Capitulo 11

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Mía. Mía. Mía. Eso era lo único en lo que podía pensar Sky. Mary era suya. No la había perdido, no le temía, le deseaba. Le enseñaría lo buen compañero que podía llegar a ser y ella nunca querría separarse de su lado. Siguió abrazando a su compañera, enterró su nariz entre su pelo, necesitando sentirla entre sus brazos, sabiendo que no se iría de su lado. La necesitaba, ahora que la había encontrado no podía imaginarse una existencia sin ella. Ahora era su deber protegerla y cuidar de ella. Quizá podría unirla más a él dándole placer... Sí, le daré tanto placer y orgasmos hasta que esté saciada y agotada. Le acarició el pelo antes de apartarse un poco para poder mirarla. 

Parecía cansada y antes había dicho algo sobre que aún estaba sensible ahí abajo. Lo mejor sería dejar la seducción para mañana, su compañera necesitaba descanso así que le quitó la bata. Ella le sonrió mientras quedaba en ropa interior. Esas hermosas vistas eran solo para él, ningún otro hombre podría disfrutar de ellas. Contempló sus hermosos y perfectos pechos y sin poder evitarlo bajó la cabeza para meterse un rosado pezón en la boca. El sabor de su compañera le volvía loco y parecía que ella también disfrutaba de aquello pues se aferró a su cabello con sus dos manos, arqueándose para dejar más expuestas a esas bellezas. Sky cambió de pezón, para darles la misma atención a los dos y con una última lamida al erecto pezón se apartó a pesar de los pequeños gemidos de protesta de Mary. 

La cogió en brazos, haciéndola reír, para llevarla a la cama. La dejó con cuidado en el colchón e ignorando los brazos tendidos de su pareja para que la acompañase, la tapó con la sábana. 

- Debes descansar. 

- Pero... pensaba que íbamos a... - parecía decepcionada. 

- Mañana- dijo Sky firmemente. 

Apagó la luz y se acostó a su lado en la cama. La atrajo a sus brazos y cerró los ojos.  Mañana.


Mary se revolvió entre sus brazos, empujándose contra su dura polla. Sky no había podido dormir casi nada esa noche, consciente de cada uno de los movimientos de su compañera, deseando poder despertarla y tomarla, pero debía dejar que su cuerpo descansase y se recuperase de lo de ayer. Sintiéndose incómodo decidió mover una de las piernas de Mary, le acarició una nalga, aún sorprendido por lo suave y blanda que parecía en su mano. Bajó la mano hasta su muslo, acariciando su pierna de arriba a abajo, sintiendo su suave piel bajo sus ásperas manos, apretándolo suavemente, maravillado por como se sentía. Su mano siguió su recorrido hacia la parte interna de su muslo, bajando hacia ese calor húmedo de entre sus piernas. Acarició esa zona suavemente con un dedo, sintiéndola húmeda por él. Con cuidado pasó el dedo por encima de sus labios, notando como aumentaba aún más esa humedad. Mary se revolvió un poco y gimió, levantando la pierna para darle un mejor acceso, todo esto aún dormida. Sky le levantó la pierna y la movió hacia atrás. Ahora podía contemplarla entera. 

Volvió a acariciarla, extendiendo la humedad, preparándola para él. Le separó los labios y la acarició más profundo, haciéndola gemir y mover las caderas. Sabiendo que lo deseaba Sky metió un solo dedo dentro de ella, gimiendo en su cuello al notar lo apretada que estaba. Respiró en su garganta por unos momentos, tranquilizándose a si mismo, y cuando se encontró listo empezó a sacar el dedo de su interior muy despacio, solo para volver a meterlo enseguida. 

- Sky - gimió Mary despertando-. Por favor.

Sky volvió a sacar el dedo antes de empujar con fuerza, causando que Mary se arqueara en su contra. Con su otro brazo  aún bajo ella, la sujetó para que no se moviese y repitió el proceso, esta vez más rápido, aumentando el ritmo con cada penetración. Podía notar sus paredes apretándose alrededor de su dedo, sus caderas empujando contra su mano. Mary le cogió la muñeca. Podía notar lo cerca que estaba de correrse, solo necesitaba un poco más. Añadió un segundo dedo, curvándolos dentro de ella a la vez que movía el pulgar hasta su clítoris, acariciándolo suavemente. Eso fue todo, Mary empujó su cara contra la almohada mientras gritaba su orgasmo. 

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