Capítulo poquito largo.
Estaba en un bar con Ethan y teníamos frente a nosotros una barra con diez shots, todos de diferentes colores y sabores.
Eran las 7:40 pm, tuve que acompañar a mi amigo en su desesperado deseo de alcohol en su cuerpo.
En fin ya nada malo podía suceder.—Tú cinco y yo cinco.
Me indicó Ethan y asentí.
El objetivo de estar aquí era también evitar pensar en otro abandono que había sufrido hace unas pocas horas.
Agarré el primer shot y lo choqué con el de Ethan a modo de brindis, en seguida lo bebí y tomé el siguiente,!en menos de tres minutos habíamos terminado con la tabla.
Una sensación de ardor se instaló en mi estómago y garganta. Aunque me quedó un sabor muy dulce en el paladar.—¿Otro?
Me sugirió Ethan que ya comenzaba a tener los ojos brillosos, llenos de energía. Le di mi aprobación y le hizo una seña al mesero para que nos trajera otra ronda.
El lugar estaba repleto de gente a pesar de que era domingo. Los pre universitarios como nosotros y los universitarios, como los que estaban en la mesa de junto, parecían tener una necesidad obsesiva de consumir alcohol en cualquier momento y por cualquier circunstancia.
—Aquí tiene joven.
Nos dijo un señor trenitañero, dejando la tabla nueva frente a nosotros y llevándose la antigua ya vacía.
Hicimos la misma rutina pero ingerimos los shots más rápido. El alcohol dejó de arder y sólo se sentía el agradable inundándome el cuerpo.—Es suficiente de shots, hay que pedir otra cosa.
Le dije a Ethan.
A ese paso terminaríamos el suelo de los borrachos y no pretendía eso, sobre todo porque ya comenzaba a sentirme mareado y un poco (mucho) más relajado.
Creo que diez shots de golpe no son tan buena idea.—Le tengo que marcar a Emily.
Le expliqué a Ethan sacando mi teléfono, ya eran las 9:00 pm, no entendía en qué momento el tiempo había pasado tan rápido.
—No, no, no.
Me gritó y me quitó el teléfono de las manos. Hice un puchero ante su acción y solté una carcajada después de darme cuenta de lo que estaba haciendo, Ethan también río.
Definitivamente ya estábamos ebrios.Después de reírnos durante un rato de cosas que en realidad no entendía pero me causaban muchísimo risa.
Ethan se fue al baño con una rubia que conoció hacía menos de diez minutos.
Mal amigo.
Dejé pagada la cuenta y salí del establecimiento. Me subí al auto y manejé a casa.Esto no lo hagan, no manejen en estado de ebriedad.
—Espera, yo ya no vivo aquí.
Dije divertido cuando me di cuenta de que estaba en la entrada de mi antiguo hogar.
Decidí que sería una excelente idea ir a visitar a Emily. La extrañaba, sólo quería verla un momento y saber cómo estaba.Saqué mis llaves y abrí la puerta, el lugar parece más vacío de lo antes estaba; quería gritar y escuchar el eco.
—¿Thomas? ¿Qué haces aquí?
Preguntó una figura bastante conocida bajando por las escaleras, era Jenna.
—Vine a ver a Emily.
Le expliqué tratando de no arrastrar las palabras, pero estaba seguro de que el olor a cantina me delataría.
—No Thom, estás ebrio, mejor ve a recostarte a tu cuarto.
Me pidió y tomó mi brazo con sus manos, pero yo me solté con brusquedad.
—No me toques, no confío en ti.
Le dije y vi que la expresión de su rostro se volvía fría y distante. Ya no era la Jenna que yo había conocido antes.
—¡EMILY!
Grité de repente a lo que Jenna respondió con brinco del susto.
Toda la casa se queda en silencio un par de segundos. No hubo eco.
No obtuve una respuesta, así que decidí bajar a las habitaciones de los trabajadores.—Thomas no lo hagas.
Me gritó Jenna a mis espaldas y me giré con rapidez para finalmente encararla. Estaba harto de que se metiera en absolutamente todo.
—Tú no me puedes ni siquiera dirigir la palabra después de lo que me hiciste.
Le dije con lentitud. Escupiendo las palabras, necesitaba que ella entendiera que ya no tenía ningún impacto sobre mí.
—Lo siento, Thomas. Por favor perdóname.
—Hubieras pensado eso antes de revolcarte con los dos. Maldita sea, mi hermano no se merece esto.
Le grité enojado. Las emociones me dominaban por completo y quería seguir reprochándole todo lo que había hecho mal.
En ese momento la idea de guardar silencio que había tenido semanas antes me parecí absurda, Jenna debía saber que todo esto era culpa de ella.—¿Revolcarte con los dos?
Preguntó una voz detrás mío.
Jenna palideció.
Damián llegó a casa.———————-
¡Hola! Muchos secretos están por salir a la luz y los capítulos serán un poco más extensos de lo que deberían. Pero es por y para ustedes.
¡Denle mucho amor y subo otro más hoy! Lqqmm.
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Mientras tú dormías. |En edición|
Short StoryLa vida de Thomas Winfield dejó de ser sencilla cuando después de diversas tragedias sólo quedaron él y su hermano. Y aunque las cosas no parecían ir hacía otro rumbo, dos mellizos se interpusieron en su camino, recordándole que no está solo y sobre...