Mi jefe es un Saiya...¿qué? Trunks y Tú [EDITANDO]

«10»

10| ¡Más problemas!

Observamos como alguien se llevaba la nave, Trunks soltó al pequeño robot.

—Esa era nuestra nave espacial —declaró el de cabello lavanda, atónito.

La confusión reinó en todos nosotros. La nave espacial estaba siendo remolcada por un transporte

—¡No estamos jugando! Abuelo, Trunks, ___ tenemos que recuperar nuestra nave —aseguró Pan, apuntando al camión.

—¡Hay que perseguir a esos tipos! —añadí al instante, frunciendo el entrecejo.

—Eh...sí —contestó Trunks.

—No se preocupen, yo me encargo de eso —el señor Goku habló, colocando dos dedos en su frente.

—¡La teletransportación! ¡Usara la teletransportación!

La exclamación por parte de mi jefe provocó que alzara la vista a él.

¡¿Teletransportación!?

Observé como el robot intentaba escapar sigilosamente.

—¿A dónde vas? —cuestioné al instante.

Pan lo observó, colocó un pie sobre aquel pequeñín.

—Tú no vas a ninguna parte hasta que devuelvas el radar del dragón —amenazó Pan—. No dejaré que te escapes —amarró la pequeña máquina con un pañuelo, lo metió en su mochila y se lo dio a Trunks para que no lo dejara escapar.

Poco después, ya estábamos encima de una pequeña elevación de tierra; Trunks y Pan colocaron una mano sobre cada hombro del señor Goku mientras que yo tomé la mano del peli-lila. No entendía nada.

—Bien, aquí vamos —dijo el señor Goku.

Colocó dos de sus dedos en la frente y, de pronto, aparecimos elevados del suelo cayendo inmediatamente.

—Pero ¿qué sucedió? —preguntó el oji-azul, confundido.

—No lo sé, hagámoslo de nuevo —sugirió el azabache.

Y así lo hicimos, pero no cambio el resultado, hasta que Trunks aseguró que tal vez no podía hacer la teletransportación porque le quitaron parte de sus técnicas al volverlo niño, entonces optamos por seguir el transporte a pie.

[. . .]

Finalmente, llegamos a una especie de castillo, tenía mucha seguridad. Íbamos de brinco en brinco, sobre aquellas barras de meta, cabe a decir que yo no podía hacer lo que mismo que ellos.

Estaba sorprendida por la tremenda agilidad de los tres y me sentía mal por ser una carga, literalmente, para mi jefe. Estaba sujeta a él como dicen "el famoso caballito" era vergonzoso, pero no había de otra, yo traía la mochila de Pan donde se encontraba el pequeño robot blanco.