VIII - Usuario

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Caminó por las calles nocturnas tomada de la mano de él. Lo había hecho por inercia ciertamente, estaba inquieta y preocupada así que tan solo había atinado a buscar algo de refugio en su compañía, cuando reaccionó de lo que estaba haciendo no quiso soltarlo por lo tanto optó por mirar hacia abajo y continuar la marcha hacia su casa.

Esa noche le habían dicho que podía llegar a ser parte de la batalla que se aproximaba.

Por supuesto que eso no significaba nada, las sospechas de aquellas personas que había conocido hacía muy poco tiempo bien podían ser falsas o apresuradas, y nada ocurriría, ¿O sí?. Una corazonada le indicaba que no, era tan solo un presentimiento pero siempre se había caracterizado por tener muy buena intuición. Algo pasaba en esa ciudad y no le inspiraba nada bueno.

-Señorita Hiyoriko, ¿Se encuentra bien?- oyó, y salió de sus ensoñaciones para mirar a su acompañante.

- ¿Cómo? Sí, lo siento, estaba divagando.

-Le ha afectado lo de esta noche ¿Verdad?- la joven suspiró al detectar el tono formal con el que la trataba.

-Otra vez estás hablándome como si fuera una persona desconocida.

-D-Disculpa... quisiera saber... si estás bien...

-Sí, admito que no sé qué hacer, quiero decir, ni siquiera sé mucho de esta ciudad, ¿Cómo podría arriesgar mi vida en una batalla de esa magnitud?

-A decir verdad, yo preferiría que no lo hicieras- dijo él. -No suena como algo muy seguro y quisiera que te arriesgaras lo menos posible, aunque sé que no te podré detener si decides ayudar a esas personas... se veían agradables.

-Ciertamente- Hiyoriko sonrió. -Tienen un hogar maravilloso ¿Verdad? No se parece para nada a la mansión principal.

-Bueno, allí también son muy amables, siempre le estaré agradecido a tu familia...

-Lo sé, nos has servido con lealtad desde niño Atsushi.

-Aunque es verdad que la calidez de la residencia Li es diferente.

-Tienen una familia muy agradable- ella pensó en la pequeña Shiori, asustada y confundida, tanto que le había recordado a ella misma de pequeña, cuando comenzaba a aprender a usar su don. -Todos lo son...

Detuvo sus pasos. Nada tenía que ver ella con aquellas personas. Le habían agradado por supuesto pero involucrarse en algo que no le correspondía era otra historia ¿Cierto? Clavó sus ojos dorados en su guardaespaldas, como esperando a que le diera la razón, pero no lo hizo, tan solo le devolvió una mirada serena mientras aguardaba a que retomara la marcha. Quiso echarse a sus brazos pero por supuesto que no lo hizo, se contuvo como siempre lo hacía, y solo volvió a tomar su mano para que emprendieran rumbo a casa una vez más.

-No quiero que sume esto como una más de sus preocupaciones señorita- dijo el joven a su lado. -Si acaso la perturba demasiado puedo encargarme yo.

-Otra vez lo haces...

-Oh, l-lo siento, es un poco la costumbre.

-Antes te salía con naturalidad llamarme por ni nombre...

-B-Bueno, no es que no quiera...- se aclaró la garganta. -Desde que fuiste nombrada guardiana del legado Natsumemishi todos lo han debido hacer, y yo también aprendí a hacerlo, antes era muy irrespetuoso.

-Nunca me lo has parecido- Atsushi se sonrojó un poco y frotó la punta de sus cabellos oscuros, los que a veces ella se tentaba con acariciar, era una manía que tenía desde niño, cuando se apenaba. -Me gustaría escucharlo.

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