora las cosas habían cambiado, ya no era llamado por Jung Min ni siquiera por el trato, y a pesar de que los primeros días no le dio importancia lo cierto era que le preocupaba más que nunca perder los favores de su amo, por eso todos esos días se mantuvo entrenando a Young Saeng en el arte de la guerra para que en determinado momento pudiera defenderse él mismo.

—Estoy muerto —dijo Saeng dejándose caer del agotamiento sobre el pasto.

—Levántate —ordenó Hyun sin consideración —, el entrenamiento aún no termina.

—Por favor, Hyun, estoy completamente exhausto.

—No puedes estar así todos los días. ¿Sabes cuánto hemos avanzado? —se notaba nervioso y un poco molesto—. Nada.

Young Saeng bajó la cabeza lleno de vergüenza, al verlo así Hyun se golpeó la cabeza lleno de frustración y después respiró hondo para tranquilizarse.

—Bien, descansaremos solo por hoy, pero mañana tendremos que recuperar el tiempo perdido. ¿Estás de acuerdo?

—Sí, está bien.

Le estiró la mano para ayudarlo a levantarse y comenzaron a caminar por los alrededores de la mansión. A Young Saeng le encantaban los paisajes que se veían en ese lugar, en realidad era un mundo magnífico, el azul del cielo era un poco más oscuro que en Örseg, pero el sol pintaba de amarillo el pasto de la extensa pradera con su majestuosa intensidad.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora