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No podía creer lo que mis ojos estaban viendo y lo que mis oídos acababan de escuchar.
Todos nos quedamos atónitos ante la confesión del que pensé era mi mejor amigo.
Su rostro reflejaba una culpa que parecía ya no soportar.

—¡Llamen a la policía!

Gritó mi abuela de inmediato y sacó su teléfono de la bolsa, pero yo la detuve.

—Espera, deja que nos explique.

Le pedí y seguramente pudo ver el dolor reflejado en mi rostro pues no dijo más y simplemente asintió.

Ethan dio pasos inseguros hacía donde nos encontrábamos, mi abuela se movió al sofá en el que Damián y yo nos encontrábamos, dejándole su lugar al gemelo.
Lo teníamos de frente, esperando su confesión.

—No se preocupe, señora. Yo mismo iré a entregarme, pero antes de eso, debemos detener a mi hermana.

Nos explicó y de inmediato miré Damián, tenía sus músculos contraídos y la mandíbula tensa.

—¿Qué hizo?

Cuestionó mi hermano, no podía descifrar si estaba furioso, dolido o confundido. Probablemente era una mezcla de todo eso.

—Ella encontró a Rebeca.

Respondió Ethan con lentitud y no sólo Damián se sorprendió, también mi abuela.

—¿Quién es Rebeca?

Pregunté confundido, no había escuchado a ninguna Rebeca involucrada en nuestras vidas.

—¡¿Cómo pudiste contarle?!

Gritó mi abuela frenética hacía Damián, ignorando completamente mi pregunta anterior.

—Es que yo... Necesitaba contárselo a alguien.

Explicó mi pobre hermano tartamudeando.

—Para eso tienes a tu hermano.

Le explicó mi abuela más tranquila.
El único que no sabía qué pasa, era yo.
Esta sólo es otra lección de por qué debemos dejar de ocultarnos cosas.

—Hola, aquí estoy. ¿Alguien puede ser tan amable de explicarme quién es Rebeca?

No me atreví a ver el rostro de Ethan que todavía se encontraba quieto frente a nosotros, de todas las personas que existían no me imaginé que él fuera a traicionarme.

—Rebeca solía trabajar aquí, era de nuestra edad, igual que Emily.

Comenzó a relatar mi hermano y todos escuchamos con atención, aunque el único que no conocía la historia era yo.

—Después de que nuestros padres murieron yo hice muchas estupideces, tú lo sabes, siempre estaba ebrio y de mal humor. 

Continuó hablando.

—Ella era muy guapa y una noche, llegué muy borracho... Me la encontré en la cocina y comencé a insinuármele.

Siguió y esperé que lo que siguiera no era lo que estaba imaginándome.

—Ella se negó y yo la obligué. Me arrepentí en seguida y la dejé irse, pero lo que le hice nunca me lo voy a perdonar.

Sus ojos se cristalizaron y yo me coloqué la manos sobre mi cara frustrado por lo que acababa de contarme mi hermano. Violó a una persona, una persona inocente, una persona que sólo estaba aquí por trabajo.
Ahora todo tenía sentido, entendía porqué mi abuela dijo aquellas cosas cuando Emily se mudó conmigo.

—Lo siento, Thomas. Debí contártelo, es sólo que me avergüenza pensar que alguna vez ese fui yo.

Se disculpó y sabía que estaba siendo sincero. Damián jamás se hubiera atrevido a disculparse por sus actos hace unos meses.
Sabía que mi hermano había cambiado.
Definitivamente ya no era esa persona.

—¿Y qué hará Jenna?

Pregunté finalmente dirigiéndome a Ethan. No pude evitar mirarlo con asco y desprecio.

—La convenció de declarar. Para que así ella pueda irse con todo.

Nos explicó y mi abuela se levantó de inmediato con su teléfono en la mano.

—Debo llamar a nuestro abogado.

Habló apresurada y salió del lugar.

Un silencio abrumador se instaló en la sala.
¿Por qué hicieron esto? ¿Acaso todo fue planeado? ¿Sólo me usaron?

—¿Por qué?

Cuestioné a Ethan.

—¿Por qué nos adviertes? ¿Cuál es tu plan?

Le preguntó Damián, tratando de ayudarme con la situación.

—Detenerla.

Respondió.

—————
¡Casi se acerca el final!

Mientras tú dormías. |En edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora