Capítulo 16 - Como a él le gusta

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Después de todo lo que había sucedido solo había un caos en la mente de Young Saeng, hasta antes de esa noche él pensaba que Jung Min era el único tipo desagradable en el que Hyun se había fijado, pero ahora que había conocido a Jae se dio cuenta de que en realidad se sentía atraído por los cretinos. Definitivamente ese encuentro fue una completa decepción; ya conocía lo apuesto que era por su foto, pero él lo había imaginado gentil, dulce, incluso amoroso, nada que ver con el déspota malcriado que se encontró en la reunión. Con este descubrimiento dudó de las razones por las cuáles Hyun lo había aceptado como pareja, es decir, Jung Min y Jae Joong tenían un cierto parecido, tanto físicamente como en la forma de actuar, mientras que uno era frío y distante, el otro era cínico y entrometido, en cambio él no era más que un pobre diablo al que tomó quizás por lástima. Los celos lo carcomían, la inseguridad y ansiedad lo volvían loco, pero todo lo que podía hacer era seguir encerrado en su cuarto y rogar por el pronto regreso de Hyun, pues habían pasado ya tres días y no había ni un indicio de que estuviera de regreso.

Ya no podía estar a salvo ni siquiera en su habitación, a cada momento mandaban llamarlo para una u otra tarea y mientras las hacía se percataba de lo cerca que Jun tenía el oído de Min; en muy poco tiempo costumbres que se habían mantenido por décadas, según los libros, Jun las había modificado; con cada orden que daba dejaba más desprotegido a Young Saeng, las miradas hacia él se intensificaban con el paso de los días y la distancia que antes le ofrecían los otros vampiros disminuía a cada minuto.

—Hola, Jun —Saeng había tomado algo de valor para afrontar directamente al nuevo líder.

—¿Es a mí a quien te diriges? —dijo molesto.

—Mira, yo sé que Hyun y tú han tenido sus roces —Jun hizo un chasquido con la boca por su impertinencia —, pero en verdad quisiera pedirte que no me metan en su guerra —Jun frunció el ceño extrañado—. En estos días me he sentido más acechado y...

—Ahora veo por qué le gustas —interrumpió.

—¿Disculpa?

—Eres igual de vanidoso que él —su tono no era nada amistoso—. Dime algo, Young Saeng, ¿por qué crees que eres tan importante?

—La mejor manera de dañar a Hyun es haciéndome daño a mí —Saeng estaba decidido a confrontarlo —, cada vez que me das una orden siento las miradas de aquellos sobre mis hombros y yo no quiero problemas.

—No sé por qué tienes esa idea, Saeng —se acercó a él con un rostro indiferente—.Te doy órdenes porque eres un súbdito y es mi deber mandarte. Pero ¿sabes? En realidad no me importa si cumples o no con tus tareas, si estás aquí o no, si vives o mueres —se cruzó de brazos mientras disfrutaba dando su discurso—, ni a mí ni a nadie le importa si eres o no el juguete de Hyun. Ellos te miran solo por curiosidad, en realidad se preguntan por qué Jung Min no te ha aniquilado todavía, pero despreocúpate, ninguno de ellos va a tocarte, no eres atractivo, y aún más importante, no perteneces aquí.

Young Saeng solo tragó saliva, Jun decía no odiarlo pero le decía aquellas palabras con el mayor de los resentimientos.

—Si no quieres hacer los deberes solo dime y pondré a alguien más a hacerlos, pero te pediré amablemente que no me hables con tanta confianza. Que te haya entrenado para no morir en tu primera batalla no significa que puedes dirigirme la palabra.

—Con esto me di cuenta de que en realidad sí te importa si  existo o no...—Saeng temblaba de miedo, pero al menos por su conversación se dio cuenta de que todavía tenía protección.

—Tienes razón —Jun entrecerró los ojos y esbozó una ligera sonrisa—. En realidad me conviene que estés aquí. Gracias a tu llegada Jung Min está abriendo los ojos y poco a poco vamos a derrotar al imbécil de Hyun, así que como puedes ver, no te haré daño. Mientras sigas aquí, tu protector no tendrá el oído de mi señor, ni eso ni su corazón.

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