A la mañana siguiente me desperté y casi me ahogo por el sofoco. Edward estaba aferrado a mí como una lapa. Estaba sobre mí como le gustaba dormir antes de que el embarazo no se lo permitiera. Claro, no tanto sobre mí, debido a la cesárea, lo único que su cuerpo no cubría era mi barriga.
Me aparté de él con cuidado. La verdad es que creo que íbamos muy rápido y por más que él me pidiera que no me olvidara de nosotros, no podía. No era tan fácil.
Anoche yo estaba muy vulnerable, todo era muy reciente y creo que Edward se aprovechó de la situación.
Sí, lo amo, salvó a mis hijos, pero conmigo eso no es suficiente. No es suficiente cuando veo que no determina a nuestro hijo. No es suficiente cuando siempre busca lastimarme por una equivocación.
¿Qué seguiría después de todo lo que me ha hecho?
No... no sé.
Creo que después de terminar con Victoria, deberíamos darnos un tiempo y alejarnos... ¿A quién quiero mentirle? Edward jamás va a permitir que me vaya de su lado así que deberíamos volver a empezar.
También debo admitir que yo no quería dejarlo, pero ahora no podía ser egoísta y pensar sólo en mí. Tenía dos bebés que dependían de mí. De mi fortaleza emocional y no podía defraudarlos.
No podía defraudarme a mí misma.
Caminé hasta el baño sintiéndome muy incómoda. Después de no tener la regla por varios meses, tenerla ahora y de la forma en que venía era muy incómodo. Las enormes compresas que parecían pañales desechables y la sangre...
Incómodo.
Me bañé con mucho cuidado y fue un reto no sollozos por el dolor. Era dolorosa esta cicatriz, pero recordar que mis bebés estaban en las habitaciones cercanas, me hicieron olvidar todo.
Me terminé de asear a conciencia y una vez lista, salí del baño. Edward seguía dormido y lo agradecí, ya que no necesitaba empezar a hablar con él ahora, no cuando sabía que se pondría en plan meloso.
Ahora mismo estaba en plan no amoroso ni romántico. Me sentía hastiada y creo que se lo debía al post parto.
Sí, de seguro ha de ser eso.
Miré a mi alrededor y reconocí lo que era el vestidor. Entré y allí me encontré con un mundo de ropa y zapatos. Del lado izquierdo había ropa de Edward y del lado derecho había gran variedad de ropa de mujeres. Revisé y todo era de mi talla. Hasta la ropa interior, aunque en los sujetadores fuera hasta la copa D.
Sonreí. De seguro él había escogido todo.
Entré toda la ropa que hallé, escogí una Guayabera en color rojo, busqué entre uno de los cajones y encontré vinchas, coletas y apliques para el cabello.
Utilicé una vincha de color rojo con blanco y así estilicé mi cabello.
Quería verme bonita hoy para ver a mis bebés. Me calcé los pies con unas sandalias de tiras en color chocolate y salí del vestidor.
Edward seguía dormido, pero estaba removiéndose en la cama.
Caminé lo más rápido posible hacía la puerta de la habitación, sin ganas de enfrentarlo estando despierto.
Caminé por el pasillo con dirección a la habitación de mis hijos y cuando llegué, sonreí al ver que Massimo estaba allí, haciendo todo para cambiarle el pañal a Ian.
—Buenos días... - saludé emocionada. Ojalá me dejara cargarlos.
—Buenos días. Llegaste justo a tiempo... Creo que debes empezar a familiarizarte con esto de cambiar pañales - dijo haciendo una mueca. Me reí cuando entendí por qué quiso delegar la tarea. Ian había hecho popó.
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Serie Inocente # 0: Obsesionado con tu Inocencia
FanfictionBella es una chica de veintisiete años que tiene casi todo lo que desea. Un trabajo estable y solvencia económica. Lo único que le falta es un bebé. Por lo que planea realizarse un procedimiento clínico para tenerlo. Edward es su jefe, un hombre con...