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20| Una verdad amarga

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20| Una verdad amarga.

Solo faltaba un mes para que la Tierra explotará, afortunadamente, ya habíamos reunido todas las esferas y estábamos en camino a nuestro hogar.

Contemplamos nuestro hermoso planeta azul desde la ventana de la nave. Pan y el señor Goku estaban más que contentos observando por el cristal.

Por mi parte, estaba sentada en el sillón leyendo uno de mis libros favoritos, siempre lo llevaba en una de mis capsula. Trataba de un laberinto y algunos chicos tratando de escapar de este; además, estaba entre los brazos del Trunks quien leía una revista. No podía estar más cómoda.

—Es la Tierra, ¡qué hermosa! —gritó el señor Goku.

—Es verdad, ya no puedo aguantar contarles a todos de mis aventuras —se emocionó Pan—. Fui yo quién averiguó que Rildo tenía una esfera del dragón y fui yo la que ayudó a Trunks a que dejará de ser una placa de metal —añadió aún más emocionada.

Alcé una ceja, con una sonrisa.

—¿Qué? Pero si fue nuestro plan —alegó Trunks, Giru lo apoyó mientras comía partes de metal.

—Pero gracias a mí todo salió bien —la chica frunció el ceño.

—Déjala que sueñe ––dije riendo a lo que me dio una mirada cómplice para después contestarle a Pan.

—Sí, claro —el de cabello lavanda añadió, con sarcasmo—. Prometo no decirle a nadie que lloraste —bajo su mirada a la revista.

Pan le lanzó una nuez a la cabeza, no pude evitar soltar una carcajada ganando una mal mirada de mi novio, al instante, guardé silencio.

—Trunks, ¿qué te parece si vamos primero al templo sagrado? —cuestionó el señor Goku.

—A la orden, señor Goku —dijo el oji-azul cerrando la revista y levantándose.

Al poco tiempo, nos encontrábamos aterrizando en una plataforma de mármol. Ya había avistado que estaba elevada en medio del cielo, no me sorprendí.

A lado de ellos ya lo imposible dejaba de serlo.

—¡Hola, Dende!, ¡Mr. Popo!, ¿cómo están? —preguntó el señor Goku, con una enorme sonrisa—. ¡Cuánto tiempo sin verte, Dende!

Contemplé a un joven de piel verdosa, con antenas en su cabeza. Vestía una túnica blanca y estaba acompañado de un hombre de piel oscura y rellenito vestido de una forma muy peculiar.

—Así es, señor Goku.

—¡Kami-sama! —gritó Pan, colocándose frente a nosotros. ¿Kami-sama? —. Yo sé que usted no podría reunir todas las esferas del dragón y gracias a mi gran ayuda, mire lo que tengo aquí —enseñó aquella bolsa de tela marrón dónde guardamos las esferas del dragón.

Mi jefe es un Saiya...¿qué? Trunks y Tú [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora