Mi jefe es un Saiya...¿qué? Trunks y Tú [EDITANDO]

«22»

22| Promesa.

Después de la destrucción de Baby, gracias al supremo Kaio-sama que, por cierto, se había presentado ante mí muy amablemente, volvimos a la Tierra con el señor Goku, Pan, Gohan, Goten, el señor Vegeta. Ahí estaban Mr. Popo y Dende, el Dios de la Tierra.

Pan estaba mortificada por el hecho de que el azabache se quedaría como niño, pero al comprender que podía transformarse en super saiyajin fase 4, así es como lo llamaban, cada vez que quisiera y por conveniente regresar a la altura que tenía antes, ella se alegró.

El supremo Kaio-sama sugirió que convirtieran el agua ultra sagrada en neblina para así poder volver a la normalidad a todas las personas

Al principio, no sabía que era ese líquido, pero después comprendí gracias a una breve explicación de Trunks.

El supremo le pidió a Gohan que lo acompañará al planeta Tsufur para ayudar a las personas que estaban allá.

[. . .]

Las personas ya no estaban bajo el control de Baby, era una buena noticia. De repente comenzó a temblar, todo el templo se sacudió. Tomé del brazo a Trunks, la idea de lo inevitable cruzó por mi cabeza.

La Tierra estaba a punto de explotar y eso no lo podríamos evitar.

—¡Las esferas del dragón no están! —señaló Mr. Popo viniendo a toda prisa—. ¡La Tierra está a punto de explotar!

—¿Qué? ¿Estás seguro? —cuestionó el señor Goku—. Yo te dí las esferas del dragón.

—Mr. Popo no ha recibido las esferas del dragón —se escudó aquel hombre regordete

—Tenemos que dejar las esferas en su lugar o la Tierra no tardará en explotar —declaró Dende al instante, no creyendo en las palabras de Goku.

—¡¿Qué?! —la exaltación en la voz de Pan heló mi sangre.

—Pues debes estar bromeando porque yo te dí las esferas.

La respuesta del de cabellos desordenados sorprendió a los cuidadores del templo sagrado.

—¿De verdad nos las dio? —preguntó Dende, con desesperación.

—Estamos seguros de que se las dimos —habló Trunks, con seguridad.

—¿Se han puesto a pensar en cómo llego el planeta Tsufur aquí? —cuestioné, sabiendo la respuesta—. Es obvio, cuando nosotros llegamos a la Tierra, todos estaban bajo el control de Baby —traté de explicar, moviendo mis manos—, ustedes también debieron estarlo además le entregaron las esferas a él y este pidió que apareciera su planeta natal.

Dende se disculpó, pero no era su culpa. Al hacer las cuentas del inicio de nuestro viaje y hasta el día de hoy resultó que faltaban dos semanas para que la Tierra desapareciera.