6.

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Jenna era muy pesada, siempre hacía preguntas demasiado personales y yo sabía que únicamente me quería conocer mejor, pero era algo agotador tener que evadirla siempre.
Porque odiaba hablar sobre mí.

—¿Ya viste a ese de allá?

Le pregunté para que dejara de molestarme con cosas tontas y señalé a Damián.

—Sí, es Damián.

Me respondió atenta y lo observé un par de segundos, con su típica pose de cabrón y con su grupo de amigos igual de cabrones que él.

—Es mi hermano.

Le dije tratando de no sonar demasiado asqueado, aunque no lo logré muy bien, porque Jenna rió ante mi declaración.

—Él es lo que al parecer todas las chicas de aquí quieren. ¿Por qué tú no?

Después de darse cuenta de la hiriente pregunta que acababa de hacer, me ofreció una disculpa.
Yo no quería que nadie más me quisiera.

Mientras tú dormías. |En edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora