Capítulo: 49

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Comí bajo la atenta mirada de mi suegra. Ella estaba preocupada por la situación.

No era para menos, pero necesitaba hablar con Edward. Que entendiera. Acaricié mi vientre al sentir mucha inquietud.

Edward estaba tan enfadado. Cada vez que pensaba en ello, me sentía tan culpable. Mi padre me lo advirtió. Que no lo callara, pero yo de necia.

Lo peor de todo era la presencia de esa facilita en mi casa. Esa mujer me daba tanta mala vibra... No me la terminaba de tragar.

Una vez terminé de comer, Esme se retiró con la bandeja y los platos vacíos. Aproveché para ponerme algo cómodo para dormir debido a que aún estaba con la bata.

Me puse una pijama manga larga para cubrir el morado de mi brazo y me metí en la cama nuevamente. Todo luego de lavarme los dientes.

Esperé a que Edward viniera a dormir, para intentar hablar con él, pero nunca llegó. Me debatí entre ir a buscarlo o esperarlo, pero finalmente, decidí darle tiempo. Tiempo a que se calmara.

Me acomodé en su lado de la cama y con su olor en las mantas y la almohada me rodee. Suspiré. Lo extrañaba tanto...

🍁🍁🍁🍁

Al día siguiente, me levanté muy temprano y fui a darme una ducha. Mi brazo estaba mucho peor.

Lo ignoré, no quería pensar en ello. No quería justificarlo. Él no tenía por qué lastimarme así.

Me bañé e intenté despejar mi mente. Estaba exhausta. Necesitaba hablar con él y que me entendiera.

Una vez terminé, escuché la otra ducha encenderse, en el otro baño. Caminé hasta allá, envuelta en una bata y lo observé bañarse.

Cuando se sintió observado, detuvo el paso del agua, pero no abrió la puerta de la ducha. Sólo esperó.

—Lo lamento... - lo vi recostarse contra la pared y apoyar las manos y la cabeza contra ella.

—Estoy tan frustrado... - Me dolió escucharlo así.

Me acerqué a la ducha y abrí la puerta. Estaba desnudo y me daba la espalda. Tan fuerte y vulnerable a la vez.

— Entiendo lo que sientes... - negó con la cabeza. Se movió tan rápido que no lo vi venir. Me tomó en brazos y me guió dentro de la ducha. Me agarré a sus caderas con las piernas y él me apoyó contra la pared. Todo sin aplastar mi barriga. La bata se perdió en el suelo de la ducha y no pude hacer más que responder a sus besos cuando devoró mis labios.

Sus manos acariciando mi piel, me pusieron al límite, cosa que con mi embarazo era muy fácil. Mis manos no se quedaron atrás y acariciaron de su cuerpo todo cuanto podían.

De momento a otro, él se detuvo y me dejó en el suelo. Lo miré fijamente y él me dio la espalda.

—¿Edward?

—Creo que ahora sí entiendes, aunque sea un poco, lo que siento- su voz era tan, pero tan fría—. Vete, quiero estar sólo.

Sin poderlo creer, salí del baño. No era justo lo que él me hacía. Si bien cometí un error, no era para que se me juzgara y me tratara de esa forma. No lo merecía y no lo iba a aguantar por mucho tiempo.

Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora