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43| Pesadilla

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43| Pesadilla

Salí del cuarto de baño con un camisón rosado encima, realmente amaba ese color. Entre mis manos llevaba una toalla de baño con la que buscaba secar un poco mi oscura melena.

Miré en dirección a mi cama, en la cual, se reposaba aquel chico de cabellera lavanda. Su silueta envuelta en un pijama ligera me hizo sentir la mujer más dichosa, sin embargo, cuando me percaté de su lectura, que era una de mis revistas favoritas, no pude evitar que mis mejillas se tiñeran de rosado.

Me avergonzó ver tal escena ya que el contenido de aquella publicación no era apto para un hombre.

—¿Qué haces? —el ardor en mis mejillas no desapareció.

Él alzó su mirada en mi dirección, parecía divertido.

—Leo el artículo "¿Cómo entender a los hombres?" de Mía Sky —mostró aquella portada púrpura de la revista WestNews.

En ese momento recordé que varias cosas establecidas en ese artículo estaban subrayadas con resaltador. Lo hice cuando recién comencé a conocerlo, ahora mi cara estaba completamente roja.

—¡Deja eso! —exclamé y, en un rápido movimiento, llegué hasta él, tomando la dichosa revista en mis manos. Una risotada divertida salió de lo profundo de su garganta, fruncí el ceño en su dirección al momento de abrir uno de los cajones de la cómoda a un lado de la cama, metiendo la revista y sentándome en la orilla de esta, dándole la espalda—. No es gracioso.

Crucé ambos brazos sobre mi pecho.

—Qué no te dé vergüenza —lo escuché decir mientras sentí la cama moverse ligeramente dando a entender que él se movió.

—Para nada —reí para después girarme y verlo totalmente acostado—. Hay cosas que los hombres jamás entenderían de las mujeres —finalicé, acostándome a su lado.

—No ahora, por favor —fingió pesar, le sonreí levantando mi mano negando con mi dedo índice y él también comenzó a reír.

En un movimiento rápido, se posicionó arriba de mí sobre sus codos y me besó, un beso tierno que al poco tiempo se convirtió en uno desesperado adentrando su lengua en mi boca.

¡Oh no! Esto se saldrá de control.

Debía detenerlo cuanto antes, pero no quería alejarlo, por un momento me deje llevar hasta reaccionar cuando sus manos subieron un poco mi pijama.

Demasiado tarde.

Me alejé en cuanto él comenzó a reírse después de haberse posicionado entre mis piernas.

—¿Por qué no me dijiste? —él no paraba de reír.

—No le veo lo gracioso —di la vuelta dándole la espalda.

Mi jefe es un Saiya...¿qué? Trunks y Tú [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora