Capítulo 8: Servicio de habitaciones.

2.1K 157 74
                                    


CAPÍTULO 8:

Servicio de habitaciones.


"¿Servicio de habitaciones?" —pensó Hal.

Sorprendido era poco para describir como se sentía Jordan en esos instantes. Se quedó mirando al hombre que tenía parado enfrente casi con la boca abierta. Su mente no procesaba el hecho de que estuviera allí, pero afortunadamente, su cuerpo se movió solo. Eso hizo que le diera unos segundos más de pensar lo que estaba sucediendo. Se hizo a un lado y dejó ingresar al playboy para cerrar la puerta de manera automática y hasta casi robótica. Alzó un dedo con intenciones de decir algo que dudaba en soltar y luego lo bajó.

—¿Cómo es que... tú...? ¿Cómo es sabías que estaba aquí? —preguntó, y al instante de salir de su estupefacción, rodó los ojos dándose cuenta que era más que obvia su respuesta. Era Batman. ¿Qué no sabía él?—. Mejor olvídalo. Pregunta tonta —dijo tras soltar la toalla que lo cubría y fue de inmediato a dar con las muñecas del millonario.

Hal le besó intensamente haciéndose paso con su lengua y lo arrastró con su cuerpo hasta dar con la enorme cama de la habitación. Lo tumbo allí arriba y continuó metiendo la humedad de sus labios en profundidad, sin soltar la fuerza que ejercía sobre las muñecas y que lo inmovilizaba de cierta manera a los lados de su cabeza.

El cuerpo de Hal sobre el suyo era una sensación sublime. Se pegaba a su cuerpo arqueándose, frotándose, a medida que la lengua del piloto buscaba la suya. A Bruce no le importaba que le hubiera inmovilizado las manos sobre su cabeza. Ni siquiera hizo nada por liberarlas. Sólo se dedicaba a disfrutar el vaivén de pequeñas gotas que se deslizaban por aquel cuerpo totalmente desnudo que se enredaba con el suyo en ese agarre pasional.

Jordan mordió aquel reborde carnoso al separarse y lo miró fijamente, dejando que el agua de su cuerpo lo fuera mojando poco a poco.La presión sobre sus muñecas cedió de inmediato ante la decepción del millonario.

—¿A qué has venido, Bruce? —musitó la pregunta muy cerca de su rostro y fue aflojando el apoyo que tenía sobre sus articulaciones hasta soltarlo. Lentamente se incorporó hasta quedar sentado entremedio de sus muslos—. ¿Por qué estás aquí? —Deslizó una mano sobre ese amplio pecho y se detuvo justo debajo del ombligo.

Jordan lanzó la pregunta al aire como si no estuvieran claras sus intenciones. Al Linterna siempre le gustó hablar y sin embargo el murciélago era un ser de pocas palabras.

Al sentirse liberado, las manos de Bruce agarraron la nuca ajena y lo atrajo hacia su boca dispuesto a seguir con ese profundo beso. Tomó la mano que el piloto había dejado sobre su vientre y entrelazándola con sus dedos la llevó más abajo hasta que ésta se posó sobre su miembro alzado y duro.

—Quiero que me folles —le dijo con su voz grave y sensual—. Hoy, mañana, pasado... y los días que vendrán.

Un cosquilleo recorrió el bajo vientre de Hal y le hizo estremecer suavemente. Aquellos ojos oscuros mirándolo de esa manera tan seductora lo volvían loco. Aún no entendía las palabras que le había dicho, pero la simple idea le gustó. Le haría lo que fuera el tiempo y los días que quisiera. Sabía que nunca se saciaría de un hombre como él.

Volvió a recargar su peso sobre Bruce, pero esta vez no se sujetó du sus muñecas, sino de su mano, entrelazando sus dedos a la vez que se apoyaba sobre las finas sábanas. Su diestra que había sido puesta sobre ese miembro duro, se dedicó a desabrochar el pantalón que tenía debajo y deslizó su mano por debajo de la prenda interior.

—Eso quería escuchar —musitó el Linterna sobre su boca y volvió al ataque por otro beso. Su mano comenzó a estimular aquel duro falo de arriba abajo, mientras su boca retomaba aquella fiereza con la que había iniciado el contacto. Dejó caer más su cuerpo sobre esas piernas entrelazadas y se frotó sobre la prenda del otro, dejando ver a la vez también su erección.

No te enamores de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora