Capítulo 11: Liberar Tensiones.

1.7K 131 60
                                    

Llegaron a la zona de un desierto. El lugar era literalmente un desierto. Arena para donde sea que miraras. Hal descendió hasta tocar el suelo y vio como el Batplane llegaba por detrás, levantando una cortina que revoloteaba para todos lados las partículas y complicaba la visibilidad. Aquel lugar parecía la nada misma, no daba sensación que hubiera vida ni siquiera a muchos metros a la distancia. ¿Habrían sido engañados? Esa era una posibilidad que no descartaban.

—"Parece que aquí no hay nada. No al menos visible" —dijo a Bruce con su comunicador e hizo señas hacia la arena, por debajo de él.

Hal bajó la vista y usó su anillo para escanear la zona. Descubrió una puerta secreta, oculta, y que se elevaba probablemente a petición de quién estuviera adentro. En seguida tomó un poco de distancia, creó una máquina excavadora y comenzó a retirar toda la arena de la zona para despejar el camino. Ante ellos se les reveló la entrada que permanecía escondida del mundo. Jordan no tenía idea de cómo algo así estaba allí y desde hacía cuánto, pero eso estaba por averiguar pronto. Sabiendo que debían investigar a fondo, utilizó la luz verde de su poder como un rayo láser, hizo un agujero a la puerta, y con galantería adelantó su mano para invitar al murciélago a que ingresara primero.

—Los hombres espeluznantes van primero. —Le sonrió y de inmediato se adentró con él—. Quizás te vea, se asuste y nos salvamos. —Mostró todos sus dientes en una sonrisa—. Nah, no creo, no solemos correr tanta suerte. —Chistó su lengua, necesitaba hablar y mantenerse distraído para olvidarse del dolor.

"¿Seres espeluznantes?", pesó Bruce. Le habían llamado muchas cosas, pero ¿Seres espeluznantes?

Batman ingresó por la trampilla hasta aquella instalación desértica. Empezó a escanear la zona. Las lentillas que llevaba en sus ojos estaban conectadas con la interfaz de su computadora así que tenía a su alcance toda la visión espectral. Nada. Ningún residuo ni rastro de tecnología, lo que hacía pensar que el parásito que había anidado en la mente de Superman lo había hecho mediante una conexión psiónica o mágica. Superman era más vulnerable a la segunda así que era la opción más probable. La luz del anillo resplandecía con fuerza para iluminarles el camino mientras iba adentrándose por el lugar. Jordan no percibía a nadie más que a ellos dos. Lo que sea que estuviera allí, parecía ya haberse marchado hacía tiempo.

—Esto también está desierto. No sé qué vino a hacer Superman aquí, no imagino que alguien pudiera estar habitando este lugar. La señal de energía muere justo aquí. Quizás la criatura descubrió mi cebo y se marcharon en cuanto Clark regresó... Anillo. —Lo nombro presentando su brazo en línea recta—. Haz un escaneo del lugar y busca ADN alienígenas.

—"Buscando ADN alienígena. Resultado encontrado. Primer ADN Kryptoniano confirmado. Segundo ADN Spellanitas confirmado" —habló el anillo en respuesta a la petición de Hal y su cara se frunció entre confundido y extrañado.

—Esto es raro y terrible. Los habitantes de ese Planeta son pacíficos, sólo hubo uno que... ¡Oh rayos! No puede ser, pero... —Se quedó pensando unos segundos.

—Hal, buscamos a un ser mágico originario de otro planeta, sin dudas. ¿Cuántas especies hay capaces de un control mental de este calibre? Uno que al parecer no come, ni duerme, ni tiene ninguna necesidad física, pues aquí no hay rastro de ello. —Continuó con su disertación y centró su mirada en el abdomen ajeno—. Tienes el cartílago de la última costilla desplazado. —Bruce le quitó el anillo al Linterna sin que éste se percatara, y cuando quiso darse cuenta, ya lucía su ropa de civil.

Los ojos de Hal lo miraron por un instante tratando de prestarle mejor atención y arrugó más su rostro denotando una completa falta de comprensión a eso último. Había escuchado a Bruce hablar sobre el análisis que había hecho al lugar y su conjetura, sumado a esa mención extraña de su costilla. En realidad, no le había entendido porque estaba perdido en sus pensamientos.

No te enamores de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora