Capítulo 34

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Crepúsculo no me pertenece.

Pov. Bella.

Después de leer la nota una ola de furia me bañó y me puse de pie.

- Nos vemos el lunes entonces- me despedí de Alec y le hice señas a Carl para que nos marcharamos.

Edward se estaba buscando su buena tunda.

Estaba tan cabreada...

¡Por Dios!

¿Con qué derecho venía y me decía que estaba en problemas? Ni que fuese mi padre.

Pero me iba a oir.

- Vamos a casa- desde allí lo llamaría por teléfono y se las cantaría una por una.

Me encantaban sus celos, sin embargo estaban fuera de lugar. Él firmó la demanda de divorcio y ya no tenía derecho sobre mi. Si tenía que verlo sería solo por nuestro hijo. Yo entendía su pasado y todo lo que le hizo esa perra, pero no era justo que yo pagara por ello.

Todo mundo sabía que había perdido mi dignidad por ese idiota. Dejé que me tratara como a una zorra, pero una vez más otra persona se aprovecha de mi.

Ese hombre me manipuló, me hizo enamorarme como una reverenda idiota y ahora firma los papeles del divorcio y se cree con derechos de mandarme a su huele culo para vigilarme.

¡Maldito Idiota!

Pero como amaba a ese idiota...

Caminé rápidamente hasta el auto y me desplomé en el asiento trasero. Estaba harta.

Ya estaba bueno de la Isabella estúpida.

Ya no me guardaría nada.

-Vamos nena, esto es para hacerte más fuerte. Y bueno tu dale hacia adelante. Ya tienes lo que deseabas. Tu bebé. Abrazate a la idea original. Yo estoy contigo- dijo abriendo mi puerta.

- Si, Carl-bajé del auto-. Gracias por todo- sonrió y besó mi coronilla.

- Siempre estaré para ti.- me giré y caminé hasta la puerta-. Isabella tu madre quiere que la llames- asentí. Lo haría más tarde.

Entré a la casa y en la sala de estar, todo despatillado,se encontraba Jacob. Estaba tomando unas cervezas y viendo tv.

Caminé rápidamente y subí las escaleras como una fugitiva en mi propia casa.

¡Ja!

Entré en mi habitación y cerré con llave.

-Por fin llegas- dijo Edward. Estaba acostado en mi cama sin camisa y con el torso desnudo. Se veía tan sexy...

Me abofetee mentalmente y traté de centrarme en lo importante.

-¿Qué haces aquí? - pregunté molesta.

- Lo mismo que tu. Vivo aquí- dijo como si nada y se puso de pie sin importarle estar semi desnudo. Sólo tenía unos boxers negros.

Se veía tan caliente y tras eso tenía una erección muy incitante.

- Eh... T-Tu no vives uhm... aquí- mi voz salió balbuceante y es que ese hombre me ponía muy nerviosa.

De repente, fui muy consciente de mi cuerpo. Mi piel se puso más sensible y sentí ese nudo en mi vientre bajo. Mis pezones se irguieron y sentí que mis pechos pesaban mucho más que lo habitual.

Empezaba a tener mucho calor.

- A menos que regreses a casa, me iré. Tu lugar está conmigo. Yo soy tu marido- que dijera que era su esposa aún, me irritaba.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora