XXI - Remate desesperado

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Salió de la ducha frotándose el cabello con la toalla. Se colocó su camisón de gasa verde pastel, la bata a juego y se aproximó hacia la ventana para contemplar la noche, desde allí podía ver la calle y parte de la ciudad.

Suspiró al cristal y se cruzó de brazos, meditando acerca de todo lo sucedido en aquel día. Durante la noche, cuando había ido al cuarto de Shiori a arroparla para que durmiera había tenido una pequeña conversación con su hija que había dejado varias cosas en claro.

—Shiori, ¿cómo fue que escapaste? ¿Recuerdas?

—Alguien me habló mamá, me dijo que me ayudaría a ayudarte, me pidió que salvara la ciudad junto a ti, quería que confiara en él.

— ¿Pudiste ver cómo era?

—Era como una luz, y tenía una voz cómica— la niña sonrió.

— ¿Cómica?

—Sí, como si fuera un niño, pero... no era un niño.

— ¿Tuviste miedo?— Shiori negó con la cabeza, con una sonrisa.

—Nada de nada, me estaba ayudando a salir de ahí, todo el tiempo se quedó conmigo.

—Comprendo— finalmente la cubrió con el edredón y le acarició el cabello. —Descansa cariño, mañana prepararemos los pancakes que te gustan.

—Gracias mami, buenas noches.

Volvió a suspirar. Pensar en ello no tenía mucho sentido, después de todo estaban al tanto que él pretendía utilizar los poderes de Teo y Shiori para que fueran apoyo para ella. Se tocó la marca negra que se veía en su cuello y cerró los ojos unos momentos.

— ¿Estás ahí? ¿Puedes escucharme?— preguntó a la nada.

Siempre estoy contigo, Sakura Kinomoto.

—Sé que hablaste con Shiori hoy, fuiste tú el que la ayudó a hacer ese hechizo ¿cierto?

—Así es ¿a qué se debe tu pregunta?

—Bueno, yo...— miró hacia abajo. —Gracias... gracias por haber rescatado a mi hija.

—No lo hice por ti, sino por Tomoeda— Sakura asintió con una media sonrisa. —A fin de cuentas ella será, junto con su hermano, una pieza clave en todo esto.

—Lo sé, pero aún así, gracias.

Ha cambiado tu actitud hacia mí, te portas menos hostil.

—En realidad no me gustan las discusiones ¿sabes? Es solo que ahora, pienso que tal vez puedo confiar en ti después de todo— apoyó la frente sobre el marco de la ventana. —Tú ya lo sabes ¿verdad? Estoy segura de que pudiste sentirlo.

¿Servirá de algo que te lo confirme?

—No, no lo creo.

¿Sientes tristeza por ello?— Sakura meditó unos momentos.

—No, en realidad no, más bien nostalgia, a veces quisiera poder detener el tiempo.

Bueno, no es como si no pudieras, tienes el poder para ello, aunque lo más seguro es que termines muy cansada— ella se rió un poco. — ¿Acaso dije algo gracioso?

—Es que no me refería a eso, era más bien una expresión— se enserió. —Dime, ¿vas a contarme algo sobre Apola ahora sí?

Siempre has sentido mucha curiosidad sobre la vida de Apola, lo que no entiendo es, habiendo tantas cosas que preguntar, ¿cómo es que no se te ocurrió preguntar la interrogante más simple de todas?

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