Capítulo 22.

3.4K 161 6
                                    

Luna.

Abrí mis ojos hinchados, me ardían y me pesaban, no había dormido casi nada, además de que había pasado toda la noche llorando y pensando en lo que me había pasado. ¿Por qué a mí? ¿¡Por qué a mí me toco pasar por esto!?

Me dolía la cabeza y el resplandor del sol quemaba mis ojos, me levante con cuidado y mire a mí alrededor, pero no había nadie. No quería verle la cara, esa persona que creí que "cuidaba" de mí, me había traicionado, me había roto el corazón y ahora no creo que tenga algún reparo, solo estoy tratando de sobrevivir porque no tengo a donde más ir y de verdad lo quiero, lo quiero con mi alma, pero jamás le perdonaría esto que me hizo.

Me levante de la cama y salí afuera, tampoco había nadie, solo la sirvienta de Dominik, la cual al parecer ya tenía preparado un desayuno "especial" para mí, ordenado por Dominik.

—Gracias. —le dedique una sonrisa forzada. Aprovechare de que no estaba Dominik para poner algunas cosas en orden, empezando por mi cuarto, si Dominik quiera que esté aquí tendrá que aceptar todo lo que se me antoje.

Cambie las sabanas rosadas y quite la decoración de niña pequeña que tenía, mi ropa también y otras cosas, busque y re busque entre mis cosas, estaba tratando de encontrar mi teléfono, recordé que tenía uno hace un tiempo ya, no lo encontraba hasta que busque en algunas cosas viejas que tenía en mi habitación, y allí en medio de un desorden encontré mi teléfono, tenía algunos rayones y estaba sucio, lo limpio e intente prenderlo, cuando observe la manzana mordida en la pantalla de mi I pone me alegre, espere un momento y comenzó a conectarse y estar todo a la normalidad, mensaje tras mensaje comenzaron a llegar, iba recordando a cada uno de mis amigos, ¡Todo lo que me hubiera ahorrado si le hubiera dicho que "sí" a Jack! Pero no, a mí me gusto lo indebido, lo que posiblemente me traería problemas, el simple hecho de saber es o me hacía sentir más atracción hacia Dominik.

Demasiadas llamadas perdidas, demasiados mensajes, abrí cada uno preguntando por mí y con mensajes de "¿estás bien?" Abrí los mensajes de Jack, donde me decía que había ido a mi casa y porque había actuado tan raro.

Yo: .... No te preocupes 

Creí que Jack demoraría en responder, pero no.

Jack: Oh, ¡Dios mío! Gracias a Dios, creí que nunca más volvería a saber de ti.

Yo: No exageres, es una larga historia...

Jack: ¡No se diga más! ¿Podemos vernos? Por favor, necesito comprobar con mis propios ojos de que estas bien.

Dominik antes me había prohibido salir sin avisarle... pero ¿Qué más da? Ahora no quiero seguir con ese estúpido juego, saldré con Jack.

Yo: Sí, ¿puedes hoy?

Jack: ¡Sí!, ¿nos vemos en el Starbucks?

Yo: Bueno, estaré ahí antes de las cinco.

Jack: Ahí nos veremos.

Tenía tres horas para responder mensajes con emojis de sonrisas, no podía pasar más de cinco minutos sin que mis ojos se cristalizaran y me sintiera la persona más sola de este planeta, la más desubicada, la más desafortunada y estúpida.

Las tres horas se pasaron rápido, me puse unos jeans y una camiseta negra con unas converse viejas que encontré, no sabía por dónde meterme para llegar al Starbucks, camine hasta encontrar a un grupo de personas que me parecían confiables, me dieron unas cuentas indicaciones y mientras más caminaba más recordaba la ruta. Cuando ya sentí que me estaba sofocando vi la tienda de Starbucks, dude en entrar por unos minutos pero lo hice.

I will be your daddy (Dylan O'brien)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora