Capítulo 56

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Mi corazón dio un vuelco cuando escuché lo que él dijo. Con sólo escuchar la palabra síndrome me sentí horrible.

¿Qué era el Síndrome de Turner? ¿Por qué mi hija lo tenía?

Muchas preguntas sin respuestas. Sentía que yo había hecho algo mal y que era mi culpa que ella tuviera ese síndrome.

-¿Por qué? - preguntó Edward. En el poco tiempo que había pasado con los bebés y Edward, me había dado cuenta de que él no determinaba para nada a Ian. Su atención estaba sólo en Amanda.

Como si sólo ella existiera.

Eso me enfadaba, pero no le había dicho nada porque esperaba que fueran cosas mías. No iba a tolerar que lo hiciera a un lado.

-Esto sucede cuando en vez de 46 cromosomas, sólo tienen 45 y es porque hay un problema en la división de... - empezó a explicarnos que con el Síndrome de Turner se pierde total o parcial el segundo cromosoma del gen diferenciador del sexo y sólo tiene una X. Eso generaría problemas de crecimiento que derivaría en ser más baja que el promedio, tener cuello corto, desarrollo tardío e infertilidad.

Infertilidad, problemas de crecimiento...

Mi mente empezó a trabajar y la Bella que siempre encuentra respuestas inició su trabajo.

-¿Hay tratamientos? -inquirí. Edward estaba muy silencioso y se acercó a la incubadora. Miró a la pequeña y vi tristeza en sus ojos.

-Sí, si hay y casi todo tiene arreglo. Hay que determinar qué tanto del síndrome va a tener y el impacto, pero por lo demás, ella va a estar bien. Hay muchos avances científicos, podemos hacer lo que esté en nuestras manos para que ella esté lo mejor posible -aseguró. Me sentí muy esperanzada con sus palabras. No era algo que se pudiera curar, pero era muy alentador escuchar que podría tener una vida normal, Dios mediante.

Miré por la ventana que había en la habitación y por primera vez, desde que me levanté esta mañana, me pregunté donde estaba.

El paisaje no me parecía conocido.

Para nada.

-¿Dónde estamos? - pregunté poniéndome de pie y caminando hasta la ventana.

-Estamos en Italia, Isabella - respondió Massimo. Edward parecía estar absorto en sus pensamientos.

¡Oh, mierda! Esto no puede ser.

No puede ser.

-¿Qué? ¿Por qué? - pregunté asombrada. No me gustaba estar en un momento como este tan lejos de mi familia.

-Porque necesitábamos poner tierra de por medio con esa mujer por un tiempo. No sabemos hasta cuando podremos esconder a los niños, pero aquí podemos cuidarlos mejor. Estamos en nuestro territorio ¿Sabes? - sonrió. No entiendo cómo podía yo olvidar, por momentos, que mi suegro era narcotraficante.

Líder de la mafia Europea.

Que mierda.

-Aquí ella no tiene tanto poder y ellos tienen oídos y ojos por todas partes. Ella tendrá que estar con pies de plomo para poder hacer algo y en caso de hacerlo, va a estar desesperada.

Edward habló y se le escuchó lejano. Como si no estuviera cerca. Distante.

-¿Ian está bien? - pregunté preocupada.

-Sí, él está bien, sólo debe permanecer en la incubadora para que termine de madurar lo que haya que madurar... Hay un método que utilizan mucho también en algunos hospitales y es el método canguro. Pronto lo probaremos. Con ese método podrás tener a los bebés cerca de ti, piel con piel y le transmitirás calor. Es muy bueno para crear y reforzar lazos entre madres e hijos - sonreí entusiasmada. Deseaba tener a mis bebés en mis brazos, pero debía esperar.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora