XIII - Presagio de Calamidad

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Había sido un viaje sumamente rápido, tal vez porque se había quedado dormida y, al abrir los ojos, ya estaban en el aeropuerto. En los últimos días le parecía que dormía mucho más que antes y desconocía totalmente el motivo, quizá fuera producto de todo el trabajo excesivo que había realizado con anterioridad pero lo cierto era que antes no se sentía tan cansada como en ese momento, y acababa de despertar.

No podía dejar de pensar en el sueño que había tenido.

- ¿Apola?- la llamó una vez que la vio, acercándose un poco más, el agua que casi alcanzaba sus rodillas chapoteaba debajo de ella.

- ¿Quién eres?- preguntó a su vez la joven que tenía enfrente. Se detuvo a poca distancia de donde estaba.

- ¿Que quién soy? ¿No me reconoces? Soy Sakura.

- ¿Sakura? No conozco a nadie con ese nombre- le echó un vistazo a su ropa. -Parece... que no eres de por aquí.

"En verdad no me reconoce" pensó. Tal vez se trataba de un sueño distinto a todos los demás.

Se acercó un poco más a ella hasta quedar lo suficientemente cerca para observarla bien, era la primera vez que contemplaba sus facciones con tanta claridad y no pudo evitar esbozar una expresión de sorpresa, Apola tampoco.

Verdaderamente era como mirarse en un espejo, jamás había notado el parecido que compartían, hasta tenían la misma estatura, la única diferencia era su cabello corto y el de ella largo.

-Tú... tienes los mismos ojos que yo...- la escuchó decir. -Nadie más en mi pueblo los tiene.

-Ni en el mío, solo yo...

- ¿A qué has venido?- preguntó Apola, llevándose una mano al pecho y tomando un colgante en sus manos, tenía una estrella rodeada de un círculo.

- ¿A qué he venido?

-Claro, este es mi sueño, ¿has venido a decirme algo?

"¿Su sueño? Yo también estoy soñando..." pensó.

-Yo pensaba que tú me dirías algo, también es mi sueño...- ante la noticia Apola pareció meditar, luego clavó sus ojos nuevamente en ella.

-Tú... tienes la misma marca que yo...

Sakura levantó la cejas como acto reflejo. Apola tenía una marca alrededor de su cuello, justo como ella, la tocó como si así pudiera borrarla pero lo único que logró fue acentuar el ceño en la persona que tenía enfrente.

-Sí...- le contestó.

-Él te ha llamado.

-Sí...

- ¿Qué piensas hacer?- la enfrentó, su expresión inocente había desaparecido y ahora solo veía una seriedad que asustaba. Sakura no supo qué contestar. -Yo... no lo haré...

Vio que tanteaba su vientre. Cuando se dio cuenta se cubrió la boca con ambas manos, pasmada.

-Tú...

-Tengo que protegerlo antes que a nadie más, así que... no me importa... no me importa si quiere castigarme, no me daré por vencida, lucharé por él y por Leon, por la vida que tendré en un futuro, buscaré otra manera... así será.

- ¿Existe otra manera?

-Utilizaré mi poder, purificaré todo desastre que caiga sobre mi pueblo... pero no daré mi vida.

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